Himno a Nuestro Padre Jesús de Jamilena
Llevas iris de Paz en la mirada
y fuego de amor puro en el semblante.
Relicario de fe es la morada
donde alienta tu ser en todo instante.
Sediento de esa luz que es mi alegría,
yo te imploro, Jesús, con tanto anhelo
que abrasarme quisiera yo algún día
en la lumbre que emana de tu cielo.
¡Oh dulce Jesús mío!,
tú eres mi Salvador.
En tu bondad confío,
dame siempre tu amor.
Yo siempre voy buscando
en ti la eterna luz;
enciende en mí la llama
de tu gracia, Jesús
Abiertos ya tus brazos generosos,
abarcar la pasión al mundo quieren:
Aprésame entre ellos, soy dichoso
porque en tu abrazo mis pecados mueren.
No apartes nunca tu mirada buena
de este pueblo ferviente que te adora;
que persevere siempre Jamilena
en ese amor que para ti atesora.
¡Oh dulce Jesús mío!...
Referencia
(Letra de Francisco Pérez Martos.
Música de Miguel Ángel Colmenero)
Principales editores del artículo
- Josemaria (Discusión |contribuciones) [1]
- David (Discusión |contribuciones) [1]