Fiestas:Cárcheles
FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS DE CARCHELEJO
“LA EMBAJADA”
1ª Parte
(El Rey Moro y el Embajador del Rey Cristiano, a pie, comienzan el diálogo.
El Rey Moro se sitúa junto al castillo y el Embajador Cristiano frente al mismo).
- Moro:
¡Oh cómo espera impaciente
el valor la campaña,
deleitándose en la hazaña,
que juzga lograr valiente!
Bien el cristiano vengó
el arrojo que logré,
pues si a sus puertas toqué,
dentro de esta plaza entró.
Un rótulo puse osado
en el regio pabellón,
y él con más admiración,
puso otro en lo más sagrado.
Yo en nombre por quien lo hacía,
callé librándome huyendo,
mas él, mi intención descubriendo,
dice que fue por María.
Sólo el nombre perdió,
con claras letras escrito,
y con exceso infinito
dama y prenda perdí yo.
Cuando llego a imaginar
con gran afrenta el valor,
quisiera con mi furor
¡cielos y Tierra abrasar!
¡ Celima, que es sol robado
por un infame español,
robaríale al cielo el sol,
si falta el sol de esta plaza!
Por vengarme en desafío,
hice ultrajar ese Nombre,
es fuerza, salga si es hombre,
a vengar por él su brío.
¡Cristiano, tal fe es que en hoy,
el nombre de Ave María atropella!,
¿Habrá quién salga a por Ella?
- Cristiano:
¡Y quien te mate también!
- Moro:
¿quién eres rapaz que así
respondes tan arrogante...?
- Cristiano:
¡Soy, moro, quien de María,
vengo a vengar sus ultrajes,
y soy quien también por Ella,
al campo viene a matarte!
- Moro:
¿Tú a matarme? - Eres dama,
que con lo hermoso te vales,
para dar muerte a los hombres,
con lo hermoso del semblante.
- Cristiano:
¡Soy un rayo fulminado
allá en la esfera de Marte,
contra tu loca soberbia
Vulcano forjó en volcanes!
- Moro:
Si tan tiernos rayos forjas,
bien puedes de Venus premiarte,
pues sólo será el incendio hallado
dando ardor a los mortales.
- Cristiano:
Moro, tu caballo toma
y apercíbete al combate,
que pronto mi dura lanza
hará que te desengañes.
- Moro:
Risa me da, vuélvete
porque en batallas campales
nunca ha osado mi valor
mantenerlo con rapaces.
- Cristiano:
Mi valor para contigo
imagino que es tan grande,
que para vencer al tuyo
te lleva muchas edades.
- Moro:
¿Y qué bisoño caudillo,
que así supo de mentarle,
que mantenga tales triunfos
contra mi brazo arrogante?
- Cristiano:
Moro, acorta razones,
que se me va haciendo tarde,
y vengo con mucha prisa
al infierno a despacharte!
- Moro:
Reprime, cristiano altivo,
ese lenguaje insultante,
no quiero machar mi acero
en tu sangre denigrante!
- Cristiano:
Reprime tú la osadía,
infame, vil y cobarde,
que en el nombre de María,
hoy de vencerte hago alarde!
- Moro:
De las altas medias lunas,
del africano estandarte,
de mahometanos pendones,
renuncio en este instante.
Si mi loco atrevimiento
de tu ira no vengare.
Rayos brotan de mi furor
y centellas de mi coraje!
- Cristiano:
¡Enristra lanza agarena
o corvo pérsico alfanje, no contengas ese arrojo
y la braveza de elefante,
que María por su nombre
ha de salir triunfante!
¡Y a todos os desafío!
- Moro:
Pues salgamos al combate
2ª Parte
(El Embajador cristiano se encamina a recoger su montura, que
tradicionalmente es una mula. El Rey Mora monta en un caballo. La
diferencia en las cabalgaduras marca la diferencia de rango de los
contendientes ( el moro es rey, mientras que es cristiano es un
embajador) y también se ha interpretado como indicativo de la humildad
del cristiano. Sobre sus monturas, ángulo derecho frente al castillo. El
segundo, junto al castillo, de espaldas a este en el ángulo inferior
izquierdo. El embajador Cristiano se dirige a la Virgen).
- Cristiano:
A ti, Gran Señora, alabanzas voy dando,
porque eres poderosa sin segunda,
madre del Sol de justicia muy fecunda,
de cuyo cetro empuñan los fernandos.
A los enemigos de la religión daré
si Tú, Señora, me ayudas, con tesón saldré
de esta empresa con honor
y a todos los infieles venceré.
Como en otro tiempo los israelitas,
a quien mi Dios libró del Faraón,
los que somos cristianos nacionalistas.
Pues en la esclavitud de Egipto,
con tal trama, los sarracenos,
traidores y tiranos,
con traición igual a la Virgen insultaron,
valiéndose como ayer de inicuas mañas.
Mas el Señor lloverá el maná milagroso,
para contener los años miles y cuarenta,
y el cristiano multiplicará las cuentas
de años de paz, dulces y sabrosos.
Llegaremos a los montes del Sinaí altos,
de la España, salvos y triunfantes,
con las Tablas de la Ley en los estandartes.
Confunde Gran Señora a los tiranos,
que persiguen injustamente tu gran ley,
y que yo defienda a España y a mi Rey,
y que vivan triunfantes los cristianos.
(El embajador Cristiano coloca su cabalgadura frente a las Autoridades dice:)
Ilustre Ayuntamiento, venerable clero, nuestro Rey D. Juan Carlos I nos
encarga
Continuéis dando culto a esta
Reina Soberana,
Que con título del Rosario,
A Carchelejo nos guarda.
El Embajador Cristiano hace retroceder su cabalgadura y se dirige al Rey
Moro:)
Alcaide, alcaide de ese alcázar otomano,
centinela del falso luterano,
secuaces de Mahoma que en el fuerte
temerosos estáis cercanos a la muerte!
Salid de esa mezquita o almena
y escuchad lo que mi Rey ordena!
- Moro:
¿Quién tan osado y atrevido
a pisar el recinto no ha temido
de este castillo fuerte, invencible,
azote de cristianos tan terrible?
Pero si mis ojos no me engañan,
vos sois el Embajador
- Cristiano:
Sí, de nuestro rey Juan Carlos I
- Moro:
¿El descendiente de fernandos y santiagos,
que de España desterraron al mahometano,
estableciendo su religión a porfía
y burlándose del Moro con osadía...?
- Cristiano:
Sin duda que lo soy, ya que lo infieres.
- Moro:
Tu embajada escucho, di a lo que vienes.
- Cristiano:
Yo solamente vengo, noble moro,
observando las leyes del decoro,
a intimidarte y comprenderte
ain palabras misteriosas.
Vengas a la paz o a la guerra
y de estas dos cosas
elegirás muy prontamente la quisieres.
Procura acertar, porque si yerras,
toda la Turquía morirá en la guerra.
Se tú eres la causa de lo más malo,
no serás buen general, si sólo un diablo,
un destructor de la morisma grey,
y gran delincuente ante mi rey.
Si tu capricho no se convence
y olvidas la paz que tú aborreces,
La cabeza pagará, moro atrevido tus delitos enormes merecidos.
pues ayer con desacato,
oh, bárbaro cruel, ¡ por tu mandato,
salió tu ejército moro despreciable,
con la ocasión aventurable
de llevar en procesión el cristianismo
a la que es temida aún el el abismo,
a esa Divina reina del rosario.
Madre de Cristo, Sol cuyo Sagrario,
respetan los cielos venerables,
por ser Virgen y Madre Respetable,
patrona del Cristianismo virtuosa,
defensora de mi Ley tan famosa.
pues festejándola con alegría,
llenos de amor más que a porfía,
con astucia salieron, la robaron,
Y en ese castillo cautivaron.
Dejaron burlado al pueblo religioso,
y a sus moradores, tristes y llorosos,
y al saber mi rey tal osadía,
Determina paguéis la picardía.
Pues vale más que su corona,
la Madre de Dios, su Patrona.
Y si con dinero y armas has de redimirla,
está resuelto prontamente
cortando tu cabeza y la de tu gente,
para que por pena y escarmiento,
Paguéis infames vuestro atrevimiento,
de haber tocado de María el sagrado,
y en Ella la fe viva del cristiano,
con bárbaros modales ordinarios,
atacando de firme su Rosario.
- Moro:
Me dices muy quejoso
que mi Arráez, caudillo valeroso,
por traer mucha más gente
a la Virgen cautivó traidoramente.
Propias razones son de cobardía,
y así atente al hablar con osadía.
- Cristiano:
Yo como cristiano hablo, timorato,
no como tú, infiel moro ingrato!
- Moro:
Oh, Alcorán de Mahoma
oh, Alá, Dios mahometano
Gran señor de los gentiles
Y Baco de este rebaño.
A pelear voy, señor,
Contra todos los cristianos,
A defender de Lutero
Con las armas en la mano,
la secta que recibí
de mi nación africana.
defiéndeme, si eres dios,
por su zancarrón sagrado
si no, renegaré y me volveré cristiano.
- Cristiano:
Bien saldrás, general moro,
si confías tan ufano
en falsos dioses, porque
todo te saldrá en vano...
- Moro:
Nada me saldrá en vano,
con el poder de Mahoma,
el dinero lo desprecia
y sólo su valor le sobra.
tentativa por probarme
fue el hablar de intereses,
porque evitarás reveses,
que tanto hay de desagradarte.
porque yo creo todavía
que si insisto en el rescate,
tus ideas no deshacen,
si has de ganar a maría.
porque tu brazo tan flaco
y esa gente cristianilla
no ganarán contra mí,
Virgen, castillo ni villa.
- Cristiano:
¿Piensas tú, general moro,
que el cristiano sería tan bobo
que con dinero rescataría
a la que es Sol y Ave María...?
Ángeles y hombres tenemos a sus plantas,
Corazón, sangre, vida y alma.
No, no! Apercíbete
muy pronto a la guerra,
si no te conviertes
y a la paz de Jesucristo viertes
lágrimas de arrepentimiento,
con un sexto atrevimiento,
confesando en que hay un Dios,
en tres personas seguro,
Y que Jesucristo es puro,
Dios y Hombre tan real,
que con el poder divino
de este Dios tan Santo y Trino,
concibió milagrosamente
Al Hijo Eterno y Omnipresente.
Siempre pura e intacta Virgen,
de cuya gran Señora
es esta efigie,
Deja, deja cruel moro,
esa ley falsa y maldita;
Ríndete aquí a esta bendita y misericordiosa
Madre, a caso a ti no te guarde,
quedarás escarmentado,
confundido y afrentado.
- Moro:
¿Desafiando al gran señor de Turquía,
al rey de los moros y a su general,
aquél de quien tiembla el mundo entero
y es del azote de la cristiandad...?
A mí me toca declararles guerra
y destrozarlos a todos con severidad,
pues, publicando su osadía,
a mi presencia festejen a María.
Aquella que confiesan ser su diosa,
enemiga de mi ley tan famosa.
Por el Corán juro vengarme
de esa mujer y sus cosas
Y vomite el infierno
sus llamas contra esa rosa.
Para que el cristiano vea del moro
su poderosa mano, fuerte, invencible,
Con mi cólera rabiosa.
Oh rabia de mi furor
oh cristiano vil y altivo
¿Tú, confiado en Ésa, me
provocas vengativo?
Sal a la guerra, mal soldado!
Sal a las armas, gusanillo
y pagarán con tu gente la pena del atrevido.
Fuera de todas razones
sólo a la guerra te admito
- Cristiano:
Suenen lo roncos tambores
los clarines hagan señas
los instrumentos marciales
todos publiquen la guerra
a las armas, soldados míos,
cada uno sea una fiera
para despedir veneno
contra esa fuerza agarena
Y a vos, Santiago, glorioso,
que de España sois defensa,
vuestra será la victoria,
como también es la empresa,
defended, glorioso apóstol,
a la España con tu diestra,
con el poder que te dio
el Dios de la omnipotencia.
Cuando a Zaragoza vino
esta Reina Celestial,
rodeada de militares
de ángeles al Pilar,
ofreciéndonos consuelo
y toda felicidad.
teniendo España la dicha
de ver en carne mortal
A la que es toda gloria.
y más pura que el cristal.
a la guerra vamos todos
muy seguros de triunfar
3ª Parte
(Retiran las cabalgaduras y siguen recitando la Embajada a pie. El Rey Moro
camina, espada en hombro, delante del castillo y da tres vueltas alrededor del
mismo, se detiene y dice:)
- Moro:
Antes que salga la aurora,
coronada de jacintos,
quiero como general,
como valiente caudillo,
registrar mis centinelas,
por ver si se me han dormido,
porque el general que descansa
al frente de su enemigo,
bien puede ser vigilante,
ya puede ser atrevido;
más yo nunca me conformo
con tan heroicos designios.
hoy que celebra el cristiano,
con fiestas y regocijos,
el rosario de María,
que llaman Madre de Cristo.
Por el profeta de Alá,
que tengo en todos mis ritos,
Yo he de llegar por si tiene
ese famoso castillo
algún cristiano valiente
Para batallar conmigo.
Y si no... a su general,
Que es él al que le toca por brío
el salir a la batalla
para que este regocijo
se le vuelva gran pesar,
pues es gran desatino
que estando a mi vista estén
en fiestas tan divertidas.
de cólera y rabia ardo
y de mi cuchilla el filo
que está deseando dar muerte
a cuantos atrevidos
Se opusieren a mi brazo
pues soy león vengativo,
que despedazo en mis manos
a cuantos me han ofendido.
(En este momento, toma el letrero que ha sido colocado ante la Virgen por los
cristianos, en un descuido del Rey Moro. El letrero dice: Ave María, Gratia
Plena”.)
Mas, cielos, ¿qué es lo que veo?
Confuso estoy y aturdido
al no se quien ser solía
O ¿es encanto lo que miro?
¿Quién el atrevido fue
que con tan osado brío,
vino a fijar aquí
esa imagen o ese hechizo
de esa mujer a quien llaman
María, Madre de Cristo?
Los montes no se estremecen,
cuando ven que, vengativo,
enarbolo mis banderas,
y los brutos aturdidos
con un soplo que les dé
no se quedan sumergidos
no soy yo aquél de quien tiemblan
los más altos edificios
y no soy yo también aquél
que a pechos de una leona
mamó su leche cruel...?
el que perdona la muerte,
como hace el rayo al laurel
más he aquí de mi furor1
¿cómo el cristiano atrevido
no tiembla al ver
que me declaro su enemigo...?
hasta que beba la sangre
de ese cristiano asesino,
no he de recibir contento!
ah, de ese fuerte castillo
salid cuantos estáis centro,
que a todos os desafío
salid, si queréis batalla
y si no, dejad el sitio
huid, que os busca un león
en volcanes encendido
pues tuvisteis el valor
de llegar tan atrevidos
a fijar en mi real tienda
esa que más me ha ofendido.
Tenedla para salir
a la batalla conmigo,
y si no queréis salir,
en ese retrato mismo,
que es el que más estimáis,
me he de vengar atrevido,
convirtiéndola en pedazos
con rabia y furor altivo.
(El Rey Moro se dirigen hacia la Virgen, dispuesto a destrozarla de un golpe de
espada, pero el embajador Cristiano le sujeta fuertemente el brazo, obligándole
a volverse)
- Cristiano:
Detente, bárbaro impío que si sufrió mi valor
que llegues tan atrevido
a desafiar a cuantos
Defiende la Ley de Cristo,
ya no puedo sufrir más,
porque estoy muy ofendido,
porque en tocando a María,
en pureza claro armiño,
aquella pura, sin mancha,
aquel arcángel divino,
a quien suplico me ampare
para que sea el cuchillo
de cuantos tiranos fuertes
ultrajan a su ser divino.
Y de su Divina Gracia
mi brazo fuerte asistido
despedace a cuantos nieguen
La Ley de Su Santo Hijo.
Porque es tocar en el honor
del sagrado Dios Trino,
Por ser Hija, Madre y Esposa
de mi Señor tan divino.
Respeta mi ley, salvaje
pues a ella e apercibo,
En el nombre de mi Rey,
Fernando VII, el vivo.
Ya cansado de verte
tan ingrato y atrevido,
vengo a que sepas, tirano,
que habrá quien te dé castigo,
por tus bárbaras razones
y tu mal fundado estilo.
y... pues que tanto blasonas
de valiente y atrevido,
saca ese cobarde acero
juego ese bárbaro filo
y verás en breve rato
el más humilde caudillo
que tiene la cristiandad,
se saben cortar los filos,
de mi vencedora espada.
Ea, bárbaro atrevido,
Apercíbete a la batalla
- Moro:
Cristiano, ya me apercibo
y te responderé ahora
con esta blasada aroma,
con este rayo de alá,
con este adusto tizón,
abrasantes maravillas,
castigando tu soberbia
con esta corva cuchilla
- Cristiano:
Habla menos y obra más,
que me enojan tus razones
- Moro:
Pues a callar y obra,
que soy un rayo en las ocasiones
(Luchan ambos y el Rey Moro cae en tierra tras un golpe del Embajador
Cristiano)
- Moro:
Mas, ¡ay de mí...!que la tierra que he
pisado me ha faltado
- Cristiano:
Ya estás vencido, tirano,
y castigada tu infamia,
si a Dios no te confiesas,
y de tu secta no te apartas,
te he de cortar la cabeza,
y en la punta de mi lanza
la he de llevar como bandera,
para triunfo de mi espada,
Ea, moro, a Dios confiesa
ya su Madre Soberana.
- Moro:
Oh, valeroso cristiano
detén tu valiente espada
ayúdame a levantarme
que me has vencido en batalla.
si me vences en argumento
te prometo m palabra
de recibir el Bautismo
Y, asistido de la Gracia,
confesar de Dios el nombre
y a su Madre Soberana.
- Cristiano:
Aceptando la propuesta,
levanta, moro, levanta
propón tu dificultad.
- Moro:
Digo que no puede ser verdad
que de una doncella intacta
naciese ese Dios y Hombre,
quedando doncella y casa.
ese es el argumento
que me aturde y me desmaya,
parir y quedar doncella
me parece cosa falsa.
- Cristiano:
No tienes que poner duda,
en eso no cupo mancha
¿no has visto por un cristal,
allá en tus bárbaros ritos,
cómo el sol hermoso entra y sale,
jamás sin romper el vidrio?
así entró el sol divino en María,
dejando el cristal fino
de castidad tan perfecto
como antes de haber nacido,
ea, moro, vente con nosotros,
recibirás el Bautismo
y me tendrás a tu lado
por el más leal amigo.
- Moro:
Oh, valeroso cristiano
por dos veces me has vencido,
una con tus argumentos
y otra con tu acero limpio.
llévame donde está tu gente
antes de que vengan los míos,
que apercibidos están
por si me ofendes.
llévame pronto, cristiano,
donde reciba el Bautismo,
que cada instante que pasa
a mí se me antoja un siglo.
y a vos, Sagrada María,
el perdón humilde os pido
de la ceguedad en que
este siglo he vivido.
ya confieso en la fe.
viva María y viva Cristo.
- Cristiano:
Para haber de cristianarte
ya está todo prevenido:
si confiesas en la fe.
abrázame, noble amigo.
(En este momento, el Embajador Cristiano entrega al Rey Moro una medalla
en señal de su nueva condición: éste la besa y se la pone)
- Cristiano:
Luz y honor de los paganos,
pues de ti espero un caudillo
que ensalce a la cristiandad
y sea defensor de Cristo.
a vos, Sagrada María
gracias, Emperatriz del cielo,
Hermosa en todos los siglos, alcanzadme del Señor la gracia
y el favor preciso,
para conquistar con el moro
y sujetar al impío,
y que tiemblen de mi brazo
el turco, el hereje y el judío.
Gracias os doy, Madre Santa,
por la victoria conseguida
de convertir a los moros
en tu nombre y en el de tu Hijo.
Porque sois poderosa
para lograr de Dios vivo
la victoria de las armas
de los cristianos, tus hijos.
Como en otro tiempo mi capitán
fue Domingo de Guzmán, santo famoso,
que del Rosario fue visto,
sembrándolo por el mundo
entre las gentes y siglos
con simientes de las rosas,
del Ave María y Cristo.
Los pueblos abandonados
a los pecados y los vicios,
hermoseando las gracias
y a los infieles el Bautismo,
y viendo también brillar
El estandarte divino
en las guerras de Lepanto,
Siendo María el cuchillo
Del enemigo de dios
aprisionado por grillos.
- Moro:
A ti Reina del Rosario poderosa,
debe este cristiano convertido,
antes maldito, ciego y atrevido,
ser de tu gratitud infiel amorosa
No extrañes en el Cielo, gran lumbrera,
que , siendo yo nacido de la ignorancia,
aprendí de mis padres su desgracia,
ignorando tu Ley verdadera.
Ya Señora las leyes falsas las protesto,
ratificando con mi sangre vivir bien,
confiando en Dios y en Vos también
con el más solemne juramento.
haz que todo el Cielo se conduela
de todos los infieles e ignorantes,
Y que todos seamos de Dios
hijos firmes y constantes.
Y a mi ejemplo todos se conviertan,
Pues en la Iglesia sólo hay perdón,
Verdadera Ley y Mandamientos.
Fe, Esperanza, Caridad y sacramentos
Y fuera de creer esto, la condenación.
y ya que la sangre del inocente Cordero
Sacrificada fue por el creyente,
se convierta en Gracia, Gloria y verte
Hermosísima Adonis en el Cielo.
Derrama todos tus dones,
bendiciones y gracias sobre Carchelejo,
pues en tu bondad se miran como espejo,
y de Ti es el caudas de sus corazones.
En tu Santísimo Rosario te ofrecemos
serte bien constantes,
más firmes y fieles amantes
Que hasta aquí en tu Santuario.
- Cristiano:
Tuya es, dulce Madre Santa,
la victoria, la palma, el olivo y el laurel,
Pues en la campaña has querido ser
corona dul y alta palma.
tuyos son los triunfos merecidos,
Nuestras son las dulces alegrías.
Tuyos también el Rosario y el ave María
y nuestros corazones agradecidos
vivan, vivan los cristianos
ciudades, pueblos y villas.
En la plazas y en los campos
como yo lo hago contigo,
aunque sea genera.
Abrázame, noble amigo,
y vivan todos en paz.
FIN