La mora del Castillo de Arenas

De Jaenpedia
Saltar a: navegación, buscar

LA MORA DEL CASTILLO DE ARENAS

A continuación cuento la historia de una leyenda que se comenta desde hace tiempo en el municipio, habla de una mora que vivía en el Castillo de Arenas y decía algo así:

Al último alcaide del castillo de Arenas le fue a este donado por méritos en las contiendas, Se llamaba Francisco Fonseca, éste se sentaba en lo alto de la puerta del castillo y desde allí oteaba el horizonte.

Un buen día vio a una mora con un cántaro y se preguntó ¿pero si ya no hay moros en Arenas que hace ésta mora aquí?, viéndola más días decidió esconderse para poder hablar con ella, la vio venir y se mantuvo escondido, era muy bella, entonces le salió al paso, ésta se asustó, corrió y desapareció como un relámpago.

A otro día se escondió él más abajo y la vio venir e hizo lo mismo, le salió al encuentro de frente, ésta al verlo desapareció otra vez, entonces se trazó un plan, la seguiría a escondidas hasta ver donde iba. Ésta llenó de agua el cántaro y un poco más allá se metió en una cueva.

Ésta cueva tenía estalactitas y estalagmitas. Conducía por una galería que daba al mismo sitio de salida del castillo, ella bajaba al descubierto pero para subir se internaba en la cueva con una antorcha subió al castillo.

Entonces el alcaide se ideó un plan para poder pararla y así verla y declararle su amor, pues se había enamorado de la bella mora.

Una vez que ella se metió en la cueva , el dinamitó la entrada cuando calculó que ella estaría ya en el castillo de Arenas.

A otro día la esperó a que bajara y no bajó, ya no la vio más. Entonces la buscó por todos sitios, por cuevas y torres, sin encontrarla, lleno de pena su cabeza empezó a farear, sus servidores avisaron a sus familiares que estaban en un pueblo próximo a Jaén, vinieron y con una estratagema de que la mora estaba preguntando por él, se lo pudieron llevar. Pero allí en el castillo surgió un encantamiento, de noche allí no se podía estar, se sentían los llantos de la mora y los suspiros estremecedores del alcaide.

Principales editores del artículo

Valora este artículo

1.0/5 (1 voto)