El marranillo de San Antón

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El marranillo de San Antón (Mengíbar)

Hubo en el pueblo en un tiempo una manada de marranos que se llamó (La Manada de la Vez). Esta manada, era que el pueblo la componía. Por entonces muchas familias tenían su marranillo. Un hombre se dedicaba a esto, era su medio de vida, por un tanto que cobraba por cada marrano, de aquél que quería echar su marrano a la manada. Este hombre todas las mañanas paseaba las calles con su silbato, haciéndolo sonar, que los vecinos al oírlo, sacaban su marranillo que se incorporaba a la manada. Cuando los recogía a todos, se iba al campo con ellos y los tenía todo el día comiendo hierba. Este era el sentido de echarlos a la manada, para ahorrarse el pienso. Por la tarde con poquito sol, quiero decir a última hora, volvían al pueblo, andaban las calles para dejar a cada uno en su casa, cosa que el marrano sabía, pues al pasar por su puerta se salía de la manada y se metía en su casa. En esta manada había un marrano que no pagaba, y es que no era de nadie. ¿O si era? Era de San Antón. Naturalmente de la Cofradía. Este hombre, el porquero, consentía llevarlo en la manada sin cobrar nada, por ser de San Antón. Por aquello de que San Antón, es el Benefactor de los animales. La manada de la vez, tenía lugar cuando había hierba en el campo, y hasta después de que se acabaran los rastrojos, Después cuando se aproximaba el tiempo de las matanzas, había que engordarlos con pienso. Cada familia engordaba el suyo, unos para venderlo, y otros para matarlo. El marrano de San Antón, cuando dejaban de ir al campo se quedaba solo, pero en la calle deambulando para arriba y para abajo, pero al contrario de lo que cualquiera pueda pensar, le sobraba la comida, porque todo el mundo le echaba algo, por donde quiera que iba. De ahí el dicho de “estas como el marrano de San Antón”. Cuando alguien va recibiendo cosas por donde pasa. ¡Una costumbre que se perdió como tantas cosas!

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