Gastronomía:Tradicional de Torreblascopedro

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Cuenta Torreblascopedro con una cocina tradicional de las denominadas de campiña donde se exaltan todos los tipos de pipirranas vegetales, máxime cuando cuenta en su término municipal con el poblado de colonización de Campillo del Río, en cuyas fértiles tierras se producen espárragos blancos y pimientos del piquillo, tan apreciados ambos por los buenos aficionados a la buena mesa.

Pero no se ve esta villa privada de sus guisos antiguos, algunos de ellos unidos a las grandes celebraciones sociales, como las bodas de antaño en las cuales a los invitados se les agasajaba con un “pollo en pepitoria” y cuyo caldo era conocido por los torreños como “sopa de boda”.

Aun se siguen llevando a cabo en esta villa las tradicionales matanzas del cerdo, de cuyas viandas sobresale en Torreblascopedro el “lomo de orza”, y donde junto a él se adoban también sus costillas y la papada del marrano, conservándose, una vez pasado todo por la sartén para “marearlo en aceite”, en manteca para ser consumidas durante todo el año.

La comida tradicional de los torreños, gente eminentemente agrícola, estaba compuesta por un desayuno de “gachamiga”, guiso éste elaborado con harina, patatas y aceite de oliva, y cuyos ingredientes han de voltearse con destreza por el guisandero en la misma sartén hasta conseguir una torta de textura homogénea. Del mediodía eran propias las “pipirranas” o los “gazpachos” que se solían tomar a pie de tajo según fuera la temporada, dejando para la tarde-noche, cuando se retornaba a la casa con las sobras del tocino, un guiso elaborado precisamente con esas sobras de varios días, que una vez fritas y aderezadas con tomate, daban lugar a la denominada “ropa vieja”.

Propio de los guisos de Semana Santa, como en otros tantos lugares, es el bacalao, que aquí puede prepararse frito, en albóndigas o dándole contenido culinario y gastronómico al tradicional “bacalao encebollado”. Propias de esas fechas son también las llamadas “tortas dormidas”, llamadas así por dejarse reposar su masa durante un día entero hasta que la levadura las hacía “despertar” cuando fermentaba en ellas. En la cocina torreña de Semana Santa también nos encontramos con los “hornazos” –masa de pan cocida que lleva en su interior un huevo duro– y los “ochíos”, elaborados con la misma masa de los hornazos a la que se le añade azúcar.

De la repostería tradicional torreña dignas de mención son las “tortas de bizcochos” y las “magdalenas caseras”, o los llamados “mostachones”, o un dulce antiguo en el que se adivinan raíces moriscas como es el caso del llamado “bizcocho cuajado”, que cuenta entre sus ingredientes con almendras, huevo y azúcar.

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