¿Por qué tenemos nuestra Virgen?(Lupión)
Cuenta la tradición que algunos años después de ser reconquistada la ciudad de Baeza por Fernando III El Santo, el Lugar de Lupión con su torreón árabe, era una fortaleza adelantada de la antedicha ciudad; alrededor de su histórico fuerte desde el cual las huestes moras hostilizaron a nuestros cruzados de la reconquista, se formó un pequeño caserío que dio origen a este pueblo. Unos vecinos del mismo que se encontraban cortando leña en el sitio denominado “El Lorite”, Lugar pintoresco perteneciente a este término municipal y enclavado en el límite del de Baeza, al dar golpes sobre uno de los árboles que cortaban vieron con sorpresa que el tronco del mismo se abría con facilidad dejando ver poco a poco la imagen de la Virgen; recogieron con cuidado tan sagrada reliquia dando cuenta del hallazgo al vecindario y autoridad que en el Lugar de Lupión existia. Pronto se divulgó la noticia de la aparición, llegando a enterarse las autoridades de la ciudad de Baeza, las cuales trataron de trasladar la aparecida imagen a dicha ciudad, para lo cual mandaron una comisión que se hiciese cargo de la misma.
Los tradicionales relatos mil veces oídos de nuestros abuelos al calor de la lumbre en las largas y crudas noches invernales que hemos escuchado sin pestañear lo mismo que ellos los escucharos de nuestros antepasados e igual que nosotros en un mañana lejano haremos escuchar, nos enseñaron a creer en la grandiosidad de aquel milagro. Sí, milagro, porque no puede llamarse otra cosa la que nuestra intercesora hiciera por quedarse con nosotros para bien de nuestro pueblo.
Y fue, que al intentar despojarnos de la sagrada imagen, se le hizo tan pesada a la numerosa comisión, que entre todos no pudieron ni moverla del sitio en que el leñador la colocara: al ver esto unos vecinos del Lugar de Lupión que presentes se hallaban, cogieron la imagen transportándola con facilidad a nuestro pueblo en medio del asombro y admiración de los baezanos, que al ver el milagro, desistieron de su propósito.
Desde esta fecha, la fé de los Lupionenses a su Virgen renació y fue creciendo día por día no dejando por tanto de celebrar anualmente fiestas en honor de su excelsa patrona la Santísima Virgen del Lorite.
Nuestra señora, que nunca se cansó de hacer bien a los fieles e interceder por ellos ante Dios Nuestro Señor, mas de un año en que en este pueblo agricultor se vieron las cosechas amenazadas a perderse por la sequía, bastábale a sus vecinos acudir al templo a pedirle la lluvia con fervor o en solemne procesión sacarla para que con su dulce mirada bendijera los campos secos por la sed, y entonces nuestras preces eran oídas y nuestro terruño beneficiado por el agua que su hijo Nuestro Señor nos enviaba por mediación suya. Uno de estos años en agradecimiento a los innumerables beneficios recibidos por ella, el Alcalde que en aquellas fechas actuaba, le ofrendó el bastón de mando que desde entonces llevó en sus benditas manos.
Quien alguna vez haya leído relatos sobre apariciones de la Virgen, observará que este relato es similar en el fondo a otros; sobre todo, lo referente a la aparición inesperada de la imagen. A parte del lógico adorno de la situación en cada caso, si es cierto que muchas de apariciones de imágenes de Vírgenes o de otras devociones después de la reconquista son completamente ciertas, sin entrar en la veracidad o no de que se les considerasen milagros.