Guerra de la Independencia (Mancha Real)
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Actas municipales de la Guerra de la Independencia, que se encuentra en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Mancha Real
La primera noticia oficial de la invasión francesa se hizo a través del acta municipal fechada el 20 de mayo de 1808. En este pleno se da cuenta de dos reales órdenes del corriente mes de mayo. La primera Orden se refiere
a la «renuncia de la Corona por D. Fernando VII en su agusto y amado padre D. Carlos IV y
de que este vuelve a ser rey de España». La segunda Orden hace referencia al «nombramiento
en calidad de Regente al gran Duque de Bexg de Teniente General del Reino y presidente del
Consejo y su Junta Suprema de Gobierno. Y noticias de Carlos IV sobre las malévolas intenciones
de quienes movilizan al pueblo español contra los franceses».
Siguiendo a Julio Artillo[1], la Guerra de la Independencia empieza con los acontecimientos del dos de mayo en Madrid que motivaron el levantamiento popular y la guerra contra los franceses.
El rey francés José I, impuesto por Napoleón desde Bayona, ilustra la dominación extrajera. Esta guerra fue al mismo tiempo una guerra nacional, una guerra revolucionaria y una guerra popular. Es una reacción voluntarista y desesperada en defensa de lo peculiar frente a un modelo extraño e impuesto por Napoleón y Carlos IV. También trajo consigo el derrumbamiento del Antiguo Régimen, pues sólo las Juntas Provinciales presentan cara a los acontecimientos militares y se aglutinan en torno a ellas los estratos sociales más diversos, desde los grandes propietarios hasta el mas pobre de los jornaleros. La Junta Local de Mancha Real es ejemplo de aquel conglomerado social en el que se integran, todos ellos pertenecientes al Estado de los Hijosdalgo y al Estado Llano o General. Se reunían urgentemente el día 20 de junio de 1808 en el salón de plenos del Ayuntamiento «por las noticias que nos llegan de que los franceses han atacado la capital de Jaén en el día de ayer y lo mismo lo han hecho los señores D. Ildefonso del Castillo, D. Diego de Quesada y D. Luis García Vadillos, del Estado Noble y lo propio hicieron el prior cura y muchos clérigos». Entre todos ellos nombran al presidente de la Real Jurisdicción Ordinaria (Junta Local) que recae en el regidor Juan de Padilla. Y se nombra porque el ejército francés había salido de Jaén y se aproximaba a la villa de Mancha Real. Acto seguido Juan de Padilla lee una carta que envía la Junta Suprema de Jaén para “que alerten a los vecinos y defensores de la Patria que no hayan salido de esta villa permanezcan en ella para que estén prestos a acudir al sitio donde se les llame”. Creían que era eminente el ataque francés a la villa de Mancha Real. Ante este temor expresan que puesto que iba a estar el pueblo expuesto a saqueos, robos, incendios por los vecinos malévolos que ayudan a los franceses, los señores Juan de Padilla, Matías López, Tomas Martínez y Diego Ruiz dicen que están dispuestos a perder su vida en los alborotos y se disponen salir a las calles del pueblo a pedir a los vecinos harina y a sacar del Pósito la necesaria par que hubiese el abasto correspondiente, no solamente para el pueblo sino también si se presentaba el ejercito francés o español viéndose en la precisión de quebrantar la llave del Pósito y para precaver cualquier desorden que pudiera ocurrir en esta villa y su término con el motivo de que el ejercito francés había salido de la capital y se aproximaba a esta población. Este acuerdo se hizo el 22 de junio y fue firmado por todos los regidores y además por 22 vecinos que asistieron a aquella sesión tales como: Miguel Gutiérrez, José Cubillo, Antonio del Río, José Gómez, Antonio Mesa, Andrés Gomez, José de Guzmán, Matías Morillas, Andrés Martínez, Miguel de Puerta, Juan Valero, Lorenzo Morillas, Alonso Pulido, Antonio de Fuentes, Miguel Gutierrez el menor, Luis de Casas, Lorenzo Pulido, Blas Cobo, Manuel Delgado, Sebastián Cerón, José de Olid el carnicero, Antonio Olid, Juan Puertollano y Molina, etc. El día 24 de junio de 1808 la J.S. de Jaén da las gracias a los de Mancha Real por la eficacia y prontitud conque han evacuado una comisión de hombres para la guerra, esperando de su celo continuaran haciéndolo en la ocasión que sea necesario. En este pleno acordaron, que para la mayor tranquilidad del pueblo, se turnaran cada noche dos personas para la ronda con los dependientes del Juzgado. Se dividió el pueblo en tres rondas de noche. Dieron noticia de la fuga, del fiel de comisaría y siendo este un hecho muy perjudicial a los vecinos, acordaron nombrar a Juan López que era el alguacil mayor del Juzgado. También acuerdan dar las gracias al pueblo y a sus vecinos pudientes y acaudalados porque les habían ofrecido todas las facultades y granos. Así mismo acuerdan «se haga saber a todos los vecinos de esta villa que tomaron escopetas las devuelvan inmediatamente al Ayuntamiento y aquel que no lo haga será tratado conforme a las leyes de guerra que se ejecutan irremisiblemente».
El pleno del día 28 de junio da cuenta de una carta de la J.S. de Jaén donde se acreditaba que el Batallón de Voluntarios de Granada estuvo unos días en Mancha Real para ir a Despeñaperros.
El alcalde suplicaba a los vecinos que llevaran grano a los panaderos, dado el poco trigo que quedaba en el Pósito para darle de comer a las tropas. Además la J.S. de Jaén pedía harina y hombres armados de los indultados de Málaga que se hallaban en Despeñaperros y que ahora estaban en esta villa. Aconsejan que se procediera a armar a los hombres capaces en el manejo de las armas.
El Ayuntamiento acuerda que para saber la harina que había en el pueblo se encargue D. Ildefonso del Castillo para que visite todas las casas y después remita a Jaén el pan correspondiente para la tropa. Se recogieron 100 arrobas y 16 libras de harina que se mandaron a la J.S. de Jaén. Así mismo mandaron a 16 hombres armados para prevenir un ataque de los franceses a la ciudad de Jaén.
Otra carta pidiendo más hombres. Una vez leída por el regidor, en voz alta, al resto de sus compañeros, convocó un pleno extraordinario con carácter de urgencia para el día 31 de junio de 1808, y después de una larga discusión entre unos y otros, llegaron a la conclusión de que había que alistar a todos los mozos útiles del pueblo con escopetas para que marcharan a Jaén a detener a los franceses. Escogieron a doce hombres armados con cartuchos, escopetas, pistolas y cuchillos. Además enviaron a Jaén diez libras de harina, cuatro mil raciones de pan.
Otra carta que nos causó curiosidad al leerla, era aquella fechada el 4 de julio del mismo año, enviada al Ayuntamiento de Mancha Real por el Comisario de Guerra llamado D. Felipe Garrido y decía que «De Orden del Comandante General del ejército del Reino de Granada D. Teodoro Reding prevengo a Vds. Inmediatamente franqueen tres mil raciones de pan y hagan se transporte a esta ciudad».
No sabemos si era a la ciudad de Jaén o a la de Granada. Inmediatamente se vuelven a reunir los concejales llamados por el Alcalde y deciden en Cabildo de 9 de julio de 1808 enviar mil raciones de pan, cien fanegas de cebada, mil raciones de carne y menestra para que con urgencia se mandaran esa misma noche a la villa de Arjona. Todos estos alimentos eran extraídos de las instituciones religiosas, sobre todo de aquellas que su situación económica se lo permitía.
Nueva carta fechada el día 6 de julio, firmada por D. Esteban José Colmenero de la Junta de Jaén, dando cuenta de que «La villa de la Mancha ha entregado ochocientos panes de dos libras cada uno a cuenta de las tres mil raciones pedidas por D. Felipe Garrido para el suministro de la tropa de España y que ayer mismo por la tarde se entregaron otros setecientos setenta y cuatro panes de dos libras cada uno, pero que a la mayor brevedad posible me dé Vd. el pan que falta hasta completar las tres mil raciones».
El día 12 de julio de 1808 nuestro Ayuntamiento se vuelve a reunir, un tanto preocupado y agobiado por la situación adversa económica del pueblo y tratan de contabilizar el suministro que habían mandado a las tropas españolas, concretamente a la ciudad de Jaén y al ejército de Arjona. Todo lo mandado se había hecho a costa del depósito de la Obra Pía de Pedro Merino que consistía en nueve mil reales. Ahora se hacía indispensable recoger fondos de la Obra Pía de la Iglesia Parroquial y que el cura párroco pusiera urgentemente a disposición del Ayuntamiento los caudales de su Obra Pía para que en el caso de que no alcanzaran con la otra Obra Pía de Pedro Merino se saque de la propia Iglesia todos los fondos que sean necesarios.
Otro pleno del Ayuntamiento se celebra el 14 de julio de 1808 que da cuenta de cuatro oficios para que se acuerde su cumplimiento. El primer oficio está firmado por D. Isidoro Palacios fechado el 12 de julio y hace referencia a que el día 15 de julio llegará a la Mancha el equipaje del Batallón de Voluntarios de Aragón que marchaba al cuartel general de la villa de Porcuna, y para poder continuar su marcha, D. Isidoro Palacios pide urgentemente al Alcalde de Mancha Real 16 carros o carretas tirados por mulas o bueyes y dos bagajes mayores consistentes en sábanas, ropas de vestir, mantas, vendas, etc. Otros dos oficios de la Junta de Jaén que vuelve a pedir al Ayuntamiento que «enviaran la raciones de pan que pudieran y que se reuniera en la plaza de la villa toda la gente armada que hubiera en el pueblo y su término para que marcharan al Puente del Obispo dirigidos por personas del pueblo con razonamiento y sentido común que hicieran de capitanes».
Se lee el cuarto oficio, muy amenazante y en términos claros y contundentes, remitido de puño y l etra por el Comandante General de Andalucía, el poderoso señor D. Teodoro Reding, militar suizo, que textualmente dice lo siguiente: “No se duda del patriotismo de la Junta de esa Villa pero necesita más acreditarse y por lo tanto en negocio de tanta importancia como el presente, no dudo de ustedes, y en el instante que reciban esta carta pongan en camino la porción de raciones de pan, vino, vinagre, aguardiente, carne y cebada que sea posible que no han de bajar de lo necesario para el suministro de dos mil hombres y esto diariamente, disponiéndolo a la Junta de Bailén y aunque me persuado que no necesitaré valerme de la fuerza si hubiera omisión, lo experimentará esa villa y a las comunidades religiosas y señoras pudientes de esa población les hará honor remitir sábanas, lienzos, hilas y vendas con todo lo necesario para la curación de los pobres enfermos y heridos, nuestros hermanos. Firmada y sellada: Teodoro Reding, Comandante General del Reino de Granada”. Antes de continuar con los hechos históricos acaecidos en Mancha Real, veamos los antecedentes históricos de la Guerra de Independencia y quien era este general que tanto nos amenazaba, llamado T. Reding.
Durante el mes de junio de 1808, el Cuerpo expedicionario de la Gironda hacía su entrada en Andalucía sin encontrar resistencia. Su destino final era liberar a la escuadra francesa de Rosilly que estaba detenida en Cádiz. En esas mismas fechas el general Castaños ya estaba en Sevilla organizando un ejército capaz de enfrentarse a los franceses, que formado por los regimientos y los voluntarios disponibles, inicia su instrucción de una forma acelerada. Mientras los ingleses se comprometen a suministrar las armas necesarias. El 7 de junio, Dupont se encuentra en el Puente de Alcolea con bastante resistencia por parte de miles de voluntarios cordobeses y algunas unidades regulares del ejército. Los franceses entran en Córdoba castigando cruelmente a la ciudad. Allí tienen noticias de la rendición de la escuadra francesa por la que deciden retirarse hasta Andujar y esperar refuerzos, para afianzar sus defensas. Mientras, en Porcuna, se encuentran los dos ejércitos de Andalucía; el de Sevilla y el de Granada. La batalla de Bailén ha pasado a la historia con una serie de equívocos curiosos. Por de pronto, su vencedor oficial, el general Castaños, no estaba allí en el momento de producirse la batalla. Las tropas españolas estaban dirigidas por un militar suizo, Reding, al servicio de España. Fue contra sus tropas bien situadas y con buena moral contra la que se estrellaron los desesperados ataques de los hombres de Dupont. Las tropas francesas estaban atormentadas por la sed, rodeados de un enemigo bien armado, y seguros en el disparo, las tropas de éste lanzan carga tras carga contra las posiciones españolas sin conseguir romperlas y perdiendo centenares de hombres por el tiro de la infantería española. El gobernador británico de Gibraltar, Sir Hew Dalrymple, había ofrecido un acuerdo a Castaños para ayudarle a resistir a los franceses, pero la Junta Suprema de Sevilla, bajo la dirección de Don Francisco de Saavedra no aceptó la propuesta, pues no se fiaba de los ingleses. El día 23 las tropas de Dupont partían hacía el sur. Si todo salía bien, el general francés obtendría con total seguridad el bastón de mariscal. Pero desde el principio todo salió mal para los franceses. Aunque Napoleón consideraba suficientes las tropas enviadas con el objetivo de llegar hasta Cádiz, una parte de las tropas imperiales que se le tenían que unir en Sevilla -las del general Avril, situadas en Portugal - no aparecieron.
De los regimientos suizos procedentes del ejército español, que se tenían que incorporar a la expedición -Reding 3 y Traxler 5 - se pasaron a los españoles y las deserciones en los otros dos - Reding 2 y Preux 6 - fueron en aumento según avanzaban las columnas. Mientras, en Sevilla, que se había alzado el 26 de mayo, la Junta constituida se había puesto en contacto con otras ciudades y había entregado el mando al general Castaños. Se reforzaron las unidades existentes con nuevos reclutas evitando en lo posible la creación de unidades nuevas. Aprovechando el armamento de la Maestranza y el Parque de Artillería de Sevilla, en los cuales se obtuvieron 26.000 fusiles, 14.000 pares de pistolas y 27.000 sables, así como diversas baterías de cañones. Las plazas marítimas, como Cádiz disponían además de suficiente pólvora, por lo que el nuevo ejército estaba muy bien armado.
Las tropas francesas:
Sobre las fuerzas francesas del 2º Cuerpo de Observación de la Gironda, es decir las tropas del general Dupont, siempre se ha dicho que eran fundamentalmente soldados de reemplazo sin experiencia militar en el campo de batalla. La verdad era que aquellos soldados ya habían sido curtidos en otras campañas. Este Cuerpo de Ejército de unos 20.000 hombres y 40 cañones se había formado con tres divisiones de infantería y una de caballería. Estas fuerzas bajo el mando del general Fressia, estaban organizadas en 6 regimientos: 3 de Dragones, 2 de Cazadores y una de Coraceros, con una fuerza de casi 3.000 jinetes, todos ellos con sus correspondientes monturas y equipos al completo.
Por otra parte las divisiones de infantería tenían unidades de calidad variada y se habían formado en 1808 con los restos de otras unidades veteranas. Aunque también había otras unidades bisoñas, de dudosa calidad, formada por soldados de reemplazo. Como la División Barbou, que era la peor dotada, disponía de la 3º y 4º Legión de Reclutas, con un regimiento suizo de mercenarios, y otro de la Guardia de París (policías reclutados en la Ille de France). La infantería de Dupont contaba también con la División Vedel, con las Legiones 1º, 5º y el 3º Regimiento Suizo. En las unidades compuestas exclusivamente por franceses, se encontraba la División Gobert, con los Regimientos Provisionales Ligeros 6º, 7º y 8º, los Marinos de la Guardia y una pequeña unidad de la Gendarmería Imperial. Estas fuerzas estaban reforzadas por dos regimientos suizos, anteriormente al servicio de España y de dudosa confianza para los franceses, ya que irían desertando y al final de la Batalla se pasarían en bloque al ejército español. Como ocurrió en las escaramuzas en el Rumblar, entre los suizos del coronel Schramm, que combatían con los franceses y los suizos de Reding que combatían con España. Se encontraron frente a frente, al reconocerse, cesaron los disparos de unos y otros y acogiéndose a la cláusula de sus contratos que les impedía combatir unos en contra de otros renegaron de su general francés, que hubo de huir hacia la zona que todavía conservaban las tropas imperiales.
Las tropas españolas:
El general Castaños a instancia de la Junta de Defensa había confeccionado unas fuerzas escasas de hombres y material, pero con un alto espíritu de lucha. El general había dividido sus fuerzas en cuatro Divisiones, dos Columnas y una Retaguardia a modo de reserva:
- La 1ª División, quizás la más potente del dispositivo, la que llevó el peso de las acciones de Bailén y Mengibar,
estaba bajo el mando de Don Teodoro Reding, con una fuerza teórica de 8.982 hombres, disponía de 19 batallones de infantería con 8.118 hombres, 7 escuadrones de caballería que sumaban 804 hombres, 10 piezas de artillería y 60 zapadores.
- La 2ª División estaba bajo el mando del Marqués de Coupigny, contaba con 8.153 hombres, de los cuales
7.462 eran de infantería encuadrados en 12 batallones, 521 lo eran de caballería en cuatro escuadrones y disponía además de 11 piezas de artillería y 200 zapadores.
- La 3ª División que mandaba Don Félix Jones contaba con 3.143 hombres con 8 batallones y 3 escuadrones.
- La 4ª División la mandaba Don Manuel de la Peña con 8.735 hombres encuadrados en 13 batallones, 12 escuadrones de caballería, dos compañías a caballo de artillería y zapadores.
- Finalmente dos columnas de infantería actuaban como guarniciones de puntos laterales al teatro de
operaciones la de Don Juan Cruz Morurgeon que disponía de 1.600 hombres y la del Coronel Valdecañas con 600.
Había también otras fuerzas de reserva en la Retaguardia, pero muy alejadas de Bailén, estaban situadas en Cádiz, Granada y Málaga.
La calidad de las fuerzas españolas era muy variada, desde fuerzas teóricamente mercenarias, como los suizos de Reding, pasábamos a unidades casi folklóricas como los Garrochistas o los Lanceros de Jerez. Por lo tanto podríamos decir que estas unidades tenían una efectividad bastante nula desde el punto de vista militar. De hecho, y durante la batalla y sus prolegómenos, hubo 1.200 desertores y unos 1.600 hombres de la Columna de Mourgeon que huyeron de sus posiciones. Aunque también hay que decir que Castaños contó con unas excelentes unidades de infantería procedentes de los Regimientos de Línea, que hicieron un excelente papel.
Y la caballería tuvo un papel bastante desigual en sus enfrentamientos contra la caballería francesa. Sus unidades procedían del ejército regular, pero ese comportamiento se debió a sus trasnochadas técnicas de combate y a su inferioridad numérica en jinetes y equipo frente a la caballería de Fressia. Poco podían hacer los Cazadores de Olivenza frente a los Regimientos de Coraceros franceses, que eran indiscutiblemente los amos del campo de batalla por su potencia y preparación, a parte claro, de su indudable experiencia. Alejandro Dumas escribió en 1846 que en Bailén 16.000 franceses se habían enfrentado a 40.000 españoles. Una exageración por partida doble y veremos porque. El general Dupont disponía de 20.000 hombres, aunque ciertamente en la batalla intervinieron de forma directa 12.354, de los que 2.676 eran de caballería, mientras que por parte española intervinieron unos 12.947, de los que cerca de 1.000 eran de caballería. Durante la batalla fue determinante la preparación y experiencia del ejército francés, sobre todo en sus cuadros de mando, ya que sus hombres habían combatido con la Gran Armée por toda Europa y siempre habían salido victoriosos. La ventaja de las armas francesas estaba en su caballería.
Las unidades de coraceros tenían superioridad en cuanto a su tremenda potencia sobre sus oponentes españoles, pero al disgregarlas y dispersarlas por el campo de batalla, perdieron toda su superioridad que solo ejercieron en una limitada parte de la batalla. En cuanto a la artillería, los franceses disponían de mejores piezas y más eficaces, pero su continuo movimiento, cumpliendo las Ordenes de Dupont, les impidió unos buenos asentamientos de las piezas artilleras. Finalmente la infantería, que decidió el destino final de la batalla, si era superior en el lado español, además de que el factor ambiental fue determinante. Un calor sofocante, los incendios provocados por la artillería en las cosechas, los continuos movimientos de los franceses con el consiguiente cansancio así como los más de 40º centígrados a la sombra definieron la causa principal de la efectividad de la infantería en el resultado final. [2]
Así las cosas en el frente de guerra, sigamos con lo que ocurría en nuestra villa, tan cerca de Porcuna y de Bailén. El 14 de julio de 1808, sigue el Alcalde leyendo cartas, una de ellas firmada por D. Vicente de Torres que pedía que solo les mandara pan, pan, pan que por su escasez va a ser la causa de la pérdida de la guerra y pide que
el pan se sacara de los panaderos y labradores de la villa para el enviarlo al ejercito de Arjona.
Y la última de Torrequebradilla, manifestando que “en esta madrugada llega a este pueblo cuatro mil hombres
de tropa y que se necesitan dos mil raciones de pan, veinte ovejas o carneros y dos cajas de vino”.
El Ayuntamiento les recuerda a estos pedigüeños que ya habían remitido esa misma noche a Arjona mil raciones de pan, de carne y menestra, cien fanegas de cebada y a la villa de Torrequebradilla habían enviado dos mil raciones de pan, pero que dadas las circunstancias de penuria del pueblo no podían seguir remitiendo mas víveres “por no poder los hornos cocer tanto pan, pero que en el día de mañana se remitirán las raciones que quedan y que saldrán inmediatamente la gente que se pueda armar al Puente del Obispo capitaneada por D. Gaspar de Morales, que es cadete de ejercito”.
Otro oficio remitido por la Junta Suprema de Jaén, el 21 de julio de 1808, pidiendo mas dinero para poder sufragar las desgracias que había sufrido la ciudad de Jaén por las dos veces que “los franceses la habían atacado, saqueado todas sus oficinas y robando todos sus caudales”, por este motivo piden los de Jaén que inmediatamente se les remitan a las arcas reales las cantidades que sean posibles de las contribuciones corrientes y los atrasos del año pasado. Ante esta nueva petición los concejales acuerdan que se harán las mas vivas diligencias para las cobranzas y a acudir con lo que sea posible a la tesorería de la patria.
Nuevo oficio remitido por D. Teodoro Reding de 21 de julio de 2008.
Viene este oficio del Campamento de Bailén pidiendo «porciones de pan, vino, aguardiente, carne, cebada, todo lo que sea posible y que se mande a la mayor brevedad, ateniéndose a las consecuencias en caso contrario».
Ante este nueva amenaza el Ayuntamiento, asustado, acuerda que todos los regidores recogieran por el pueblo todo el pan que pudieran para embasarlo y remitirlo al instante, con mas de diecisiete arrobas de vino, otras tantas de vinagre, cebada y lo demás y las sábanas que se pudiera recoger hasta la partida del comisionado. El Ayuntamiento afirma que seguirá ayudando al pueblo de Bailén lo mismo que lo venía haciendo con Arjona, Arjonilla, Torrequebradilla y Jaén.
El día 28 de julio de 1808 se vuelve a reunir el Ayuntamiento, que tenían presente lo abundante de la cosecha de grano ordena se proceda a la reintegración del Real Pósito de la Villa con toda actividad y eficacia. También tratan de buscar dinero para reponer los suministros de las tropas para pagar deudas como la contraída por la Junta Suprema que tienen que pagar veinte mil quinientos once reales y veintidós mas de bellón.
Nuevo pleno el 3 de agosto de 1808 , de la lectura de estas actas se desprende que la guerra la están perdiendo los españoles, ya que la Junta Suprema quiere «agradecer a las provincias los esfuerzos y sacrificio que en medio de los desastres que ha sufrido nuestro ejercito» y al mismo tiempo pide con la urgencia que el momento requería un listado de los donativos dados por cada patriota, de todos los bienes que han dado los pueblos para nuestro ejército y animar a los vecinos ya que estaban aterrados porque veían el enemigo a las puertas de sus hogares. El Ayuntamiento hace este listado de vecinos colaboradores con el ejército español y lo hacen en el número de ciento veinte siete ciudadanos manchegos tales como: Rodríguez, Jiménez, Marín, Del Arco, López, Cano, Cobo, Morillas, Amezcua, Carrascosa, Puerta, Castro, Morales, Gutiérrez, Romero, Molina, Cañizares, Del Río, Moya, García, Vela, Guerrero, Planet, Vadillos, Abad, Contreras, Siles, Sánchez, Tirado, Cubillo, Ruiz, Ortiz, Ramos, Cavanillas, Truncer, Barrio, Guzmán, Moreno, Domínguez, Del Castillo, Pulido, Navarro, Molino, Calderón, De Dios, Padilla y el Convento de los Carmelitas Descalzos. Los frailes donaron 1.100 reales. Había donativos de cuatro, diez, veinte, cuarenta, sesenta, ochenta, cien y más de mil reales. Los mayores donativos los dieron:
- Lucía de Jódar: 3.000 reales (R.)
- Catalina Morillas: 1.100 R.
- Miguel Puerta: 1.500 R.
- Marina de Castro: 1.000 R.
- María de Mesa: 3.000 R.
- Gaspar de Morales: 1.200 R.
- Isabel Ortiz: 1.000 R.
- Ildefonso del Castillo: 3.000 R.
- Juan Cobo: 1.100 R.
En total enviaron al frente de batalla 27.597 reales desde mayo hasta agosto de 1808.
Convento de San Juan de la Cruz. Hospital Militar de Guerra de la Independencia
Sigue en el siguiente capítulo....
El pleno de 19 de agosto de 1808, declaran nulos los acuerdos de abdicación a la Corona de
España efectuados por Sus Majestades los Reyes Fernando VII y Carlos IV a favor de Napoleón,
concretamente en su hermano José Bonaparte, incluida la Constitución firmada por esta monarquía
en Vallona el 6 de julio de 1808. Igualmente se declaran nulos los tratados que se enunciaron en
dichos decretos, por el gobierno intruso de aquellos reinos, previniendo que en el libro de actas del
Ayuntamiento, las mismas que en este momento estoy leyendo, «se copie dicha Orden tildando en
él el asiento de la proclama de José I y cualquier otra cosa referente al gobierno intruso». Se proponen
nuestros concejales mantener la unidad de la religión católica, las leyes españolas y propiedades ya que
era la única Orden que se había obedecido por el Ayuntamiento de la villa e insisten y reiteran que las
leyes francesas ni las cumplían ni las iban a cumplir. Pero, no obstante, la Proclama Real haciendo rey a
Jose I, acuerdan remitirla a la Junta Suprema de Madrid para que ésta manifestara si legalmente debían
obedecer o no la mencionada Proclama. Ante esta duda, la Junta Suprema Central manda a nuestro
Ayuntamiento el siguiente auto: «Se declaran nulos, de ningún valor ni efecto los derechos de abdicación
y cesión de la Corona de España firmados en Francia por los SS. Reyes don Fernando VII y Carlos IV a favor
del Emperador de los Franceses y por su Hermano José por la violencia con que en todo se ha procedido,
como por falta de legitimidad para disponerlo. Se prevendrá también que en los libros del Ayuntamiento s
e copie este auto, tildándose el asiento de proclamación José I». Firmado por el Sr. Fiscal D. Jerónimo Antonio Diez.
En el pleno de 28 de agosto de 1808 se acuerda con inmediatez la cobranza de los impuestos de la harina para pagar los gastos que eran indispensables para el sostenimiento de la tropa española y Ordena que se recogiera el trigo y la cebada de la casa del Pósito para remitirlo a la Junta de la capital. La casa del Pósito estaba ubicada en los bajos del Ayuntamiento y allí se encerraba el grano para reserva en épocas adversas. Se autoriza al tesorero del Ayuntamiento para que pagara los gastos que se iban acumulando ocasionados por el transito de tropas que pernoctaban en esta villa en dirección a Granada, a las Ordenes de Reding, y a otras partes como a Bailén y a Porcuna. Por Mancha Real pasaron los batallones de Jaén, Córdoba y Zaragoza. Gastos que eran «muy crecidos pues en el día de ayer hubo en esta villa más de dos mil hombres con sus caballos».
El Ayuntamiento pide que los pueblos comarcales contribuyeran con le que le correspondiera a cada uno para evitar altercados entre los vecinos de la Mancha. También se acordó en este pleno que «debido al gran consumo de carne que había en el pueblo y teniendo noticias este Ayuntamiento que en el día de ayer y anteayer se vendió en la carnicería carne de cabra y si se vuelve a repetir se impondrá una pena de treinta ducados para cada uno que compre carne». La carnicería estaba ubicada en la Plaza de la Constitución haciendo esquina con la calle Carnicería. Otro acuerdo de importancia es el que ordena que las caballerías que hubiera en la villa quedaran a disposición de este Ayuntamiento pagando por cada cabeza cincuenta reales y se debía de hacer cargo de todo el ganado D. Luis Vadillos para que con urgencia las mandara a la tropa. Todos estos gastos se pagaban de los caudales de los Propios, que eran propiedad del Ayuntamiento y Tenencias Reales, que eran propiedad del rey, y si en algún momento faltaban los caudales públicos se debía de acudir a los bienes particulares. Para empezar venden del Pósito cien fanegas de trigo a los panaderos al precio de treinta seis reales la fanega para darle pan a las tropas. También Ordenan que el Sindico Personero de Mancha Real, D. Tomás Muñoz, marche a Jaén con todos los documentos públicos justificativos de los gastos de las tropas a fin de que liquidaran las cuentas, “no sólo de los treinta mil reales gastados para el Regimiento de Caballería del Príncipe que había residido en la villa mas de cien días” y por lo tanto no debían nada a Jaén, ya que justifican otros gastos de mas de veinte mil reales en pan para la tropa y cebada para los caballos.
El Cabildo estaba formado por los siguientes señores:
- Regidor Mayor: Miguel Colbetón (forastero)
- Regidores del Estado Noble: Ildefonso del Castillo y Diego de Quesada
- Regidores del Estado llano: Juan de Padilla y Juan Matías Lopez
- Sindico Personero: Tomás Muñoz
Este Ayuntamiento, 28 de agosto de 2008, da cuenta de un oficio de D. Diego Feliciano de la Junta de Jaén en el que Ordena que el Ayuntamiento cobrara a los vecinos el impuesto del vino, aguardiente y otros licores dando un plazo de ocho días y en caso contrario se mandaba ejecutar su cobranza por otras vías. El Cabildo enterado acuerda que no correspondía a la villa lo que pedían de Jaén «por ser de distintos años y no saber hasta que tiempo se ha de hacer dicho repartimiento y que nos digan la cantidad que debemos, hasta que días y condiciones de años». En Jaén les reclamaban las contribuciones a partir del año 1805, ante esta petición, el Ayuntamiento les dice que no tenían responsabilidades en estos años y que debía de ser la justicia la que resolviera este espinoso asunto. Comprobamos que la situación económica de nuestro Cabildo era caótica, pues los innumerables gastos ocasionados por la guerra eran pagados de los fondos públicos, siendo, al final, la clase menesterosa la más perjudicada en esos episodios bélicos.
Las obras públicas urgentes que se hicieron fueron para crear una infraestructura al servicio de la guerra tales como la reconstrucción del Puente de Arroyo Frío, camino de Madrid, Valencia, Murcia, Cartagena, Cataluña… «que estaba para caerse por las crecidas lluvias y que era indispensable su pronto reparo por no tener dicho camino otro paso». Pero también afirman que la villa no tenía fondos públicos para llevar a cabo la referida obra del arreglo del puente. Mientras tanto se resuelve la mala situación económica se hacía rogativas con tres días de iluminación y nueve a la Virgen para que ganaran la guerra. Será en el pleno de 26 de noviembre de 1808 cuando se vuelva a insistir sobre la Puente de Arroyo Frío, camino de Madrid, Valencia, Murcia, Cartagena, Cataluña, Aragón, Navarra y Vizcaya que estaba para caerse por las crecidas lluvias y era indispensable su pronto reparo, por no tener dicho camino otro paso y que de retrasarse dicha obra pudiera venir mucho perjuicio. El pleno acuerda que «dos maestros de obras de la villa, J osé López y José Gómez calculen los costos para llevar a cabo dicho reparo y que el acuerdo se debía de presentar al señor intendente y que se solicite licencia para dicha obra y su costo se debía de sacar de los fondos de los bienes de Propios, si hubiera algunos».
En el pleno de 28 de agosto de 1808, el Alcalde lee un oficio del Administrador de los Propios de Jaén para que esta villa pagara al Ayuntamiento de Jaén los réditos por la utilización de sus Propios, localizados en Letraña en los años de 1807 y 1808 que consistían en 1.588 reales. Leído el presente oficio, se le comunica al Administrador de Jaén que inmediatamente se le va a cobrar a los particulares y después se les remitirá en la menor brevedad de tiempo posible. Todos estos fondos iban destinados al frente de Bailen y Porcuna
Otra nueva Orden de la Junta de Jaén, de fecha 12 de noviembre de 2008 y varios días sucesivos, para que la villa envíe los caballos que pudiera con sus correspondientes aperos para el ejército y que se pagaran de los fondos de los particulares, de aquellos que menos habían pagado, a excepción de los señores D. Juan de Padilla y D. Joaquín Vadillos que ya habían dado los donativos tasados en mil trescientos reales y otros diecisiete vecinos que ya habían pagado sus donativos cifrados en 1.800, 950, 800, 70, 60… Ante esta nueva exigencia de la Junta de Jaén, nuestro Ayuntamiento les manifiesta de que no tiene otros fondos para cubrir los gastos de los caballos, mas que la expresada lista de vecinos que habían enviado para la expresada compra, aunque los hijos de los donantes mas pudientes se libraban de ir a la guerra. Solo iban los hijos de los que no podían dar donativos cuantiosos. Siempre pagan con sus vidas y sacrificios los mismos. Otra exigencia de la Junta de Jaén era que le enviaran una lista con los vecinos hacendados y foráneos de la villa que poseían fincas sujetas al pago de la contribución con expresión de cargas y rentas que percibían. Se les daban un plazo de ocho días para que cumplieran tal exigencia. El Ayuntamiento, como no podía ser de otra forma, cumplió al pie de la letra con esta nueva petición. Otra Orden curios es la que envía la Junta Suprema de la Provincia diciendo que los caballos que se han remitido y que han de remitirse a la ciudad de Jaén se pagarán en Jaén y a sus dueños se les dará la correspondiente cédula para el cobro y aquellos caballos que tuvieran silla, bridas y demás aperos de montar lleven una nota con el número de ellas y todo se debía de presentar en un plazo de diez días y que se hiciera saber a D. Tomás Martínez, que era recaudador de las Reales Contribuciones de la villa, que no pague caballo, ni sillas, ni aperos, mientras no cobre lo que había solventado sobre este asunto.
El día 8 de diciembre de 1808 se recibe una Orden de la Junta Suprema de la Provincia para que todas las personas de cualquier clase que supieran el manejo de las armas de escopeta marcharan a la Carolina y se pusieran a la Orden del Excmo. Señor Marqués de Palacios con inmediatez. Antes debían de acudir a las Casas Consistoriales en ese mismo día donde recibirán seis reales diarios de sueldo y dos libras de pan para doce días. En caso de no acudir a este reclutamiento se les aplicaría la pena de ser traidores a la Patria. Ademas debían de mandar, en un plazo de ocho días, un estadillo general con todas las armas que hubiera en el pueblo, así como los milicianos y voluntarios desde el primero de mayo último y los enmarcados en el último alistamiento público. El Ayuntamiento comunica a la Junta Suprema que hay en la villa 4.160 almas según el libro de bautismos y entierros e iban comprendidos todos los mozos que desde primero de mayo de 1808 habían sentado plaza en virtud del último alistamiento, a cuyo número habían añadido la dotación de milicianos del pueblo que eran veinte y uno. Vuelve a pedir la Junta Suprema el 10 de diciembre de 1808 que todos los tiradores y escopeteros de profesión se debían de poner con urgencia en camino hacia la Carolina a las órdenes del Marqués de Palacios con el sueldo de seis reales diarios y dos libras de pan para doce días.
Días después se vuelve a pedir de Jaén que se pusiera a disposición de la Junta Suprema todos los caudales que tuviera disponibles. El Ayuntamiento le comunica a Jaén que ya no tiene fondos públicos disponibles excepto algunos de los pertenecientes al Pósito. Y piden al Marqués de Palacios, que residía en la Carolina, «que si lo tiene a bien Ordene se vuelvan a sus hogares todos los soldados que no son de esa profesión como previene la última Orden» y le comunican que había soldados que no cobraban jornal alguno, y mencionan a Pedro Álvarez que llevaba un año en tal oficio sin ser profesional y que sólo había uno de profesión llamado Martín de Linares pero que tenía seis hijos y su mujer pasando verdaderas penurias en el pueblo e igualmente le comunican al Sr. Palacios que todos los soldados de Mancha Real en el frente estaban cargados de familia sin medios económicos. Esta carta no tiene respuesta, pero sí encontramos otra del intendente de la Carolina pidiendo cuatrocientas raciones de pan diarias en panes de tres libras bien cocido. Además hay otra nueva Orden de la Junta Suprema Central y Suprema Provincial para que Mancha Real auxilie al ejército de la Carolina en todo cuanto necesite y siempre a las Ordenes del Marqués de Palacios, Teniente General de los Reales Ejércitos Españoles y mandan ambas Juntas que los fondos públicos en dinero y los fondos de Propios no se inviertan son Ordenes supremas.
Pero veamos el calendario de la guerra a nivel nacional:
Movimientos y acciones preliminares
Siguiendo a David Odalrich de Caixal, el 29 de junio el ejército español se pone en marcha precedido de una junta de generales en el que se decidió eludir el Camino Real, optando por la aproximación sobre Andujar por caminos secundarios. De esta manera no sólo podría rehuir un encuentro prematuro con el grueso del ejército francés sino que enlazaría mejor con el ejército de Granada, que le había prometido su cooperación y que ya se encontraba en marcha. Este ejército había sido formado en su mayoría por voluntarios granadinos y malagueños, llegando a encuadrar hasta 7 batallones, pero con muy poca tropa regular. De hecho, de los tres regimientos de línea de guarnición en el Reino de Granada, el de la Reina había partido en los primeros días y ya se encontraba encuadrado en las divisiones de Castaños; el de Málaga, muy escaso de tropa, se había quedado en la ciudad para controlar el Orden público, y el de Reding 3 era el único que se encuadraba en dicho ejército. Tan sólo se formaron dos escuadrones de caballería, uno de Montesa y otro de España. En total el ejército granadino tenía 3.100 hombres. Al frente de estas tropas estaban dos generales; Don Ventura Escalante, Capitán General de Granada, y Don Teodoro Reding, Mariscal de Campo y Gobernador Militar de Málaga. Mientras tanto el general francés Vedel llegaba el 29 de junio a Bailén, dejando de lado las Ordenes que llevaba de Madrid, en las que se le Ordenaba que realizará un despliegue de su división por Sierra Morena, para poder mantener abierta la línea de comunicaciones entre la capital y Dupont. En vez de ello, envió un destacamento a Jaén para requisar armas, comida y agua, bajo el mando del capitán Baste. En Jaén, Vedel llevó a cabo una represalia por la comarca saqueando iglesias y rapiñando todos los víveres que pudo. Para ello confirió la incursión a la Primera Brigada de su División, mandada por el general Cassagne y a la Primera Legión –tres batallones--, que junto al destacamento del capitán Baste sumaban unos 3.500 hombres. Después de varios tiroteos con el 2º y 6º Batallón de los Voluntarios de Granada, la ciudad cayó en manos francesas. Aunque la ciudad se encontraba prácticamente desierta y los franceses se encontraron sin nada que rapiñar. Los españoles se reorganizaron y se reforzaron para atacar la ciudad, y tras el asedio de un día, los franceses deciden abandonar Jaén sin obtener los resultados que buscaban, pues no llevaban víveres y tampoco habían pacificado la zona. Finalmente el día 4 de julio hace su entrada en Bailén, donde se encontraba Vedel. Mientras en Madrid, el general Savary, que había sustituido a Murat, se da cuenta de la delicada situación de las tropas francesas en el sur y decide enviarle refuerzos. Si la situación hubiera sido favorable en Valencia le hubiera podido enviar a la 3ª División, pero esta tiene que mantenerse en San Clemente. Por ello, decide enviarle a la 2ª División, bajo el mando del general Gobert que se encuentra en Madrid, la división pertenece al ejército del mariscal Moncey, pero sus fuerzas se encuentran muy disminuidas por las enfermedades. Pero Gobert recibe la Orden de ponerse en marcha hacia Andalucía. Las fuerzas de Gobert contaban con 4 regimientos; el 5º, 6º, 7º y 8º y un batallón de la Legión Irlandesa. Al final la división de Gobert parte sólo con 3 regimientos, pero se le dota de una fuerza de caballería inusual y desconocida por aquellos días en España. Un regimiento de Coraceros, el 2º Provisional; fuerza impresionante y bien equipada que suma 700 sables. Incluyendo a una batería de 5 piezas de a 8 y su impedimenta. En total la División Gobert cuenta con 4.500 infantes y artilleros, 698 jinetes y cinco cañones de calibre medio; en total 5. 200 hombres.
El objetivo de Gobert, era proteger Sierra Morena y el flanco de Vedel en Bailén, protegiendo el Camino Real entre Madrid y Dupont. Mientras en el resto de España las fuerzas combinadas de los generales españoles Cuesta y Blake amenazaban las comunicaciones de Madrid con Francia vía Valladolid. Pero finalmente el 14 de julio, los ejércitos franceses derrotan a los españoles en Medina de Rioseco, donde los ejércitos de Castilla y Galicia serán aniquilados. Dupont espera refuerzos para lanzar una ofensiva sobre Sevilla y Cádiz. Pero recibe órdenes del Estado Mayor Imperial en Madrid, que Gobert llegará para apoyar su retirada a una línea más segura de defensa y no para lanzar ninguna ofensiva. Además Gobert recibe órdenes de dejar guarniciones en Madrilejos, Manzanares y Despeñaperros, con lo que su ejército queda bastante reducido. El 7 de julio Castaños se encuentra en Porcuna con todo el ejército español reunido, unos 30.000 hombres; Dupont en Andujar con 14.000; Vedel en Bailén con 7.500; Gobert a dos jornadas de Despeñaperros con 2.200 y Lefranc al mando del 6º Regimiento –Provisional- y la caballería pesada con 4 piezas de artillería, con 1.500 hombres y 700 coraceros a tan sólo dos jornadas de camino.
El plan Porcuna
El plan de Porcuna se basaba en fijar al ejército francés en Andújar. Aunque el diseño de este plan se estaba exento de riesgos porque la división de refuerzo, capitaneada por Vedel, condicionaba su ejecución y hacia peligrar a las fuerzas españolas. Durante los días previos a la batalla de Bailén se suceden distintos encuentros entre ambos ejércitos. Por fin parece que el ejército de Castaños tomo la iniciativa y se planifican las futuras operaciones en el conocido plan de Porcuna. El Estado Mayor de Castaños preparó un ambicioso plan que se resumía en una gran maniobra envolvente, muy de moda tras las fulgurantes campañas centroeuropeas del Emperador. Pero para estas grandes maniobras hacían falta tropas muy capacitas y disciplinadas, y el ejército español del momento no parecía muy cualificado para ello. Así pues el 12 de julio tenemos a Dupont en Andujar, a Vedel en Bailén y Menjíbar y a Gobert en Guarroman. Lefranc con el 6º Regimiento, la artillería y los coraceros llegando a Andujar para apoyar a Dupont, y diversos destacamentos en todos los pueblos del Camino Real. El mariscal de campo Don Tomás Moreno designa a la 1ª División (Reding) para cruzar por Menjíbar y Villanueva; la 3ª División (Felix Jones) y la Reserva por el vado de Villanueva de la Reina; asignada finalmente a las columnas de Valdecañas y Cruz Mourgeon la custodia de los flancos, es decir los caminos hacia la propia Sierra y Úbeda. La ventaja española estaba precisamente en la superioridad numérica, a parte de contar con el terreno propio y el apoyo civil.
Este primer plan resulto ser un desastre con lo que Castaños se dio cuenta y se llevaron a cabo diversas modificaciones y se preparó un segundo plan, en el cual el cambio más importante era que la 3ª División y la Reserva (Columnas Valdecañas y Cruz Mourgeon) se situaran frente a la villa de Andujar para mantener ocupado a Dupont, y evitar que se moviera. Mientras que la 2ª División (Marqués de Coupigny) cruzaría por Villanueva o por Menjíbar para finalizar en Bailén la maniobra. Durante los días anteriores a la batalla de Bailén, los destacamentos del ejército francés y del ejército español llevaron a cabo diversas escaramuzas y combates en Andujar, Menjíbar y Villanueva, teniendo los españoles 187 bajas y cerca de 500 los franceses. Las fuerzas de Dupont cometieron muchos errores, el principal fue el dejar desprotegido en eje Bailén-Menjíbar. Dupont cayó en su propia trampa al creer que Andujar era el punto clave de la batalla, y seguidamente debilitó a sus fuerzas persiguiendo una quimera, pues duda sobre la capacidad y la fuerza española subestimándola en un típico desplante francés, en el cual se cree que el sólo con sus fuerzas puede derrotar a 40.000 españoles “sin instrucción y sin disciplina” Lo más importante de esta batalla, es que en Bailén les dimos una buena lección a los franceses.
Pero volvamos la vista a lo que pasaba en nuestro pueblo. La Junta Suprema Central manda al empezar la guerra una Orden al Ayuntamiento de que se debían formar en todos los pueblos del Reino las Milicias Honradas con el objetivo de mantener la paz y tranquilidad pública, perseguir y capturar a los delincuentes y que cuidaran los frutos de los campos y que incluyeran en estas milicias las personas que tuvieran sueldos, rentas y salarios fijos y que adquirieran lo necesario para mantenerse con una mediana decencia. En estas milicias no podían incluir a los jornaleros ni aquellos otros individuos cuya subsistencia dependiera de un trabajo personal y diario. Así no podían se incluidos los maestros, las órdenes sagradas, los menores de 15 años y mayores de 60, los que tuvieran falta de claridad e alguno de los ojos, defecto en la dentadura y los cortos de talla. Estos voluntarios de las milicias honradas no podían gozar de sueldo alguno. El uniforme, chaqueta y pantalón, debía de ser de paño pardo con la hebilla y botones que estimara oportuno cada pueblo y un sombrero al estilo del Parp con escañapela.
Otra Orden de la Junta Suprema de de mediados de diciembre hace referencia a los afrancesados, que eran los españoles que ayudaban y se comunicaban con el ejercito francés. Pide esta Orden que las personas particulares den cuenta a las Juntas locales de los pueblos los nombres de estos afrancesados con expresión del nombre, apellidos, estado civil y condición. En caso de no cumplir con esta Orden, a los afrancesados se les dará doscientos azotes y cuatro años de presidio si eran plebeyos y sólo cuatro años de presidios, sin azotes, sin eran nobles. En esta Orden también avisan de que el general francés Butieu andaba disfrazado por los pueblos de Toledo con un hábito de monje Jerónimo y que iba con otros monjes auténticos (afrancesados) que le prestaban auxilio caminado hacia la Mancha de Toledo y desde allí se trasladaban al reino de Andalucía, avisan de que tuvieran cuidado con el porque era muy peligroso. Otro aviso que nos llama la atención es el que nos envía el Ayuntamiento de Pegalajar acompañado de un oficio del Marqués de Palacios donde avisaba a varios pueblos de que los franceses venían por el camino viejo de Jaén hacia nuestra villa. Se acuerda mandar este aviso a Torres y se fijan edictos para que todos los vecinos prepararan las escopetas y fusiles necesarios en el tiempo de 24 horas, así mismo se da cuenta a la Suprema de Jaén sobre el particular para que nos remitieran fusiles y escopetas que calcen bala de cartucho ya que las que había en el pueblo eran muy pocas, pues los ocho hombres que había en la Carolina se fueron bien armados. El pleno de 24 de diciembre de 1808, da cuenta de que el fondo de que se ha de valer nuestro Ayuntamiento para la remesa de las cuatrocientas raciones de pan diarias para la Carolina se había quedado sin dinero, pero acuerdan seguir enviando trigo para amasar el pan de la Carolina en los días que pudieran.
En el Cabildo de 31 de diciembre de 1808 asiste los siguientes señores:
- D. Miguel Colbetón y Subirá (Corregidor)
- D. Ildefonso del Castillo
- D. Juan García Vadillos
- D. Juan de Padilla
- D. Miguel Puerta
- D. Francisco Matáis López
- D. Tomás Martínez de Godoy.
Acuerdan emitir tres edictos para elegir nuevo Cabildo:
- Primer edicto: se convoca a todas las personas del pueblo que pretendan “mitad de oficio”, o estar presentes en la nueva elección.
- Segundo edicto: pasada más de media hora sin haber aparecido persona alguna para “mitad de oficio”. Sin embargo del anterior edicto y repique de campanas fije el segundo edicto.
- Tercer edicto: habiendo pasado otra media hora sin haber aparecido persona alguna a pedir “mitad de oficio”, sin embargo de los repiques de campanas y de los edictos anteriores fije otro último en el mismo sitio.
La mitad de oficio era el derecho que tenían las élites locales de Mancha Real (la nobleza o hijosdalgo y la burguesía o el Estado General) a incluirse en las listas municipales para ser votados por ellos mismos. Si acudía alguien a pedir mitad de oficio era porque tenía la certeza de que iba a ser elegido. Normalmente se presentaban parientes (hermanos, sobrino o hijos) de los ya elegidos. En este Cabildo se da cuenta de una Orden de la Suprema Junta del Reino para que «en el próximo año se recargue una buena parte de las contribuciones reales a los encabezamientos de esta provincia debido a los gastos enormes que ofrecen las actuales circunstancias y por la escasez en metálico que se experimenta y que este recargo se tenga presente en las subastas de ajuares y repartimientos que se hagan. Y que las personas de las rentas se les enteren de dicho recargo y de que han de cobrar una tercer parte más en las rentas». Nos vienen a decir que para el año 1809 iban a subir las contribuciones para poder hacer frente a los enormes gastos de la dichosa guerra. También se habla de los riegos del olivar, donde intervienen los dos alcaldes de aguas, exponiendo el mal estado de las acequias maestra de la Loma, la hijuela del Pantano, las hijuelas de la Cantera que se deban de reconstruir del todo. Hacen referencia al lugar de nacimiento y destino de las distintas hijuelas como la acequia del Partidor y Solana del Servalejo va hacia el olivar de D. Blas de Morales. La acequia de lo alto del Puente acabó en el olivar de D. Joaquín de Toledo. La hijuela de la Cruz del Purgón concluyó en el olivar de Juan de Dios de Jaén. La acequia maestra de Valdiguelo debe principiar en el Pantano. La hijuela del Pozo Gallego (el Pozuelo) acabó en dicho pozo de Doña Juana María Teresa Gallegos. La hijuela de los Abulagares debe principiar en la de Doña de Ana de Flores y por la izquierda en Juan Vadillos. El agua se la repartían los grandes propietarios de olivar, dejando la sobrante para los pequeños propietarios.
También se acordó que los conductores de pan y utensilios a la Carolina se les pague a 40 reales por cada par de mulos desde esta villa a aquella a 10 leguas de distancia. Y debían de seguir socorriendo al ejercito que se hallaba en la Carolina y otros puntos de Sierra Morena, sacando el dinero de los fondos públicos de los bienes de Propios y del Pósito, antes de acudir a sacarlos de personas particulares.
Hace doscientos años que sucedieron en España estos violentos episodios como respuesta a la invasión de nuestro territorio llevada a cabo por el ejército francés. Sin embargo, los vecinos del año 2008 de Mancha Real, nada o casi nada sabemos de aquellos hechos históricos que acaecieron en nuestro pueblo. Por este motivo, el presente trabajo, trata de acercar al ciudadano manchego a aquellos trágicos episodios.
Actas municipales desde mayo de 1808 hasta principios de 1809
Al investigar las actas municipales de la Guerra de la Independencia, que se encuentra en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Mancha Real, me llevé una grata sorpresa por la cantidad de información que me proporcionaron. La primera noticia oficial de la invasión francesa se hizo a través del acta municipal fechada el 20 de mayo de 1808. En este pleno se da cuenta de dos reales órdenes del corriente mes de mayo. La primera Orden se refiere a la “renuncia de la Corona por D. Fernando VII en su agusto y amado padre D. Carlos IV y de que este vuelve a ser rey de España”. La segunda Orden hace referencia al “nombramiento en calidad de Regente al gran Duque de Bexg de Teniente General del Reino y presidente del Consejo y su Junta Suprema de Gobierno. Y noticias de Carlos IV sobre las malévolas intenciones de quienes movilizan al pueblo español contra los franceses”.
Siguiendo a Julio Artillo[1], la Guerra de la Independencia empieza con los acontecimientos del dos de mayo en Madrid que motivaron el levantamiento popular y la guerra contra los franceses. El rey francés José I, impuesto por Napoleón desde Bayona, ilustra la dominación extrajera. Esta guerra fue al mismo tiempo una guerra nacional, una guerra revolucionaria y una guerra popular. Es una reacción voluntarista y desesperada en defensa de lo peculiar frente a un modelo extraño e impuesto por Napoleón y Carlos IV. También trajo consigo el derrumbamiento del Antiguo Régimen, pues sólo las Juntas Provinciales presentan cara a los acontecimientos militares y se aglutinan en torno a ellas los estratos sociales más diversos, desde los grandes propietarios hasta el mas pobre de los jornaleros. La Junta Local de Mancha Real es ejemplo de aquel conglomerado social en el que se integran, todos ellos pertenecientes al Estado de los Hijosdalgo y al Estado Llano o General. Se reunían urgentemente el día 20 de junio de 1808 en el salón de plenos del Ayuntamiento “por las noticias que nos llegan de que los franceses han atacado la capital de Jaén en el día de ayer y lo mismo lo han hecho los señores D. Ildefonso del Castillo, D. Diego de Quesada y D. Luis García Vadillos, del Esado Noble y lo propio hicieron el prior cura y muchos clérigos”. Entre todos ellos nombran al presidente de la Real Jurisdicción Ordinaria (Junta Local) que recae en el regidor Juan de Padilla. Y se nombra porque el ejército francés había salido de Jaén y se aproximaba a la villa de Mancha Real. Acto seguido Juan de Padilla lee una carta que envía la Junta Suprema de Jaén para “que alerten a los vecinos y defensores de la Patria que no hayan salido de esta villa permanezcan en ella para que estén prestos a acudir al sitio donde se les llame”. Creían que era eminente el ataque francés a la villa de Mancha Real. Ante este temor expresan que puesto que iba a estar el pueblo expuesto a saqueos, robos, incendios por los vecinos malévolos que ayudan a los franceses, los señores Juan de Padilla, Matías López, Tomas Martínez y Diego Ruiz dicen que están dispuestos a perder su vida en los alborotos y se disponen salir a las calles del pueblo a pedir a los vecinos harina y a sacar del Pósito la necesaria par que hubiese el abasto correspondiente, no solamente para el pueblo sino también si se presentaba el ejercito francés o español viéndose en la precisión de quebrantar la llave del Pósito y para precaver cualquier desorden que pudiera ocurrir en esta villa y su término con el motivo de que el ejercito francés había salido de la capital y se aproximaba a esta población. Este acuerdo se hizo el 22 de junio y fue firmado por todos los regidores y además por 22 vecinos que asistieron a aquella sesión tales como: Miguel Gutiérrez, José Cubillo, Antonio del Río, José Gómez, Antonio Mesa, Andrés Gomez, José de Guzmán, Matías Morillas, Andrés Martínez, Miguel de Puerta, Juan Valero, Lorenzo Morillas, Alonso Pulido, Antonio de Fuentes, Miguel Gutierrez el menor, Luis de Casas, Lorenzo Pulido, Blas Cobo, Manuel Delgado, Sebastián Cerón, José de Olid el carnicero, Antonio Olid, Juan Puertollano y Molina, etc. El día 24 de junio de 1808 la J.S. de Jaén da las gracias a los de Mancha Real por la eficacia y prontitud conque han evacuado una comisión de hombres para la guerra, esperando de su celo continuaran haciéndolo en la ocasión que sea necesario. En este pleno acordaron, que para la mayor tranquilidad del pueblo, se turnaran cada noche dos personas para la ronda con los dependientes del Juzgado. Se dividió el pueblo en tres rondas de noche. Dieron noticia de la fuga, del fiel de comisaría y siendo este un hecho muy perjudicial a los vecinos, acordaron nombrar a Juan López que era el alguacil mayor del Juzgado. También acuerdan dar las gracias al pueblo y a sus vecinos pudientes y acaudalados porque les habían ofrecido todas las facultades y granos. Así mismo acuerdan “se haga saber a todos los vecinos de esta villa que tomaron escopetas las devuelvan inmediatamente al Ayuntamiento y aquel que no lo haga será tratado conforme a las leyes de guerra que se ejecutan irremisiblemente”.
El pleno del día 28 de junio da cuenta de una carta de la J.S. de Jaén donde se acreditaba que el Batallón de Voluntarios de Granada estuvo unos días en Mancha Real para ir a Despeñaperros. El alcalde suplicaba a los vecinos que llevaran grano a los panaderos, dado el poco trigo que quedaba en el Pósito para darle de comer a las tropas. Además la J.S. de Jaén pedía harina y hombres armados de los indultados de Málaga que se hallaban en Despeñaperros y que ahora estaban en esta villa. Aconsejan que se procediera a armar a los hombres capaces en el manejo de las armas. El Ayuntamiento acuerda que para saber la harina que había en el pueblo se encargue D. Ildefonso del Castillo para que visite todas las casas y después remita a Jaén el pan correspondiente para la tropa. Se recogieron 100 arrobas y 16 libras de harina que se mandaron a la J.S. de Jaén. Así mismo mandaron a 16 hombres armados para prevenir un ataque de los franceses a la ciudad de Jaén.
Otra carta pidiendo más hombres. Una vez leída por el regidor, en voz alta, al resto de sus compañeros, convocó un pleno extraordinario con carácter de urgencia para el día 31 de junio de 1808, y después de una larga discusión entre unos y otros, llegaron a la conclusión de que había que alistar a todos los mozos útiles del pueblo con escopetas para que marcharan a Jaén a detener a los franceses. Escogieron a doce hombres armados con cartuchos, escopetas, pistolas y cuchillos. Además enviaron a Jaén diez libras de harina, cuatro mil raciones de pan. Otra carta que nos causó curiosidad al leerla, era aquella fechada el 4 de julio del mismo año, enviada al Ayuntamiento de Mancha Real por el Comisario de Guerra llamado D. Felipe Garrido y decía que “De Orden del Comandante General del ejército del Reino de Granada D. Teodoro Reding prevengo a Vds. Inmediatamente franqueen tres mil raciones de pan y hagan se transporte a esta ciudad”. No sabemos si era a la ciudad de Jaén o a la de Granada. Inmediatamente se vuelven a reunir los concejales llamados por el Alcalde y deciden en Cabildo de 9 de julio de 1808 enviar mil raciones de pan, cien fanegas de cebada, mil raciones de carne y menestra para que con urgencia se mandaran esa misma noche a la villa de Arjona. Todos estos alimentos eran extraídos de las instituciones religiosas, sobre todo de aquellas que su situación económica se lo permitía.
Nueva carta fechada el día 6 de julio, firmada por D. Esteban José Colmenero de la Junta de Jaén, dando cuenta de que “La villa de la Mancha ha entregado ochocientos panes de dos libras cada uno a cuenta de las tres mil raciones pedidas por D. Felipe Garrido para el suministro de la tropa de España y que ayer mismo por la tarde se entregaron otros setecientos setenta y cuatro panes de dos libras cada uno, pero que a la mayor brevedad posible me dé Vd. el pan que falta hasta completar las tres mil raciones”. El día 12 de julio de 1808 nuestro Ayuntamiento se vuelve a reunir, un tanto preocupado y agobiado por la situación adversa económica del pueblo y tratan de contabilizar el suministro que habían mandado a las tropas españolas, concretamente a la ciudad de Jaén y al ejército de Arjona. Todo lo mandado se había hecho a costa del depósito de la Obra Pía de Pedro Merino que consistía en nueve mil reales. Ahora se hacía indispensable recoger fondos de la Obra Pía de la Iglesia Parroquial y que el cura párroco pusiera urgentemente a disposición del Ayuntamiento los caudales de su Obra Pía para que en el caso de que no alcanzaran con la otra Obra Pía de Pedro Merino se saque de la propia Iglesia todos los fondos que sean necesarios.
Otro pleno del Ayuntamiento se celebra el 14 de julio de 1808 que da cuenta de cuatro oficios para que se acuerde su cumplimiento. El primer oficio está firmado por D. Isidoro Palacios fechado el 12 de julio y hace referencia a que el día 15 de julio llegará a la Mancha el equipaje del Batallón de Voluntarios de Aragón que marchaba al cuartel general de la villa de Porcuna, y para poder continuar su marcha, D. Isidoro Palacios pide urgentemente al Alcalde de Mancha Real 16 carros o carretas tirados por mulas o bueyes y dos bagajes mayores consistentes en sábanas, ropas de vestir, mantas, vendas, etc. Otros dos oficios de la Junta de Jaén que vuelve a pedir al Ayuntamiento que “enviaran la raciones de pan que pudieran y que se reuniera en la plaza de la villa toda la gente armada que hubiera en el pueblo y su término para que marcharan al Puente del Obispo dirigidos por personas del pueblo con razonamiento y sentido común que hicieran de capitanes”.
Se lee el cuarto oficio, muy amenazante y en términos claros y contundentes, remitido de puño y l etra por el Comandante General de Andalucía, el poderoso señor D. Teodoro Reding, militar suizo, que textualmente dice lo siguiente: “No se duda del patriotismo de la Junta de esa Villa pero necesita más acreditarse y por lo tanto en negocio de tanta importancia como el presente, no dudo de ustedes, y en el instante que reciban esta carta pongan en camino la porción de raciones de pan, vino, vinagre, aguardiente, carne y cebada que sea posible que no han de bajar de lo necesario para el suministro de dos mil hombres y esto diariamente, disponiéndolo a la Junta de Bailén y aunque me persuado que no necesitaré valerme de la fuerza si hubiera omisión, lo experimentará esa villa y a las comunidades religiosas y señoras pudientes de esa población les hará honor remitir sábanas, lienzos, hilas y vendas con todo lo necesario para la curación de los pobres enfermos y heridos, nuestros hermanos. Firmada y sellada: Teodoro Reding, Comandante General del Reino de Granada”. Antes de continuar con los hechos históricos acaecidos en Mancha Real, veamos los antecedentes históricos de la Guerra de Independencia y quien era este general que tanto nos amenazaba, llamado T. Reding.
Durante el mes de junio de 1808, el Cuerpo expedicionario de la Gironda hacía su entrada en Andalucía sin encontrar resistencia. Su destino final era liberar a la escuadra francesa de Rosilly que estaba detenida en Cádiz. En esas mismas fechas el general Castaños ya estaba en Sevilla organizando un ejército capaz de enfrentarse a los franceses, que formado por los regimientos y los voluntarios disponibles, inicia su instrucción de una forma acelerada. Mientras los ingleses se comprometen a suministrar las armas necesarias. El 7 de junio, Dupont se encuentra en el Puente de Alcolea con bastante resistencia por parte de miles de voluntarios cordobeses y algunas unidades regulares del ejército. Los franceses entran en Córdoba castigando cruelmente a la ciudad. Allí tienen noticias de la rendición de la escuadra francesa por la que deciden retirarse hasta Andujar y esperar refuerzos, para afianzar sus defensas. Mientras, en Porcuna, se encuentran los dos ejércitos de Andalucía; el de Sevilla y el de Granada. La batalla de Bailén ha pasado a la historia con una serie de equívocos curiosos. Por de pronto, su vencedor oficial, el general Castaños, no estaba allí en el momento de producirse la batalla. Las tropas españolas estaban dirigidas por un militar suizo, Reding, al servicio de España. Fue contra sus tropas bien situadas y con buena moral contra la que se estrellaron los desesperados ataques de los hombres de Dupont. Las tropas francesas estaban atormentadas por la sed, rodeados de un enemigo bien armado, y seguros en el disparo, las tropas de éste lanzan carga tras carga contra las posiciones españolas sin conseguir romperlas y perdiendo centenares de hombres por el tiro de la infantería española. El gobernador británico de Gibraltar, Sir Hew Dalrymple, había ofrecido un acuerdo a Castaños para ayudarle a resistir a los franceses, pero la Junta Suprema de Sevilla, bajo la dirección de Don Francisco de Saavedra no aceptó la propuesta, pues no se fiaba de los ingleses. El día 23 las tropas de Dupont partían hacía el sur. Si todo salía bien, el general francés obtendría con total seguridad el bastón de mariscal. Pero desde el principio todo salió mal para los franceses. Aunque Napoleón consideraba suficientes las tropas enviadas con el objetivo de llegar hasta Cádiz, una parte de las tropas imperiales que se le tenían que unir en Sevilla -las del general Avril, situadas en Portugal - no aparecieron.
De los regimientos suizos procedentes del ejército español, que se tenían que incorporar a la expedición -Reding 3 y Traxler 5 - se pasaron a los españoles y las deserciones en los otros dos - Reding 2 y Preux 6 - fueron en aumento según avanzaban las columnas. Mientras, en Sevilla, que se había alzado el 26 de mayo, la Junta constituida se había puesto en contacto con otras ciudades y había entregado el mando al general Castaños. Se reforzaron las unidades existentes con nuevos reclutas evitando en lo posible la creación de unidades nuevas. Aprovechando el armamento de la Maestranza y el Parque de Artillería de Sevilla, en los cuales se obtuvieron 26.000 fusiles, 14.000 pares de pistolas y 27.000 sables, así como diversas baterías de cañones. Las plazas marítimas, como Cádiz disponían además de suficiente pólvora, por lo que el nuevo ejército estaba muy bien armado. Las tropas francesas:
Sobre las fuerzas francesas del 2º Cuerpo de Observación de la Gironda, es decir las tropas del general Dupont, siempre se ha dicho que eran fundamentalmente soldados de reemplazo sin experiencia militar en el campo de batalla. La verdad era que aquellos soldados ya habían sido curtidos en otras campañas. Este Cuerpo de Ejército de unos 20.000 hombres y 40 cañones se había formado con tres divisiones de infantería y una de caballería. Estas fuerzas bajo el mando del general Fressia, estaban organizadas en 6 regimientos: 3 de Dragones, 2 de Cazadores y una de Coraceros, con una fuerza de casi 3.000 jinetes, todos ellos con sus correspondientes monturas y equipos al completo.
Por otra parte las divisiones de infantería tenían unidades de calidad variada y se habían formado en 1808 con los restos de otras unidades veteranas. Aunque también había otras unidades bisoñas, de dudosa calidad, formada por soldados de reemplazo. Como la División Barbou, que era la peor dotada, disponía de la 3º y 4º Legión de Reclutas, con un regimiento suizo de mercenarios, y otro de la Guardia de París (policías reclutados en la Ille de France). La infantería de Dupont contaba también con la División Vedel, con las Legiones 1º, 5º y el 3º Regimiento Suizo. En las unidades compuestas exclusivamente por franceses, se encontraba la División Gobert, con los Regimientos Provisionales Ligeros 6º, 7º y 8º, los Marinos de la Guardia y una pequeña unidad de la Gendarmería Imperial. Estas fuerzas estaban reforzadas por dos regimientos suizos, anteriormente al servicio de España y de dudosa confianza para los franceses, ya que irían desertando y al final de la Batalla se pasarían en bloque al ejército español. Como ocurrió en las escaramuzas en el Rumblar, entre los suizos del coronel Schramm, que combatían con los franceses y los suizos de Reding que combatían con España. Se encontraron frente a frente, al reconocerse, cesaron los disparos de unos y otros y acogiéndose a la cláusula de sus contratos que les impedía combatir unos en contra de otros renegaron de su general francés, que hubo de huir hacia la zona que todavía conservaban las tropas imperiales. Las tropas españolas:
El general Castaños a instancia de la Junta de Defensa había confeccionado unas fuerzas escasas de hombres y material, pero con un alto espíritu de lucha. El general había dividido sus fuerzas en cuatro Divisiones, dos Columnas y una Retaguardia a modo de reserva: La 1ª División, quizás la más potente del dispositivo, la que llevó el peso de las acciones de Bailén y Mengibar, estaba bajo el mando de Don Teodoro Reding, con una fuerza teórica de 8.982 hombres, disponía de 19 batallones de infantería con 8.118 hombres, 7 escuadrones de caballería que sumaban 804 hombres, 10 piezas de artillería y 60 zapadores.
La 2ª División estaba bajo el mando del Marqués de Coupigny, contaba con 8.153 hombres, de los cuales 7.462 eran de infantería encuadrados en 12 batallones, 521 lo eran de caballería en cuatro escuadrones y disponía además de 11 piezas de artillería y 200 zapadores.
La 3ª División que mandaba Don Félix Jones contaba con 3.143 hombres con 8 batallones y 3 escuadrones. La 4ª División la mandaba Don Manuel de la Peña con 8.735 hombres encuadrados en 13 batallones, 12 escuadrones de caballería, dos compañías a caballo de artillería y zapadores. Finalmente dos columnas de infantería actuaban como guarniciones de puntos laterales al teatro de operaciones la de Don Juan Cruz Morurgeon que disponía de 1.600 hombres y la del Coronel Valdecañas con 600. Había también otras fuerzas de reserva en la Retaguardia, pero muy alejadas de Bailén, estaban situadas en Cádiz, Granada y Málaga. La calidad de las fuerzas españolas era muy variada, desde fuerzas teóricamente mercenarias, como los suizos de Reding, pasábamos a unidades casi folklóricas como los Garrochistas o los Lanceros de Jerez. Por lo tanto podríamos decir que estas unidades tenían una efectividad bastante nula desde el punto de vista militar. De hecho, y durante la batalla y sus prolegómenos, hubo 1.200 desertores y unos 1.600 hombres de la Columna de Mourgeon que huyeron de sus posiciones. Aunque también hay que decir que Castaños contó con unas excelentes unidades de infantería procedentes de los Regimientos de Línea, que hicieron un excelente papel. Y la caballería tuvo un papel bastante desigual en sus enfrentamientos contra la caballería francesa. Sus unidades procedían del ejército regular, pero ese comportamiento se debió a sus trasnochadas técnicas de combate y a su inferioridad numérica en jinetes y equipo frente a la caballería de Fressia. Poco podían hacer los Cazadores de Olivenza frente a los Regimientos de Coraceros franceses, que eran indiscutiblemente los amos del campo de batalla por su potencia y preparación, a parte claro, de su indudable experiencia. Alejandro Dumas escribió en 1846 que en Bailén 16.000 franceses se habían enfrentado a 40.000 españoles. Una exageración por partida doble y veremos porque. El general Dupont disponía de 20.000 hombres, aunque ciertamente en la batalla intervinieron de forma directa 12.354, de los que 2.676 eran de caballería, mientras que por parte española intervinieron unos 12.947, de los que cerca de 1.000 eran de caballería. Durante la batalla fue determinante la preparación y experiencia del ejército francés, sobre todo en sus cuadros de mando, ya que sus hombres habían combatido con la Gran Armée por toda Europa y siempre habían salido victoriosos. La ventaja de las armas francesas estaba en su caballería. Las unidades de coraceros tenían superioridad en cuanto a su tremenda potencia sobre sus oponentes españoles, pero al disgregarlas y dispersarlas por el campo de batalla, perdieron toda su superioridad que solo ejercieron en una limitada parte de la batalla. En cuanto a la artillería, los franceses disponían de mejores piezas y más eficaces, pero su continuo movimiento, cumpliendo las Ordenes de Dupont, les impidió unos buenos asentamientos de las piezas artilleras. Finalmente la infantería, que decidió el destino final de la batalla, si era superior en el lado español, además de que el factor ambiental fue determinante. Un calor sofocante, los incendios provocados por la artillería en las cosechas, los continuos movimientos de los franceses con el consiguiente cansancio así como los más de 40º centígrados a la sombra definieron la causa principal de la efectividad de la infantería en el resultado final. [2] Así las cosas en el frente de guerra, sigamos con lo que ocurría en nuestra villa, tan cerca de Porcuna y de Bailén. El 14 de julio de 1808, sigue el Alcalde leyendo cartas, una de ellas firmada por D. Vicente de Torres que pedía que solo les mandara pan, pan, pan que por su escasez va a ser la causa de la pérdida de la guerra y pide que el pan se sacara de los panaderos y labradores de la villa para el enviarlo al ejercito de Arjona. Y la última de Torrequebradilla, manifestando que “en esta madrugada llega a este pueblo cuatro mil hombres de tropa y que se necesitan dos mil raciones de pan, veinte ovejas o carneros y dos cajas de vino”.
El Ayuntamiento les recuerda a estos pedigüeños que ya habían remitido esa misma noche a Arjona mil raciones de pan, de carne y menestra, cien fanegas de cebada y a la villa de Torrequebradilla habían enviado dos mil raciones de pan, pero que dadas las circunstancias de penuria del pueblo no podían seguir remitiendo mas víveres “por no poder los hornos cocer tanto pan, pero que en el día de mañana se remitirán las raciones que quedan y que saldrán inmediatamente la gente que se pueda armar al Puente del Obispo capitaneada por D. Gaspar de Morales, que es cadete de ejercito”.
Otro oficio remitido por la Junta Suprema de Jaén, el 21 de julio de 1808, pidiendo mas dinero para poder sufragar las desgracias que había sufrido la ciudad de Jaén por las dos veces que “los franceses la habían atacado, saqueado todas sus oficinas y robando todos sus caudales”, por este motivo piden los de Jaén que inmediatamente se les remitan a las arcas reales las cantidades que sean posibles de las contribuciones corrientes y los atrasos del año pasado. Ante esta nueva petición los concejales acuerdan que se harán las mas vivas diligencias para las cobranzas y a acudir con lo que sea posible a la tesorería de la patria.
Nuevo oficio remitido por D. Teodoro Reding de 21 de julio de 2008.
Viene este oficio del Campamento de Bailén pidiendo “porciones de pan, vino, aguardiente, carne, cebada, todo lo que sea posible y que se mande a la mayor brevedad, ateniéndose a las consecuencias en caso contrario”. Ante este nueva amenaza el Ayuntamiento, asustado, acuerda que todos los regidores recogieran por el pueblo todo el pan que pudieran para embasarlo y remitirlo al instante, con mas de diecisiete arrobas de vino, otras tantas de vinagre, cebada y lo demás y las sábanas que se pudiera recoger hasta la partida del comisionado. El Ayuntamiento afirma que seguirá ayudando al pueblo de Bailén lo mismo que lo venía haciendo con Arjona, Arjonilla, Torrequebradilla y Jaén.
El día 28 de julio de 1808 se vuelve a reunir el Ayuntamiento, que tenían presente lo abundante de la cosecha de grano ordena se proceda a la reintegración del Real Pósito de la Villa con toda actividad y eficacia. También tratan de buscar dinero para reponer los suministros de las tropas para pagar deudas como la contraída por la Junta Suprema que tienen que pagar veinte mil quinientos once reales y veintidós mas de bellón.
Nuevo pleno el 3 de agosto de 1808 , de la lectura de estas actas se desprende que la guerra la están perdiendo los españoles, ya que la Junta Suprema quiere “agradecer a las provincias los esfuerzos y sacrificio que en medio de los desastres que ha sufrido nuestro ejercito” y al mismo tiempo pide con la urgencia que el momento requería un listado de los donativos dados por cada patriota, de todos los bienes que han dado los pueblos para nuestro ejército y animar a los vecinos ya que estaban aterrados porque veían el enemigo a las puertas de sus hogares. El Ayuntamiento hace este listado de vecinos colaboradores con el ejército español y lo hacen en el número de ciento veinte siete ciudadanos manchegos tales como: Rodríguez, Jiménez, Marín, Del Arco, López, Cano, Cobo, Morillas, Amezcua, Carrascosa, Puerta, Castro, Morales, Gutiérrez, Romero, Molina, Cañizares, Del Río, Moya, García, Vela, Guerrero, Planet, Vadillos, Abad, Contreras, Siles, Sánchez, Tirado, Cubillo, Ruiz, Ortiz, Ramos, Cavanillas, Truncer, Barrio, Guzmán, Moreno, Domínguez, Del Castillo, Pulido, Navarro, Molino, Calderón, De Dios, Padilla y el Convento de los Carmelitas Descalzos. Los frailes donaron 1.100 reales. Había donativos de cuatro, diez, veinte, cuarenta, sesenta, ochenta, cien y más de mil reales. Los mayores donativos los dieron:
ü Lucía de Jódar: 3.000 reales (R.) ü Catalina Morillas: 1.100 R. ü Miguel Puerta: 1.500 R. ü Marina de Castro: 1.000 R. ü María de Mesa: 3.000 R. ü Gaspar de Morales: 1.200 R. ü Isabel Ortiz: 1.000 R. ü Ildefonso del Castillo: 3.000 R. ü Juan Cobo: 1.100 R. En total enviaron al frente de batalla 27.597 reales desde mayo hasta agosto de 1808.
Convento de San Juan de la Cruz. Hospital Militar de Guerra de la Independencia
[1] ARTILLO GONZÁLEZ, J. Nueva historia contemporánea de la provincia de Jaén. Diputación de Jaén 1989. [2] David Odalrich de Caixal i Mata Historiador colaborador del Centro de Historia y Cultura Militar del Ejército Historiador del Museo Militar de Barcelona. Internet, 2008. Sigue en el siguiente capítulo....
El pleno de 19 de agosto de 1808, declaran nulos los acuerdos de abdicación a la Corona de
España efectuados por Sus Majestades los Reyes Fernando VII y Carlos IV a favor de Napoleón,
concretamente en su hermano José Bonaparte, incluida la Constitución firmada por esta monarquía
en Vallona el 6 de julio de 1808. Igualmente se declaran nulos los tratados que se enunciaron en
dichos decretos, por el gobierno intruso de aquellos reinos, previniendo que en el libro de actas del
Ayuntamiento, las mismas que en este momento estoy leyendo, “se copie dicha Orden tildando en
él el asiento de la proclama de José I y cualquier otra cosa referente al gobierno intruso”. Se proponen
nuestros concejales mantener la unidad de la religión católica, las leyes españolas y propiedades ya que
era la única Orden que se había obedecido por el Ayuntamiento de la villa e insisten y reiteran que las
leyes francesas ni las cumplían ni las iban a cumplir. Pero, no obstante, la Proclama Real haciendo rey a
Jose I, acuerdan remitirla a la Junta Suprema de Madrid para que ésta manifestara si legalmente debían
obedecer o no la mencionada Proclama. Ante esta duda, la Junta Suprema Central manda a nuestro
Ayuntamiento el siguiente auto: “Se declaran nulos, de ningún valor ni efecto los derechos de abdicación
y cesión de la Corona de España firmados en Francia por los SS. Reyes don Fernando VII y Carlos IV a favor
del Emperador de los Franceses y por su Hermano José por la violencia con que en todo se ha procedido,
como por falta de legitimidad para disponerlo. Se prevendrá también que en los libros del Ayuntamiento s
e copie este auto, tildándose el asiento de proclamación José I”. Firmado por el Sr. Fiscal D. Jerónimo Antonio Diez.
En el pleno de 28 de agosto de 1808 se acuerda con inmediatez la cobranza de los impuestos de la harina para pagar los gastos que eran indispensables para el sostenimiento de la tropa española y Ordena que se recogiera el trigo y la cebada de la casa del Pósito para remitirlo a la Junta de la capital. La casa del Pósito estaba ubicada en los bajos del Ayuntamiento y allí se encerraba el grano para reserva en épocas adversas. Se autoriza al tesorero del Ayuntamiento para que pagara los gastos que se iban acumulando ocasionados por el transito de tropas que pernoctaban en esta villa en dirección a Granada, a las Ordenes de Reding, y a otras partes como a Bailén y a Porcuna. Por Mancha Real pasaron los batallones de Jaén, Córdoba y Zaragoza. Gastos que eran “muy crecidos pues en el día de ayer hubo en esta villa más de dos mil hombres con sus caballos”. El Ayuntamiento pide que los pueblos comarcales contribuyeran con le que le correspondiera a cada uno para evitar altercados entre los vecinos de la Mancha. También se acordó en este pleno que “debido al gran consumo de carne que había en el pueblo y teniendo noticias este Ayuntamiento que en el día de ayer y anteayer se vendió en la carnicería carne de cabra y si se vuelve a repetir se impondrá una pena de treinta ducados para cada uno que compre carne”. La carnicería estaba ubicada en la Plaza de la Constitución haciendo esquina con la C/. Carnicería. Otro acuerdo de importancia es el que ordena que las caballerías que hubiera en la villa quedaran a disposición de este Ayuntamiento pagando por cada cabeza cincuenta reales y se debía de hacer cargo de todo el ganado D. Luis Vadillos para que con urgencia las mandara a la tropa. Todos estos gastos se pagaban de los caudales de los Propios, que eran propiedad del Ayuntamiento y Tenencias Reales, que eran propiedad del rey, y si en algún momento faltaban los caudales públicos se debía de acudir a los bienes particulares. Para empezar venden del Pósito cien fanegas de trigo a los panaderos al precio de treinta seis reales la fanega para darle pan a las tropas. También Ordenan que el Sindico Personero de Mancha Real, D. Tomás Muñoz, marche a Jaén con todos los documentos públicos justificativos de los gastos de las tropas a fin de que liquidaran las cuentas, “no sólo de los treinta mil reales gastados para el Regimiento de Caballería del Príncipe que había residido en la villa mas de cien días” y por lo tanto no debían nada a Jaén, ya que justifican otros gastos de mas de veinte mil reales en pan para la tropa y cebada para los caballos.
El Cabildo estaba formado por los siguientes señores:
1. Regidor Mayor: Miguel Colbetón (forastero) 2. Regidores del Estado Noble: Ildefonso del Castillo y Diego de Quesada. 3. Regidores del Estado llano: Juan de Padilla y Juan Matías Lopez. 4. Sindico Personero: Tomás Muñoz. Este Ayuntamiento, 28 de agosto de 2008, da cuenta de un oficio de D. Diego Feliciano de la Junta de Jaén en el que Ordena que el Ayuntamiento cobrara a los vecinos el impuesto del vino, aguardiente y otros licores dando un plazo de ocho días y en caso contrario se mandaba ejecutar su cobranza por otras vías. El Cabildo enterado acuerda que no correspondía a la villa lo que pedían de Jaén “por ser de distintos años y no saber hasta que tiempo se ha de hacer dicho repartimiento y que nos digan la cantidad que debemos, hasta que días y condiciones de años”. En Jaén les reclamaban las contribuciones a partir del año 1805, ante esta petición, el Ayuntamiento les dice que no tenían responsabilidades en estos años y que debía de ser la justicia la que resolviera este espinoso asunto. Comprobamos que la situación económica de nuestro Cabildo era caótica, pues los innumerables gastos ocasionados por la guerra eran pagados de los fondos públicos, siendo, al final, la clase menesterosa la más perjudicada en esos episodios bélicos.
Las obras públicas urgentes que se hicieron fueron para crear una infraestructura al servicio de la guerra tales como la reconstrucción del Puente de Arroyo Frío, camino de Madrid, Valencia, Murcia, Cartagena, Cataluña… “que estaba para caerse por las crecidas lluvias y que era indispensable su pronto reparo por no tener dicho camino otro paso”. Pero también afirman que la villa no tenía fondos públicos para llevar a cabo la referida obra del arreglo del puente. Mientras tanto se resuelve la mala situación económica se hacía rogativas con tres días de iluminación y nueve a la Virgen para que ganaran la guerra. Será en el pleno de 26 de noviembre de 1808 cuando se vuelva a insistir sobre la Puente de Arroyo Frío, camino de Madrid, Valencia, Murcia, Cartagena, Cataluña, Aragón, Navarra y Vizcaya que estaba para caerse por las crecidas lluvias y era indispensable su pronto reparo, por no tener dicho camino otro paso y que de retrasarse dicha obra pudiera venir mucho perjuicio. El pleno acuerda que “dos maestros de obras de la villa, J osé López y José Gómez calculen los costos para llevar a cabo dicho reparo y que el acuerdo se debía de presentar al señor intendente y que se solicite licencia para dicha obra y su costo se debía de sacar de los fondos de los bienes de Propios, si hubiera algunos”.
En el pleno de 28 de agosto de 1808, el Alcalde lee un oficio del Administrador de los Propios de Jaén para que esta villa pagara al Ayuntamiento de Jaén los réditos por la utilización de sus Propios, localizados en Letraña en los años de 1807 y 1808 que consistían en 1.588 reales. Leído el presente oficio, se le comunica al Administrador de Jaén que inmediatamente se le va a cobrar a los particulares y después se les remitirá en la menor brevedad de tiempo posible. Todos estos fondos iban destinados al frente de Bailen y Porcuna
Otra nueva Orden de la Junta de Jaén, de fecha 12 de noviembre de 2008 y varios días sucesivos, para que la villa envíe los caballos que pudiera con sus correspondientes aperos para el ejército y que se pagaran de los fondos de los particulares, de aquellos que menos habían pagado, a excepción de los señores D. Juan de Padilla y D. Joaquín Vadillos que ya habían dado los donativos tasados en mil trescientos reales y otros diecisiete vecinos que ya habían pagado sus donativos cifrados en 1.800, 950, 800, 70, 60… Ante esta nueva exigencia de la Junta de Jaén, nuestro Ayuntamiento les manifiesta de que no tiene otros fondos para cubrir los gastos de los caballos, mas que la expresada lista de vecinos que habían enviado para la expresada compra, aunque los hijos de los donantes mas pudientes se libraban de ir a la guerra. Solo iban los hijos de los que no podían dar donativos cuantiosos. Siempre pagan con sus vidas y sacrificios los mismos. Otra exigencia de la Junta de Jaén era que le enviaran una lista con los vecinos hacendados y foráneos de la villa que poseían fincas sujetas al pago de la contribución con expresión de cargas y rentas que percibían. Se les daban un plazo de ocho días para que cumplieran tal exigencia. El Ayuntamiento, como no podía ser de otra forma, cumplió al pie de la letra con esta nueva petición. Otra Orden curios es la que envía la Junta Suprema de la Provincia diciendo que los caballos que se han remitido y que han de remitirse a la ciudad de Jaén se pagarán en Jaén y a sus dueños se les dará la correspondiente cédula para el cobro y aquellos caballos que tuvieran silla, bridas y demás aperos de montar lleven una nota con el número de ellas y todo se debía de presentar en un plazo de diez días y que se hiciera saber a D. Tomás Martínez, que era recaudador de las Reales Contribuciones de la villa, que no pague caballo, ni sillas, ni aperos, mientras no cobre lo que había solventado sobre este asunto. El día 8 de diciembre de 1808 se recibe una Orden de la Junta Suprema de la Provincia para que todas las personas de cualquier clase que supieran el manejo de las armas de escopeta marcharan a la Carolina y se pusieran a la Orden del Excmo. Señor Marqués de Palacios con inmediatez. Antes debían de acudir a las Casas Consistoriales en ese mismo día donde recibirán seis reales diarios de sueldo y dos libras de pan para doce días. En caso de no acudir a este reclutamiento se les aplicaría la pena de ser traidores a la Patria. Ademas debían de mandar, en un plazo de ocho días, un estadillo general con todas las armas que hubiera en el pueblo, así como los milicianos y voluntarios desde el primero de mayo último y los enmarcados en el último alistamiento público. El Ayuntamiento comunica a la Junta Suprema que hay en la villa 4.160 almas según el libro de bautismos y entierros e iban comprendidos todos los mozos que desde primero de mayo de 1808 habían sentado plaza en virtud del último alistamiento, a cuyo número habían añadido la dotación de milicianos del pueblo que eran veinte y uno. Vuelve a pedir la Junta Suprema el 10 de diciembre de 1808 que todos los tiradores y escopeteros de profesión se debían de poner con urgencia en camino hacia la Carolina a las órdenes del Marqués de Palacios con el sueldo de seis reales diarios y dos libras de pan para doce días. Días después se vuelve a pedir de Jaén que se pusiera a disposición de la Junta Suprema todos los caudales que tuviera disponibles. El Ayuntamiento le comunica a Jaén que ya no tiene fondos públicos disponibles excepto algunos de los pertenecientes al Pósito. Y piden al Marqués de Palacios, que residía en la Carolina, “que si lo tiene a bien Ordene se vuelvan a sus hogares todos los soldados que no son de esa profesión como previene la última Orden” y le comunican que había soldados que no cobraban jornal alguno, y mencionan a Pedro Álvarez que llevaba un año en tal oficio sin ser profesional y que sólo había uno de profesión llamado Martín de Linares pero que tenía seis hijos y su mujer pasando verdaderas penurias en el pueblo e igualmente le comunican al Sr. Palacios que todos los soldados de Mancha Real en el frente estaban cargados de familia sin medios económicos. Esta carta no tiene respuesta, pero sí encontramos otra del intendente de la Carolina pidiendo cuatrocientas raciones de pan diarias en panes de tres libras bien cocido. Además hay otra nueva Orden de la Junta Suprema Central y Suprema Provincial para que Mancha Real auxilie al ejército de la Carolina en todo cuanto necesite y siempre a las Ordenes del Marqués de Palacios, Teniente General de los Reales Ejércitos Españoles y mandan ambas Juntas que los fondos públicos en dinero y los fondos de Propios no se inviertan son Ordenes supremas. Pero veamos el calendario de la guerra a nivel nacional: Movimientos y acciones preliminares Siguiendo a David Odalrich de Caixal, el 29 de junio el ejército español se pone en marcha precedido de una junta de generales en el que se decidió eludir el Camino Real, optando por la aproximación sobre Andujar por caminos secundarios. De esta manera no sólo podría rehuir un encuentro prematuro con el grueso del ejército francés sino que enlazaría mejor con el ejército de Granada, que le había prometido su cooperación y que ya se encontraba en marcha. Este ejército había sido formado en su mayoría por voluntarios granadinos y malagueños, llegando a encuadrar hasta 7 batallones, pero con muy poca tropa regular. De hecho, de los tres regimientos de línea de guarnición en el Reino de Granada, el de la Reina había partido en los primeros días y ya se encontraba encuadrado en las divisiones de Castaños; el de Málaga, muy escaso de tropa, se había quedado en la ciudad para controlar el Orden público, y el de Reding 3 era el único que se encuadraba en dicho ejército. Tan sólo se formaron dos escuadrones de caballería, uno de Montesa y otro de España. En total el ejército granadino tenía 3.100 hombres. Al frente de estas tropas estaban dos generales; Don Ventura Escalante, Capitán General de Granada, y Don Teodoro Reding, Mariscal de Campo y Gobernador Militar de Málaga. Mientras tanto el general francés Vedel llegaba el 29 de junio a Bailén, dejando de lado las Ordenes que llevaba de Madrid, en las que se le Ordenaba que realizará un despliegue de su división por Sierra Morena, para poder mantener abierta la línea de comunicaciones entre la capital y Dupont. En vez de ello, envió un destacamento a Jaén para requisar armas, comida y agua, bajo el mando del capitán Baste. En Jaén, Vedel llevó a cabo una represalia por la comarca saqueando iglesias y rapiñando todos los víveres que pudo. Para ello confirió la incursión a la Primera Brigada de su División, mandada por el general Cassagne y a la Primera Legión –tres batallones--, que junto al destacamento del capitán Baste sumaban unos 3.500 hombres. Después de varios tiroteos con el 2º y 6º Batallón de los Voluntarios de Granada, la ciudad cayó en manos francesas. Aunque la ciudad se encontraba prácticamente desierta y los franceses se encontraron sin nada que rapiñar. Los españoles se reorganizaron y se reforzaron para atacar la ciudad, y tras el asedio de un día, los franceses deciden abandonar Jaén sin obtener los resultados que buscaban, pues no llevaban víveres y tampoco habían pacificado la zona. Finalmente el día 4 de julio hace su entrada en Bailén, donde se encontraba Vedel. Mientras en Madrid, el general Savary, que había sustituido a Murat, se da cuenta de la delicada situación de las tropas francesas en el sur y decide enviarle refuerzos. Si la situación hubiera sido favorable en Valencia le hubiera podido enviar a la 3ª División, pero esta tiene que mantenerse en San Clemente. Por ello, decide enviarle a la 2ª División, bajo el mando del general Gobert que se encuentra en Madrid, la división pertenece al ejército del mariscal Moncey, pero sus fuerzas se encuentran muy disminuidas por las enfermedades. Pero Gobert recibe la Orden de ponerse en marcha hacia Andalucía. Las fuerzas de Gobert contaban con 4 regimientos; el 5º, 6º, 7º y 8º y un batallón de la Legión Irlandesa. Al final la división de Gobert parte sólo con 3 regimientos, pero se le dota de una fuerza de caballería inusual y desconocida por aquellos días en España. Un regimiento de Coraceros, el 2º Provisional; fuerza impresionante y bien equipada que suma 700 sables. Incluyendo a una batería de 5 piezas de a 8 y su impedimenta. En total la División Gobert cuenta con 4.500 infantes y artilleros, 698 jinetes y cinco cañones de calibre medio; en total 5. 200 hombres. El objetivo de Gobert, era proteger Sierra Morena y el flanco de Vedel en Bailén, protegiendo el Camino Real entre Madrid y Dupont. Mientras en el resto de España las fuerzas combinadas de los generales españoles Cuesta y Blake amenazaban las comunicaciones de Madrid con Francia vía Valladolid. Pero finalmente el 14 de julio, los ejércitos franceses derrotan a los españoles en Medina de Rioseco, donde los ejércitos de Castilla y Galicia serán aniquilados. Dupont espera refuerzos para lanzar una ofensiva sobre Sevilla y Cádiz. Pero recibe órdenes del Estado Mayor Imperial en Madrid, que Gobert llegará para apoyar su retirada a una línea más segura de defensa y no para lanzar ninguna ofensiva. Además Gobert recibe órdenes de dejar guarniciones en Madrilejos, Manzanares y Despeñaperros, con lo que su ejército queda bastante reducido. El 7 de julio Castaños se encuentra en Porcuna con todo el ejército español reunido, unos 30.000 hombres; Dupont en Andujar con 14.000; Vedel en Bailén con 7.500; Gobert a dos jornadas de Despeñaperros con 2.200 y Lefranc al mando del 6º Regimiento –Provisional-- y la caballería pesada con 4 piezas de artillería, con 1.500 hombres y 700 coraceros a tan sólo dos jornadas de camino. El plan Porcuna El plan de Porcuna se basaba en fijar al ejército francés en Andújar. Aunque el diseño de este plan se estaba exento de riesgos porque la división de refuerzo, capitaneada por Vedel, condicionaba su ejecución y hacia peligrar a las fuerzas españolas. Durante los días previos a la batalla de Bailén se suceden distintos encuentros entre ambos ejércitos. Por fin parece que el ejército de Castaños tomo la iniciativa y se planifican las futuras operaciones en el conocido plan de Porcuna. El Estado Mayor de Castaños preparó un ambicioso plan que se resumía en una gran maniobra envolvente, muy de moda tras las fulgurantes campañas centroeuropeas del Emperador. Pero para estas grandes maniobras hacían falta tropas muy capacitas y disciplinadas, y el ejército español del momento no parecía muy cualificado para ello. Así pues el 12 de julio tenemos a Dupont en Andujar, a Vedel en Bailén y Menjíbar y a Gobert en Guarroman. Lefranc con el 6º Regimiento, la artillería y los coraceros llegando a Andujar para apoyar a Dupont, y diversos destacamentos en todos los pueblos del Camino Real. El mariscal de campo Don Tomás Moreno designa a la 1ª División (Reding) para cruzar por Menjíbar y Villanueva; la 3ª División (Felix Jones) y la Reserva por el vado de Villanueva de la Reina; asignada finalmente a las columnas de Valdecañas y Cruz Mourgeon la custodia de los flancos, es decir los caminos hacia la propia Sierra y Úbeda. La ventaja española estaba precisamente en la superioridad numérica, a parte de contar con el terreno propio y el apoyo civil. Este primer plan resulto ser un desastre con lo que Castaños se dio cuenta y se llevaron a cabo diversas modificaciones y se preparó un segundo plan, en el cual el cambio más importante era que la 3ª División y la Reserva (Columnas Valdecañas y Cruz Mourgeon) se situaran frente a la villa de Andujar para mantener ocupado a Dupont, y evitar que se moviera. Mientras que la 2ª División (Marqués de Coupigny) cruzaría por Villanueva o por Menjíbar para finalizar en Bailén la maniobra. Durante los días anteriores a la batalla de Bailén, los destacamentos del ejército francés y del ejército español llevaron a cabo diversas escaramuzas y combates en Andujar, Menjíbar y Villanueva, teniendo los españoles 187 bajas y cerca de 500 los franceses. Las fuerzas de Dupont cometieron muchos errores, el principal fue el dejar desprotegido en eje Bailén-Menjíbar. Dupont cayó en su propia trampa al creer que Andujar era el punto clave de la batalla, y seguidamente debilitó a sus fuerzas persiguiendo una quimera, pues duda sobre la capacidad y la fuerza española subestimándola en un típico desplante francés, en el cual se cree que el sólo con sus fuerzas puede derrotar a 40.000 españoles “sin instrucción y sin disciplina” Lo más importante de esta batalla, es que en Bailén les dimos una buena lección a los franceses. Pero volvamos la vista a lo que pasaba en nuestro pueblo. La Junta Suprema Central manda al empezar la guerra una Orden al Ayuntamiento de que se debían formar en todos los pueblos del Reino las Milicias Honradas con el objetivo de mantener la paz y tranquilidad pública, perseguir y capturar a los delincuentes y que cuidaran los frutos de los campos y que incluyeran en estas milicias las personas que tuvieran sueldos, rentas y salarios fijos y que adquirieran lo necesario para mantenerse con una mediana decencia. En estas milicias no podían incluir a los jornaleros ni aquellos otros individuos cuya subsistencia dependiera de un trabajo personal y diario. Así no podían se incluidos los maestros, las órdenes sagradas, los menores de 15 años y mayores de 60, los que tuvieran falta de claridad e alguno de los ojos, defecto en la dentadura y los cortos de talla. Estos voluntarios de las milicias honradas no podían gozar de sueldo alguno. El uniforme, chaqueta y pantalón, debía de ser de paño pardo con la hebilla y botones que estimara oportuno cada pueblo y un sombrero al estilo del Parp con escañapela. Otra Orden de la Junta Suprema de de mediados de diciembre hace referencia a los afrancesados, que eran los españoles que ayudaban y se comunicaban con el ejercito francés. Pide esta Orden que las personas particulares den cuenta a las Juntas locales de los pueblos los nombres de estos afrancesados con expresión del nombre, apellidos, estado civil y condición. En caso de no cumplir con esta Orden, a los afrancesados se les dará doscientos azotes y cuatro años de presidio si eran plebeyos y sólo cuatro años de presidios, sin azotes, sin eran nobles. En esta Orden también avisan de que el general francés Butieu andaba disfrazado por los pueblos de Toledo con un hábito de monje Jerónimo y que iba con otros monjes auténticos (afrancesados) que le prestaban auxilio caminado hacia la Mancha de Toledo y desde allí se trasladaban al reino de Andalucía, avisan de que tuvieran cuidado con el porque era muy peligroso. Otro aviso que nos llama la atención es el que nos envía el Ayuntamiento de Pegalajar acompañado de un oficio del Marqués de Palacios donde avisaba a varios pueblos de que los franceses venían por el camino viejo de Jaén hacia nuestra villa. Se acuerda mandar este aviso a Torres y se fijan edictos para que todos los vecinos prepararan las escopetas y fusiles necesarios en el tiempo de 24 horas, así mismo se da cuenta a la Suprema de Jaén sobre el particular para que nos remitieran fusiles y escopetas que calcen bala de cartucho ya que las que había en el pueblo eran muy pocas, pues los ocho hombres que había en la Carolina se fueron bien armados. El pleno de 24 de diciembre de 1808, da cuenta de que el fondo de que se ha de valer nuestro Ayuntamiento para la remesa de las cuatrocientas raciones de pan diarias para la Carolina se había quedado sin dinero, pero acuerdan seguir enviando trigo para amasar el pan de la Carolina en los días que pudieran.
En el Cabildo de 31 de diciembre de 1808 asiste los siguientes señores: 1. D. Miguel Colbetón y Subirá (Corregidor) 2. D. Ildefonso del Castillo 3. D. Juan García Vadillos 4. D. Juan de Padilla 5. D. Miguel Puerta 6. D. Francisco Matáis López 7. D. Tomás Martínez de Godoy. Acuerdan emitir tres edictos para elegir nuevo Cabildo: Primer edicto: se convoca a todas las personas del pueblo que pretendan “mitad de oficio”, o estar presentes en la nueva elección. Segundo edicto: pasada más de media hora sin haber aparecido persona alguna para “mitad de oficio”. Sin embargo del anterior edicto y repique de campanas fije el segundo edicto. Tercer edicto: habiendo pasado otra media hora sin haber aparecido persona alguna a pedir “mitad de oficio”, sin embargo de los repiques de campanas y de los edictos anteriores fije otro último en el mismo sitio. La mitad de oficio era el derecho que tenían las élites locales de Mancha Real (la nobleza o hijosdalgo y la burguesía o el Estado General) a incluirse en las listas municipales para ser votados por ellos mismos. Si acudía alguien a pedir mitad de oficio era porque tenía la certeza de que iba a ser elegido. Normalmente se presentaban parientes (hermanos, sobrino o hijos) de los ya elegidos. En este Cabildo se da cuenta de una Orden de la Suprema Junta del Reino para que “en el próximo año se recargue una buena parte de las contribuciones reales a los encabezamientos de esta provincia debido a los gastos enormes que ofrecen las actuales circunstancias y por la escasez en metálico que se experimenta y que este recargo se tenga presente en las subastas de ajuares y repartimientos que se hagan. Y que las personas de las rentas se les enteren de dicho recargo y de que han de cobrar una tercer parte más en las rentas”. Nos vienen a decir que para el año 1809 iban a subir las contribuciones para poder hacer frente a los enormes gastos de la dichosa guerra. También se habla de los riegos del olivar, donde intervienen los dos alcaldes de aguas, exponiendo el mal estado de las acequias maestra de la Loma, la hijuela del Pantano, las hijuelas de la Cantera que se deban de reconstruir del todo. Hacen referencia al lugar de nacimiento y destino de las distintas hijuelas como la acequia del Partidor y Solana del Servalejo va hacia el olivar de D. Blas de Morales. La acequia de lo alto del Puente acabó en el olivar de D. Joaquín de Toledo. La hijuela de la Cruz del Purgón concluyó en el olivar de Juan de Dios de Jaén. La acequia maestra de Valdiguelo debe principiar en el Pantano. La hijuela del Pozo Gallego (el Pozuelo) acabó en dicho pozo de Doña Juana María Teresa Gallegos. La hijuela de los Abulagares debe principiar en la de Doña de Ana de Flores y por la izquierda en Juan Vadillos. El agua se la repartían los grandes propietarios de olivar, dejando la sobrante para los pequeños propietarios. También se acordó que los conductores de pan y utensilios a la Carolina se les pague a 40 reales por cada par de mulos desde esta villa a aquella a 10 leguas de distancia. Y debían de seguir socorriendo al ejercito que se hallaba en la Carolina y otros puntos de Sierra Morena, sacando el dinero de los fondos públicos de los bienes de Propios y del Pósito, antes de acudir a sacarlos de personas particulares.
Referencia
- ↑ ARTILLO GONZÁLEZ, J. Nueva historia contemporánea de la provincia de Jaén. Diputación de Jaén 1989
- ↑ David Odalrich de Caixal i Mata Historiador colaborador del Centro de Historia y Cultura Militar del Ejército Historiador del Museo Militar de Barcelona. Internet, 2008.
- Actas municipales de Mancha Real, desde mayo de 1808 hasta principios de 1809
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