El marranillo del Sr. Cura

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Hace poco en la feria San Lucas

vide una cosa mu graciosa

que a un jaenero mu sabeor

le vendieron una burra coja


Y me acuerdo lo que le pasó

en Marmolejo a un viejo cura

que le vendieron un marranillo

máh negro que la amargura.


Al agüelo inocente le digeron:

Por San Martín los tiene curaos

que naide vea esos jamones

porque los tiene en ná ventilaos.


Y el cura puso al marranillo

en una cajeta detrás el altar

y mandó al monaguillo le hiciera

una hijaera debajo el parral.


  • Pero este tuvo que advertir algo raro en el animal, porque le habla con retranca y con intención de enritar al cura:


Pero...padre ¿pa que quiere una hijaera?

esa cosa tan fea y a rajas

que paece una paé pintarrajeá

o las arrugas y ojeras de mi mama.


  • Ante aquella pregunta tan poco elegante, el cura se metió las manos bajo en los bolsillos de la sotana para evitar el meterle un coscorrón al zagal, de esos que hacen un buen chichón, así que respirando debido a su santa e infinita paciencia le responde de forma algo despectiva:


Pero...¡que dices so vacín atontao¡

le respondió con aquella malafollá

¡yo me crié guardando animales

y tu de marranos no sabes ná¡.


  • El niño es que no daba su brazo a torcer ni a la de tres,un buen candidato a salir de la sacristía con un buen pescozón.


Mirusté de marranos sabrá muncho...

el chavea le dice con algo de guasa

pero el marrano está más repintao...

que el zaguán de mi casa.


  • Y el cura, cada vez más para arriba elevándose a los altares de perder la paciencia.


So tío vacín ,peazao esmamparao

no ves que es negro y entrepelao

pata negra una joya, cojollos

que su jamón tú nunca has catao.


El cura no sacaba las manos

por si se le escapaba una guantá

y el chavea miraba la puerta

por si tenía que escapar.


  • No se amilanaba tan así el niño, que le responde al viejo de la sotana:


No he visto nunca un marrano

que al engordar suelte pintura

como siga de esa manera engordando

verá que no es una chominaúra.


  • Pero tuvo eso que se llama el soplo de la inspiración divina, porque se sentó en una silla baja se caló las gafas y cogió al cerdillo en el regazo, comenzó a mirarlo con detalle.


El viejo muy mosca le rascaba

en la pancilla,rabo y orejas

se le esconchaba allí el cerdo

como la cal de paeres viejas.

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