Fiesta de San Antón (Santo Tomé)

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El 17 de enero se celebra la festividad de San Antón. Una tradición que últimamente se está recuperando en muchos pueblos de la provincia.

La víspera, es decir el día 16 de enero, los chiquillos, más como excusa para estar el día fuera de la casa y por la noche por alargar la hora de irse a dormir, son los encargados de recoger tablones, leña, muebles viejos, e ir acumulándolos en el lugar que se encenderá la hoguera por la noche, aunque algunos también empiezan varios días antes. Se encienden la hoguera en las plazoletas o en el cruce de calles y al calor se congregan los vecinos para pasar un rato agradable, si el tiempo no lo impide, asar algunos embutidos, degustar un vino, contar anécdotas y cantar, y en la madrugada, para los que no tienen que madrugar para ir al trabajo, llega el aguardiente. Los más atrevidos saltan la hoguera cuando ya ha menguado algo o el vino ha calentado un poco el ánimo.

Con esta hoguera se quiere pedir al santo que libre de epidemias y enfermedades a los animales, ya que es su santo protector. De hecho a San Antón se le representa con un cerdo al lado. Fue un santo, de los primeros siglos del cristianismo, que lo vendió todo para darle el dinero a los pobres.

Esa misma noche se celebra la Carrera Urbana Internacional Noche de San Antón, de fama internacional, en la que los corredores participan animados por todos los jiennenses, que portan antorchas, especialmente en el tramo final, a su llegada a la avenida de Andalucía (información extraida de Fiestas de San Antón).

Origen

Parece ser que el origen de esta tradición se remonta al año 1089, cuando una enfermedad asoló el territorio francés. Aparecían unas manchas en la piel de las personas, que parecían quemaduras, luego se ponía negra y finalmente la persona fallecía. Algunas personas que sufrían esta enfermedad se encomendaron a San Antón y sanaron. En agradecimiento fundaron la Orden de San Antón para cuidar a enfermos incurables, y como no tenían dinero suficiente para ir sufragando los gastos, se les ocurrió la idea de recaudar fondos rifando un cerdo. Este cerdo era soltado por las calles y la gente le daba de comer al saber que la causa era para una obra benéfica.

Esta es la razón de que los labradores y ganaderos tomasen como patrón de los animales domésticos a este santo, y se estableció la costumbre de hacer hogueras en la víspera de su festividad.

En Santo Tomé también existió esta costumbre. El cerdo, mejor dicho, el lechón, era donado por alguna familia que tenía promesa, se incorporaba a una de las piaras de las que había en el pueblo, y cuando por la noche regresaban, este recorría las calles y se metía en alguna casa, donde se le daba de comer y cobijo. Al día siguiente se le incorporaba otra vez a la piara. Y así hasta que llegaba la víspera de San Antón.

Dicen que hasta San Antón pascuas son, y que hubo seis cosas en la boda de Antón: cerdo, cochino, puerco, marrano, guarro y lechón.





GASTRONOMÍA

El avance del progreso está acabando con las diferencias gastronómicas de los pueblos, unificando la alimentación a base de alimentos congelados y precocinados, por lo que hay que remontarse varios lustros para encontrar una gastronomía típicamente local. En su tiempo se hacía acopio de verduras, frutas y hortalizas para autoabastecerse durante el resto del año de todo lo que se producía en la huerta, y se hacían conservas de tomates, pimientos, ciruelas, melocotones; uvas en aguardiente; pepinillos, pimientos, guindillas y habicholones en vinagrillo; uvas pasas; tomates partidos y puestos a secar al sol, al igual que las ciruelas y los higos; ristras de pimientos y de ajos, etc. Como platos típicos cabe destacar los talarines con guícanos (tallarines con níscalos) y liebre; ajoharina con patatas, garbanzos y guíscanos; el rinrán, que es puré de patatas con pimientos secos, acompañado de aceitunas y trozos de bacalao; migas de harina acompañadas de aceitunas partidas o enteras, de pimientos secos fritos, de tocinillos, cortezas fritas, uvas, melón etc., y en el caso improbable de que sobren migas, se les echa un chorreón de vino (migas canas) y se acaban pronto; tortillas de espárragos y de cubiletes, etc. Como productos característicos derivados de la matanza: el "sangrigordo", la morcilla negra y la morcilla blanca, el salchichón, etc.; en repostería: roscos de baño, de anís, de aceite y de manteca; tortas de manteca, de aceite, de chicharrones y de garbanzos; bollos de aceite, y ocupando un lugar destacando los famosos "sobaos", que aún se siguen haciendo.

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