Lo que va de ayer a hoy en Mengíbar
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En mi pueblo, como en cualquier otro, el desarrollo ha llegado, ha crecido como poco, el doble, ha mejorado sus calles y plazas, y hasta tiene jardines.
Considero que eso es bueno, que el avance no pare, se ha dotado de más servicios y eso es bueno para la gente, de lo que no estoy seguro, si ustedes me van a comprender. Yo ya soy mayor, y apesar mío, siento como nostalgia de que las calles no sean las mismas, me refiero a las antiguas, que aunque lo siguen siendo, no así la gente, y los edificios han cambiado esas calles por las que tanto he jugado, y me han visto crecer, me resultan muy extrañas.
También la añoranza me embarga, /no lo puedo remediar/ el terreno ocupado con nuevas edificaciones, con largas calles en esos terrenos, es donde estaban las eras donde se trillaban las mieses, donde jugabamos a la pelota los niños, e incluso, terrenos de labor.
Sé que todo eso es bueno, pero no puedo evitar esa morriña que siento.
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