Proverbios III Mengibar
En la casa del pobre todos discuten sin saber porque, y es porque no tienen que comer.
Nadie sabe lo que tiene, cuando tiene que comer.
A mucha hambre, no hay pan duro.
Al perro flaco, todo se le vuelven pulgas.
Mas vale pájaro en la mano, que cien volando.
Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió.
Dure lo que dure, como cuchara de pan.
Lo que otro suda, a mi poco me dura.
El harto con el ayuno, no tiene cuidado ninguno.
Al que le has de dar de merendar, no le quites de almorzar.
Para pasar el río y dar dinero, no seas de los primeros.
El señor nos libre de las casas limpias.
Eres más largo que la esperanza.
La lengua resiste porque es blanda; los dientes ceden porque son duros.
Mirar, en la vida no hay soluciones, sino fuerzas en marcha, es preciso crearlas y las soluciones vienen.
Son poquísimos los hombres que sepan tolerar en otros, los defectos que ellos mismos adolecen.
¡Años de niñez en que el tiempo no existe! Unas horas, un día, cifras de la eternidad.
Las costumbres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres; Las mujeres pues, hacen las leyes.
El hacha del leñador pidió al árbol su mango, y el árbol se la dio.
Todos los órganos humanos se cansan alguna vez, menos la lengua.
Empresa vana tratar de ridiculizar a un necio rico; Las carcajadas están de su parte.
La originalidad es la vuelta a los orígenes .
Desear lo mejor, recelar lo peor, y tomar lo que viniere.
El alma tiene ilusiones, como el pájaro alas, eso es lo que la sostiene.
El que se ocupa demasiado de hacer el bien, no tiene tiempo de ser bueno.
Un necio encuentra siempre a otro mas necio que le admira.
Para toda clase de males hay dos remedios; el tiempo y el silencio.
La ley es una telaraña que detiene las moscas, y deja pasar los pájaros.
La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.
Cuando la estafa es enorme, ya toma nombre, (decencia).
Cuando la batalla está perdida, solo los que han huido pueden combatir en otra.
Algunos oyen con las orejas, otros con el estómago, otros con el bolsillo y otros no oyen en absoluto.
El hombre verdaderamente libre es el que puede rechazar una invitación a comer sin excusas.
La decadencia es la pérdida total de la conciencia, porque la conciencia es el fundamento de la vida.
El arte de dirigir está en saber cuando hay que abandonar la batuta, para no molestar a la orquesta.
Es mas tranquilizante tener doce hijos que doce millones de euros. Con doce hijos está uno conforme, con doce millones de euros quiere uno más.
Bienaventurados los que no tienen nada que decir, y resisten la tentación de decirlo.
Si la educación le parece cara, pruebe con la ignorancia.
Los muertos por mal que lo hayan hecho siempre salen en hombros.
Hay quien pasa por el bosque, y solo ve leña para el fuego.
Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos, uno termina pareciéndose a ellos.
Quien no es más que justo, es duro.
Si quieres algo bueno, búscalo en ti mismo.
En la vida hay que escoger entre ganar dinero o gastarlo, no hay tiempo para las dos cosas.
Hay personas que no saben perder el tiempo solas y son el azote de los que tienen ocupación.
Aparatos para alumbrarse
El Candil es un aparato, o “más bien fue”, para alumbrarse, funcionaba con aceite, es muy simple consta de un seno para el aceite, con una canaleja que parte del seno para la torcida o mecha y un rabo tieso para arriba con un gancho de alambre para colgarlo. Se le pone aceite en el seno, se empapa en él la torcida, una punta se deja en el seno en contacto con el aceite, y la otra punta se lleva al final de la canaleja, incluso rebasándola, y se prende con una cerilla, y mientras haya aceite en el seno no se apaga. A si se alumbraba la gente en los Cortijos, y en el pueblo cuando las casas no tenían instalada la luz eléctrica, o no la tenían en todas sus dependencias. Esto a las familias humildes, les costaba un gran sacrificio. Apenas tenían aceite para la comida y además tenían que gastar aceite en alumbrarse. Por eso los dichos y refranes que están sacados de la vida misma dicen.
También había otro aparato para alumbrarse llamado quinqué,
también de aceite, y las famosas Mariposas, estas eran, unas lámina de corcho con otra de cartulina redondas del vuelo de una moneda pequeña con un agujero en el centro por donde pasaba la torcida como la de la vela, pero muy corta o mecha que era fina y corta.
En un vaso, plato, tasa, se ponía un poco de aceite, se prendía la torcia de la mariposa y se ponía en el aceite, que como una de las láminas era de corcho flotaba sobre el aceite, y duraba mientras hubiera aceite, también solía ponérsele un poco de agua primero en el fondo del cacharro y encima el aceite, de forma que con menos aceite la mariposa estuviera más alta, más arriba y no en el fondo del cacharro, porque si estaba la mariposa en el fondo no podía proyectar la luz hacia los lados y lucía menos.
Otra forma de alumbrarse era el carburo, es un aparato metálico, cilíndrico dividido en dos partes más o menos iguales que se roscan entre si, en la parte de arriba se pone el agua y en la de abajo el carburo, se roscan entre si, la parte del agua tiene un orificio regulable que deja pasar el agua a voluntad de uno por medio de un mando, el agua pasa gota a gota más bien retardada, y va cayendo en el carburo y se forma un gas que al salir por un tubo que tiene una boquilla con un orificio muy fino, se le prende y mantiene una llama muy viva y alumbra bastante
El carburo es un mineral como una piedra gris que al caerle el agua desprende un gas inflamable con un olor fuerte característico y la
piedra termina por deshacerse, y las medidas del aparato son más o menos de ocho centímetros de diámetro, por quince de alto.
Todo esto que llevo escrito, no sería comprensible si no se tubiera en cuenta, las fatigas que se pasaron en los diez o quince años o mas, despues que acabó la guerra, en el año 1939,
Mengibar Bonoso Gijón Canales 8-5-08.
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