Fortaleza de la Mota (Alcalá la Real)
El Castillo o Fortaleza de la Mota está situada en el municipio jiennese de Alcalá la Real.
Declarado Monumento Nacional desde el año 1913, su construcción data del del siglo XVII y está situada a 1.033 metros de altitud.
Presenta dos zonas bien diferenciadas: la Iglesia y la Fortaleza.
La Fortaleza fue núcleo de varios anillos amurallados, contaba con siete puertas, entre ellas, la Puerta de la Imagen y la Puerta de la Cárcel que fue dañada por la explosión de un polvorín durante la dominación francesa.
La Iglesia Abacial de Santa María la Mayor, fue primitivamente un templo gótico y luego renacentista.
Ver artículo: Iglesia de Santa María la Mayor.
La Alcazaba se encuentra situada en la parte más alta del recinto, y cuenta con tres torres: la del Homenaje, la de la Vela o Campana y la Mocha.
Leyendas
La mora y el cristiano
La leyenda cuenta que en el siglo XVII los árabes tenían en su posesión la Fortaleza de la Mota, los cristianos querían la conquistar y para ello envenenaron los pozos para que los árabes se rindieran o murieran ante la escasez de agua.
Para suplir esta escasez de agua, de noche salía del castillo “Cava”, una muchacha de belleza sin igual, vestía una túnica de seda de color violeta, velo de gasa del mismo color cubriendo el negro pelo y el rostro. En el valle había una fuente, que estaba vigilada por un soldado cristiano.
La mora “Cava”, con lágrimas en los ojos, le contó el primer día que su madre agonizaba, que tenía los labios secos y que necesitaba subir con el cántaro lleno. El joven soldado, al observar la pena de “Cava”, se emocionó y como la morita tenía unos ojos enormes sobretodo cuando se inundaban de lágrimas y que a la luz de la luna parecían más hermosos, quedó prendado y le dijo:
“Para cobrarme el favor
el velo te has de quitar
y descubrir la belleza
que debajo seguro está”.
A partir de aquel día, “Cava” bajaba a por agua y según pasaban los días, las horas se hacían eternas ansiando llegase la noche para ver a aquel apuesto Capitán que la dejaba coger el preciado líquido y que poco a poco, se fue apoderando de su corazón.
El la esperaba sentando al borde de la fuente dejando el caballo atado a un milenario álamo blanco y la mirada puesta en el sendero que hacía descender a la bonita mora. Todos los días compartían su amor presintiendo que este duraría por poco tiempo, ya que en el momento en que “Tayre” su padre volviera del último viaje que emprendió y se enterase, lo prohibiria. Siempre había dicho: “¡Antes muertos, que en manos de los cristianos, por Alá que lo juro!”. Pasaron los días y la madre murió, pero “Cava”, siguió viendo a su Capitán.
Su padre regresó y se enteró de lo ocurrido, la amenazó con matarla si volvía a ver al cristiano, culpándola de la muerte de la madre. La pena de la mora “Cava”, cada día era mas grande y la desesperanza del Capitán aumentaba noche tras noche. Una madrugada de luna llena, “Cava” se escapa del Castillo, y va al encuentro de su amado capitán. Allí, bajo la luz de la luna estaba “Cava” tan hermosa como siempre, aunque con una tristeza enorme reflejada en sus ojos. Advierte a su amado Capitán del peligro que corrían. En ese mismo instante, se escucha un tropel y aparece “Tayre”con un arma en la mano. Enfurecido y enloquecido, se precipita sobre el cuerpo de su hija “Cava” y atraviesa su corazón con una fría daga. “Cava”, se desploma a los pies de su Capitán se diciendo:
“El amor me trajo,
el amor me lleva.
No pequé padre mío,
¡Por mi madre y por Alá!,
sólo conocí un sentimiento,
que no comenta…
ni de donde viene,
ni adonde va.
De esta manera, quedó bautizada “La Fuente de la Mora”, donde “Cava”, entregó todo su amor y también su vida.
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