Anexo:Saludos del Parroco (Peal de Becerro)
Saludo del Párroco 2009
Queridos cristianos y amigos todos de Peal de Becerro:
Se acercan ya los días santos de la Pasión salvadora de Cristo y de su gloriosa Resurrección; los cristianos, un año más, recorremos con Jesús un camino de renovación. Con él, entraremos en Jerusalén. Veremos cómo lava los pies a sus discípulos. Recibiremos de él el memorial de su muerte. Con Pedro le seguiremos de lejos en su pasión. Adoraremos el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la Salvación del mundo. Y, en la noche más santa, con Jesús, reviviremos el paso del Mar Rojo del bautismo, guiados por él mismo, la <columna de fuego> que va delante de nosotros. Con Jesucristo seremos sepultados (él en el sepulcro, nosotros en el agua); con él; el resucitado de entre los muertos, emprenderemos una nueva vida.
Desde esa luz que debe iluminar nuestras vidas y orientar todo lo que somos y hacemos, los cristianos hemos de reivindicar un modo propio de vivir la Semana Santa. Ese modo propio del cristiano empieza por su propia vida: días de vivir la fe en la familia, de meditar la Palabra de Dios, de orar, no sólo en el templo, támbien en casa, de unirse al ambiente penitencial de toda la iglesia mediante el ayuno y la abstinencia, de reconciliarse con Dios en el Sacramento de la Penitencia y también con los hermanos crucificando y enterrando viejas rencillas y dando paso a una vida nueva más humana y fraternal.
Pero no sólo somos cristianos en nuestra vida personal y particular: ante todo somos comunidad. Por eso el modo propio de vivir la Semana Santa de un cristiano se manifiesta también y sobre todo en la participación en las celebraciones litúrgicas, donde se actualiza y se vive en presente el Misterio Redentor de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo; y en las procesiones, donde el cristiano nunca puede ser mero espectador que se quede en la simple admiración de un rito folclórico o cultural bien hecho, o en el peor de los casos en la crítica de lo que no comparte pero tampoco es capaz de cambiar con su colaboración. El cristiano en la procesión es un penitente que se une al misterio que representa el paso que se procesiona, que dá testimonio de su fé públicamente en la calle participando en la procesión en silencio respetuoso y oración meditativa, que colabora, en definitiva, para que la procesión no sólo sea "bonita", sino ante todo, manifestación de fé.
Quiero aprovechar la ocasión de manifestar públicamente mi agradecimiento y apoyo incondicional a tantas personas, conocidas o anónimas, que con su trabajo y dedicación, incluso a costa de su tiempo libre o su vida familiar, hacen posible que los demás podamos vivir adecuadamente estos días dentro y fuera del templo. Para esas personas todo mi cariño, el respeto, la comprensión y el apoyo de todos los hombres y mujeres de Peal.
Quiero terminar este saludo recordando que el día más importante de toda la Semana Santa es la Noche Santísima de la Resurrección del Señor en el tránsito del Sábado al Domingo; sin ella nada de lo hecho los días anteriores tendría sentido: la muerte no tiene valor si no da como resultado la Vida. Por eso os invito a participar de la Vigilia Pascual como culmen de todo lo vivido durante los Días Santos, y a hacerlo con el corazón renovado, muriendo al pecado y resucitando a nueva vida, para lo cual se nos ofrecerá la posibilidad del Sacramento de la Reconciliación el jueves, día 2 de abril a las 8:30 de la tarde.
Con mi saludo bendición, vuestro Párroco y amigo, Agustín.
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- Fátima (Discusión |contribuciones) [1]