Historia:Beas de Segura
Ubicada en una zona estratégica, su ocupación humana se remonta a la época de los cazadores recolectores del Paleolítico, según documentan los restos localizados en el Puente Mocho. Restos de cantos rodados y guijarros trabajados en cuarcita, son testigo de esa ocupación que serían posiblemente utilizados por seres humanos antes neandertales. Poblados de del Bronce, como el del Cortijo de los Cuatro Vientos o Bretaña, o el de Cornicabral, definen una intensiva ocupación centrada en la agricultura y el control de los centros mineros.
Es en la época romana cuando el núcleo urbano comienza a consolidarse.
Tras un periodo islámico esplendoroso, al igual que la mayor parte de las poblaciones de las sierras orientales de la provincia jiennense, contó con un complejo sistema defensivo. Pero el tiempo y las circunstancias históricas no jugaron a su favor, la población creció invadiéndolo y en la actualidad apenas se conservan restos de él. La fortaleza se alzaba en la cima de la peña y contaba con un amplio recinto. Tenía al menos 4 torres y en uno de sus extremos se alzaba un segundo recinto a modo de alcázar. En esta etapa Beas debió ser una de las 300 aldeas que según al-Zuhuri existían en esta zona o una de las 33 fortalezas.
La villa debió caer en poder de don Juan, obispo de Osma, Canciller del rey de Castilla Fernando III. Debido a su localización estratégica, el Maestre de Santiago, don Rodrigo Íñiguez, logró su permuta por una serie de lugares en la diócesis de Osma a favor del mencionado obispo en 1239.
En el año 1575, Santa Teresa de Jesús funda en Beas de Segura el primer convento de carmelitas descalzas y tres años más tarde llega San Juan de la Cruz, siendo en este municipio donde escribe parte de sus grandes obras.
Allá por el siglo XVI la villa de Beas constituía uno de los centros económicos más importantes de la zona de Segura con un fuerte despegue del sector olivarero. Su gente y su cultura sufrieron un fuerte asalto durante la guerra de la Independencia. El pueblo fue incendiado siete veces consecutivas, provocando un fuerte desastre documental y patrimonial.
El crecimiento demográfico del siglo XVI y la canalización del excedente agrícola de la comarca caracterizaban la economía de una villa marcada, como era de esperar, por una fuerte impronta agraria, en la que sobresalía, el cultivo del cereal (trigo, cebada), los frutales (manzanos,ciruelos, perales e higueras), las hortalizas, el olivar y el viñedo. Hay que agregar la importante superficie forestal, tanto de monte alto como bajo, con la que contará el municipio a lo largo de toda la edad moderna. Había una fuerte impronta agraria que escondía, una estructura social en Beas de Segura significativamente desequilibrada.
El pasado de este pueblo está muy ligado a la familia nobiliaria "Godínez-Sandoval". En la conocida "Casa e los Arcos" fue donde vivieron estos nobles cuyas hijas fueron las que ayudaron a fundar el convento de las Carmelitas tras apoyar económicamente a Santa Terasa.
Este edificio data del siglo XVI. Con el paso de los años esta vivienda ha ido pasando por varias manos. Fue a finales del siglo pasado cuando una familia catalana se enamoró de la vivienda a pesar del estado de abandono en el que se encontraba.
El trágico suceso del 17 de septiembre de 1955, cuando las aguas enfurecidas que bajaban de las montañas, a causa de una tremenda tormenta, desbordaron el cauce del río Beas, formando una tromba de barro y piedras que fue arrasando todo cuanto a su paso hallaba y lo mas lamentable la pérdida de vidas humanas.
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