Leyendas de Noalejo

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El gato del sotillo

Existía en el sotillo un pequeño cortijo en el que vivía un matrimonio llamado Francisca y Antonio . Una noche se les presentó un gato maullando, el matrimonio cansado del gato, le tiró unas tenazas para espantarlo y el gato se marchó. Pasaron unas horas y este apareció otra vez con una venda puesta en la cabeza. Desde entonces el gato sigue yendo allí unas veces con venda y otras sin ella.


El duende del Olvijar Alta

Había un cortijo en Olvijar alta donde vivía un matrimonio con sus hijos, en el que también vivía un duende que por las noches se dedicaba a estropear toda la casa (tirando las cosas al suelo, ensuciando...), día tras día, la mujer arreglaba todo lo que el duende le hacia hasta que una tarde ya harta de esta situación decidió marcharse del cortijo. Pues bien, prepararon un carro y comenzaron a meter todos los trastes que tenían y una vez cargados empezaron su camino, al principio todo bien pero cuando estaban ya lejos ya lejos de su cortijo dice la mujer:

-Me he dejado los habaneros y contesta el duende -"No te preocupes los llevo yo"-. Entonces dando media vuelta la mujer dijo -"Pues si este duende se piensa venir con nosotros vamos de regreso al cortijo y que sea lo que Dios quiera"-. Y así como no podían separarse del duende regresaron a su cortijo y vivieron con este para siempre.

Otras historias

Dar a luz

En aquel tiempo las mujeres sabían cuando estaban embarazadas por la falta de la regla, ellas no iban al médico y trabajaban igual que si no estuvieran embarazadas.

Al llegar la hora del parto éstas buscaban a una mujer que se dedicaba a recoger los niños al nacer, llamada comadronas y que no tenían estudios sobre el tema. En Noalejo las comadronas solían ser Virtudes, Paca la Cachorra y Seberiana de Tiznones. Pero si algunas de ellas no estaban cualquier familiar o conocido lo hacía.

Novios

Cuando una muchacha se echaban novio salía con él cuando el padre lo autorizaban y nunca iba sola, casi siempre la acompañaban las amigas. Se solían organizar bailes para divertirse y estos se hacían en la casa de algún conocido, a los cuales siempre asistían las madres de la muchachas. Cuando se quería bailar con algún chico debían hacerlo bastantes separados porque las madres los vigilaban.

Cuando el novio de la muchacha entraba en su casa había algunas reglas que debían conocer para no caer le mal a la familia:

  1. Nunca se podían sentar al lado de su novia.
  2. Cuando la madre quería irse a dormir la señal para echarlo era rastrear las tenazas.
  3. Sólo iban una vez por semana a visitarlas.

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