Ajuar de las novias (Rus)
Ajuar de las Novias
Antiguamente, en nuestro pueblo, había una costumbre que consistía en prepararle el ajuar a las novias, y entre ese ajuar, se encontraba el dormitorio y todo lo necesario para que esta habitación estuviera completa. Uno de los muebles fundamentales, es la cama con todos sus elementos: sabanas, almohada, funda de almohada, colchón, funda de colchón, mantas y colcha.
Era costumbre que las novias supieran bordar y ellas mismas se preparaban sus sábanas con distintos y bonitos bordados, vistosos hilos y distintos colores de sabanas. A las novias que no sabían bordar, normalmente se las bordaban algunas amigas o familiares cercanos, o bien se las encargaban a profesionales del bordado (mujeres del pueblo que se dedicaban a confeccionar el ajuar a la novias).
Una arraígada costumbre por aquellos años en Andalucía, era la confección de colchones de lana, les hablo de los años 60 y 70. Para confeccionar aquellos colchones, a la novia se le regalaba un número de kilos de lana, los suficientes como para llenar colchón y almohada.
Preparar la lana, era todo un ritual, que empezaba por el lavado de dicha lana. Una vez lavada, se secaba y se recogía. Este proceso entretenía, primero a los familiares en particular a las hermanas, y luego a las amigas. Se alquilaba el lavadero, normalmente áquel que la familia tenía por costumbre acudir para lavar. Aquí en nuestro pueblo, había tres lavaderos públicos, el de "El Chilancón", el de "la Huerta Gorico" (ese nombre era una forma de referirnos a la Huerta de Gregorico), y el de "el Huerto de la Pulpilla".
Cuando la lana ya estaba seca, la novia invitaba a todas sus amigas y a la familia más allegada para, entre todas, proceder a "abrir la lana", que consistía en coger los "voyuscones", (trozos de lana en forma de pegotes) y separarlos lo maxímo posible sin que se rompiera dicho voyuscón. De ésta forma, al rematar de abrir todos los voyuscones, colchón quedara totalmente mullido.
Lo bonito de toda esta historia, era el ceremonial que se hacía entorno a la apertura de la lana. Lla novia preparaba una buena remesa de dulces y de licores, que normalmente eran caseros, y se entraba en las tertulias rutinarias de nuestro pueblo, se contaban chistes, se recitaban poesías, se contaban cuentos, y en especial, nuestros padres y abuelos, nos contaban las aventuras y desventuras que les habían pasado a ellos o que habían pasado en el pueblo, historias de miedo (que a los mas jóvenes nos ponían los pelos de punta y luego no podíamos dormir), y toda una tradición oral que pasaba de boca en boca.
Citaciones del Autór
He querido plasmar en este escrito los usos y costumbres que teníamos los/as Andaluces/as en aquellos años, para que las nuevas generaciones sepan de ellos/as, el grado de amistad que existía entonces y que tanto echamos ahora de menos en nuestros días.
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