Celebración de San Sebastián
La celebración de los rituales alrededor de la advocación de San Sebastián el día 20 de Enero se viene realizando en Santisteban desde tiempos inmemoriales.
Según la tradición en una de las últimas casas de la calle San Sebastián, en el Barrio de Farrabullana, el más antiguo de la ciudad, concretamente en un pozo del patio, apareció una imagen que representaba el martirio de San Sebastián, esta se intentó depositar en la iglesia Parroquial de San Esteban, pero con poca eficacia, ya que según cuenta la tradición, la imagen volvía a aparecer en el mismo sitio, de esta forma se decidió que la imagen descansara para siempre en este domicilio. Los dueños, asumieron la tarea de honrar al santo dedicándole un altar en una habitación de la casa, estableciendo la condición de que cualquiera que en el futuro viviera en la casa tendría que continuar con la tradición.
Según la historia, está constatada la existencia en esa misma manzana de una ermita dedicada al santo. La ubicación queda constatada en los estatutos de la Cofradía de la Virgen del Collado, del siglo XVI, según los cuales esta pequeña iglesia era el punto de reunión de los cofrades de vuelta de celebrar los cultos de la Virgen de la Estrella del pueblo vecino de Navas de San Juan, unidas en ese tiempo. En esta ermita de San Sebastián se reunían para emprender todos juntos el regreso a la sede de la Patrona en el Santuario de Santa María del Collado.
Está también demostrada la existencia de una cofradía de San Sebastián que mantenía el culto al santo hasta los años 50, y sufragaba los gastos que acarreaba este culto.
Después de esta fecha el Ayuntamiento asumió el gasto de esta celebración, que se viene celebrando la noche del 19 al 20 de Enero, día de la onomástica del Santo.
Los rituales, entre paganos y religiosos consiste en juntarse todo el pueblo alrededor de una fogata a base de ramón de olivo, y la visita obligada al Santo que actualmente reside en el salón principal de la familia formada por Catalina Pozo y Francisco Moreno y sus hijos, quienes obsequian al personal con dulces y café calentito. A la reunión acude también la banda Municipal de música que ameniza la velada, que dura hasta que las brasas se extinguen con el alba. En resumen una de tantas celebraciones andaluzas, alrededor del fuego, cristianas pero basadas en rituales anteriores al cristianismo.