Jamón incorrupto de Taberna Casa Gorrión.
El relato se remonta al año mil novecientos dieciocho y se basa en una verdadera historia de amor cuyo protagonista es un jamón, si si, a un jamón, pero un jamón muy especial para el tabernero de este establecimiento. Su nombre era José María López Cruz, fundador de la misma, en noviembre de 1888. Como era conocido con el mote de “Gorrión”, pronto quedó bautizada su taberna, para sus parroquianos del barrio de la Catedral.
Este jiennense alternaba su profesión de bedel del antiguo instituto de la calle Compañía con el de tabernero, y era conocida su sabiduría o listeza en el juego de los naipes, pues, "sabía más que los gorriones". 101 años de la taberna el Gorrión
Acababa de terminar la primera guerra mundial y visitaron la taberna "Casa Gorrión" de Jaén, un grupo de extranjeros entre los que figuraba un buen amigo del propietario de la taberna. En el grupo destacaba sobremanera la presencia de una mujer, de la que el buen señor que regentaba la taberna quedó prendado e hipnotizado por su belleza. La ninfa era rubia, no muy alta, pero esbelta y con unos ojos azules que penetraban la mirada del que osara cruzarse en ella.
El amigo le pidió que los atendiera en un discreto lugar del local. Por ello se los bajó a la bodega donde se respiraba ese aroma típico de un lugar de esas características.
El tabernero estaba con la garganta seca y hecha un nudo, y tuvo que esforzarse tremendamente para soportar la situación creada. La mujer se dio cuenta como es normal, dado el rostro del señor y sonriendo bajó la mirada y le liberó para que pudiera servirles lo que le habían encargado.
Estuvieron más de dos horas charlando y compartiendo experiencias a media voz y, en una de las veces que bajó para interesarse por si necesitaban algo más, ella con una voz entrecortada y chapurreando nuestro idioma se dirigió a él, mientras se señalaba una mancha muy aparente de grasa a la altura del pecho derecho. Procedía de "la pata de cerdo" que colgaba sobre el techo. El señor tabernero no supo como reaccionar y con la mirada cómplice de su amigo, la cual le hacía llegar que no se preocupara, se prestó a ofrecerle su vivienda de arriba para quitar la mancha. La mujer al no entender por temas idiomáticos lo que le quería decir, esperó a que un compañero se lo tradujera. Instantes después, sonrió, se levantó de su asiento y mirándole a los ojos como sólo ella sabía hacerlo, comenzó a subir escalones arriba dirección a la casa.
Una vez allí la dama se sentó donde se le indicó y tras buscar el hombre el quitamanchas y el cepillo de la ropa, se lo ofreció para que procediera a su limpieza. Ante el estupor del tabernero, la mujer le indicó que fuera el quién lo aplicara sobre la mancha. La mujer sonrió al ver la cara de vergüenza del hombre y le dijo con su sonrisa embaucadora que no lo dudara y procediera a frotar el tejido manchado. De ese modo comenzó tembloroso a limpiar la tela sobre su pecho que palpitaba tembloroso y acompasado. Le echó un poco de talco para que secara y se pudiera a continuación cepillar.
La siguiente reacción de la joven fue levantarse y acercándose al hombre, alargó sus manos a su cuello y con su cara sobre la de el le susurró: - Eres muy guapo - y le besó en los labios.
Cuando el hombre reaccionó y volvió en si, la mujer ya había bajado a la bodega junto a sus amigos.
Descendió el dueño hasta la bodega para darle el cepillo a su amigo (para cuando se secara la mancha) y al elevar su vista y ver ese jamón colgado y chorreando esa grasa que le había transportado de su cotidianidad a un sueño fantástico, le lanzó la mirada más agradecida que nunca nadie pudiera imaginar.
Algunos días después descubrió mediante su amigo, que esa hermosa mujer era una princesa rusa que pasó por Jaén, dirección Cádiz, desde dónde partiría rumbo a los Estados Unidos.
El efecto inmediato de nuestro protagonista fue el indulto de esa pata para el resto de los días, y allí se puede contemplar a día de hoy en una vitrina como el mayor de los tesoros.
Localización
Enlaces
Para mayor información se puede consultar la página web del establecimiento aquíPrincipales editores del artículo
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