Ruta de Navalayegua

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Félix Martínez Cabrera


Era una hermosa mañana de mayo. Hacía mucho tiempo que dos jóvenes inquietos y ávidos de conocer los secretos de la sierra me rogaban que hiciera con ellos una excursión. Decidí darles gusto.

El sol acababa de nacer tras la montaña de la Solana.

Llegamos al pilar del Vadillo de los Berros; bebimos un trago de agua fresca y nos dispusimos a subir la cuesta que nos lleva al Puerto de Navalayegua.

Pablo descubre al borde del camino dos plantas en un humedal; coge un a de ellas con cuidado, la huele, la mima y queda sorprendido de su aroma. Tiene unas florescencias azules, que exhalan un perfume maravilloso. Les explico que esa tierna planta se llama poleo y se cría en sitios húmedos. Se usa como infusión en los bares y es muy digestiva.

A mis acompañantes, los dos estudiantes de bachiller les digo que es muy importante conocer el nombre latino de las plantas. El poleo tiene un nombre muy sonoro: Mentapoligeum. Hay una gran variedad de mentas, y todas tienen las mismas propiedades, aunque su morfología y composición no son totalmente idénticas.

La otra tiene un tallo de unos 20 centímetros de alto.con ramas laterales dispuestas en verticilos. Es muy frecuente en las alamedas y tiene parecido con un pino pequeño. Se llama cola de caballo (equisetum arvense). Recibe este nombre al ser muy parecida ala cola de un caballo.

Por la flavona y la sapina actúa como diurético y se usa contra el reúma, la gota, los trastornos de vejiga y riñón, y como depuradora de la sangre.

El sílice y algunos minerales que contiene ayudan a reconstruir el cartílago, los tendones y las paredes vasculares. Es muy útil a los atletas.

El fresno (faxinus excelsior L.) y el grosellero negro y rojo (Ribes nigrum et rubrum) potencian sus efectos.

Si se mezcla con el diente de león (Taraxacumdensleonis), que con sus flores amarillas crece en las grandes praderas, se potencia su acción diurética y laxante. Destruye la hipoacidez y los cálculos renales.

Seguimos caminando. Hemos recorrido unos pasos y, a la izquierda del camino, Pablo descubre en el mismo arroyo un arbusto de unos dos metros, que tiene unas hojas verdes-blancas y echa en primavera unas flores blanco-oscuras en umbella y en el otoño produce unas bayas negras con un olor muy desagradable. Este arbusto, en Valdepeñas, se llama «sabúco». En realidad su nombre es saúco osauceyen latín salix y sambucus nigra velalba, ya que hay dos variedades.Además de otras sustancias, las flores, bayas, corteza y hojas son ricas en ácido salicílico , que es el precursor de la actual aspirina. Ésta fue sintetizada en Alemania en el año 1899. e usaba en forma de té para los dolores de cabeza y resfriados, y como antiinflamatorio y analgésico en la artritis y reumatismo, como la aspirina. Siempre se toma mezclado con miel o azúcar para evitar su desagradable sabor y olor.

Cansados, llegamos al Cortijo del Monte de las Ánimas.Hemos recorrido unos tres kilómetros. El sol caía sobre nuestras cabezas como una lámina de plomo. Entramen el cortijo a saludar a José María y mis amigos descubren una mata de marrubio, que nace cerca del cortijo, que es una planta nitrófila.

La marrubina es un buen expectorante. Es digestiva y estimula el hígado. Reduce las palpitaciones del corazón se asocia a la flor del espino albar.

A la altura de la cañada de la Horca Antonio me enseña otra planta, que nace al borde del camino. Se llama, le digo, digital odigitalis y es una planta bianual, que contiene glucósidos cardioactivos. En Valdepeñas le dicen «crujía». Es tóxica y se usaba para impedir que las aceitunas se reblandecieran y para estimular la circulación. A finales del siglo XVIII, un médico inglés, Witherind, descubrió que la digitalina estimulaba los ritmos del corazón en forma inyectable. Las dos variedades más importantes son la digital roja, que produce en su largo tallo unas flores rojas en forma de campana y la digitalis obscura, que es la que estamos contemplando, que tiene las mismas propiedades que la roja, aunque su presencia sea menos llamativa.

Es muy escasa en el pueblo y se cría en terrenos muy sueltos.

Manolín abre la alambrada de Navalayegua y comenzamos a subir la cañada hasta llegar a la era. A nuestra derecha se extiende un mar de majoletos o espinos, que en este momento están en flor.

Sus pétalos blancos, azotados por el viento, forman una blanca alfombra en el suelo. El perfume de sus pétalos llena el aire, que recorre toda la cañada.

En la era nos sentamos en la negra sombra de un quejigo, doblado y herido por los fuertes vientos. El aire, con el perfume de las mil flores del espino, de las margaritas y gamones, besa nuestras caras sudorosas de tanto caminar.

Una alfombra de tonos blancos y amarillos, de miles de diminutas flores, cubre la pradera.

Inadvertidamente piso un Cólquico (Colquicum automnale). Si observáis los pétalos son como los del azafrán,por este motivo se llama azafrán silvestre. En Valdepeñas se le llama «Majacuca». Sus pétalos, tirando a rojo, se identifican en las verdes praderas, donde abunda a partir de los 1.500 metros. Son muy abundantes en la zona de la Colmenilla. Sus flores son tóxicas y les encantan a las abejas.

Pablo, con una sonrisa irónica, pregunta si el espino sirve para algo. Recibe, le digo, diversos nombres: Espino albar, o majuelo, majoleto y en latín, crataegus oxycantha. En el siglo pasado unos médicos americanos descubrieron las maravillosas propiedades que tiene para regularizar el ritmo cardíaco y la circulación del corazón. Es cardiotónico, ya que regula las palpitaciones del corazón, ayuda a disminuir las depresiones y ansiedad ya dormir.

Es impresionante todo esto, comenta Manolín. A este paso, debemos cerrar las farmacias.

Incrédulos se deciden a coger una buena cantidad de flores de espino, que en los días siguientes secaron a la sombra.

Pablo preparó por la noche una buena infusión de flores y al acostarse le dio una gran taza a su abuelo Carlos, que padecía de insomnio. Él, confiesa , que un poco escéptico se bebió un buen vaso. Quedó sobrecogido, ya que al día siguiente estuvo durmiendo hasta las once de la mañana y su abuelo no tuvo que acudir aquella noche a contar las ovejitas.

A nuestras espaldas florecen dos plantas espinosas, madas arbulaga y piornos. Sus flores son amarillas. En realidad su nombre es aulaga (Ulex Parviflorus Pourret). Es una planta que crece, junto con los piornos, a partir de los 1.500 metros. Es muy resistente a la nieve y al aire. Estas no las colocamos en la botica.

Debajo de este espino florece una planta muy humilde y pequeña, que tiene unas flores azules insignificantes, en forma de cáliz. Es la planta más querida de los árabes. Se llama té moruno, ya que en África es muy frecuente y la toman cuando la comida ha sido abundante, puesto que es muy digestiva. Su infusión ¡, con un poco de azúcar o miel y limón, es exquisita. Es muy escasa en Valdepeñas, ya que es un bocado exquisito para las ovejas. Por este motivo, sólo nace al resguardo de los espina res, donde las ovejas no pueden llegar. Es abundante en Navalayegua.

Requiere terrenos muy sueltos. Se cría también en la Montesina y en Chircales.

Aunque estamos muy cansados, nos decidimos a subir hacía el Puerto del Aire para asomarnos a los Picos de los Nevazos.

Aquí, en esta zona, nuestros antepasados apilaban la nieve, que después consumían en el verano o la llevaban a Córdoba. Por este motivo se llama Ventisqueros y la media luna, ya que la nieve, en forma de Media Luna, permanecía allí todo el invierno.

Aún se respiran en el aire de Ventisqueros las cenizas de mi amigo Francisco Anguita, que fueron esparcidas a su muerte en esta cordillera tan querida para él.

Desde la cumbre divisamos todo el valle de Ranera, que termina en el Cortijo de la Colmena y en el puerto. En la parte opuesta, la Pandera y los artilugios militares, que rompen la belleza del paisaje.

A nuestros ojos miles de cerezos amarguillos en flor,con sus flores blancas como la nieve, se extienden por la falda como una alfombra.

El aire nos trae el perfume de un mar de alhucemas y de romeros, exuberantes y verdes, que , con sus flores azules, se crían en todo el valle y barre las altas cumbres, donde no existe ni el humo, ni el sordo rumor de los motores. espliego es carrninativo, antidepresivo, antiséptico, y antibacteriano. Hay dos variedades de alhucema o espliego: uno de jardín y este que estamos contemplando.

El romero es muy usado en la medicina tradicional. Con una infusión se lavaban las heridas y las llagas. Una ramita de romero metida en una botella de cristal llena de aceite, le da un exquisito aroma, que sirve para aliño de las ensaladas.

Los romanos usaban la esencia de romero para lo baños.

En nuestros mismos pies contemplamos una planta pequeña, que es un tesoro, ya que sólo existe en Valdepeñas y en Mancha Real. Es de la familia de los geranios. Le llama vulgarmente manzanilla de piedra. Está protegida y no se puede recoger. Con sus raíces se hace una infusión de sabor agradable, aunque se ha demostrado que no tiene las propiedades que se le atribuyen. Una maceta, con esta planta, fue a parar a un herbolario de la facultad de Medicina de Berlín.

Seguimos caminando entre las dos vertientes. La perspectiva es maravillosa. Llegamos a la casa del Moro. Desde aquí, sentados como en un gran balcón , contemplamos la mitad de la Provincia: El Castillo de Jaén, la amplia campiña, los pueblos, que como blancas palomas, están pintados en el horizonte y la catedral brillante, que reluce al sol como una ascua de oro.

¡Los ojos no se cansan de tanta belleza!

Manolo, con su innata curiosidad, desea conocer el origen de esta atalaya.

Les explico que en la época de los árabes se construyó un observatorio en este promontorio, en el que vivían dos personas, controlando los movimientos de los cristianos por estas tierras, ya que por el fondo de valle transcurría uno de los caminos de Jaén a Granada. Desde aquí, por medio de luces, se comunicaban con el redondo cerro del Sahillo , donde había otro control, que se comunicaba con el Castillo de Susana. Podéis observar que las piedras, donde estaba situado el refugio, ahora destruido, las habían traído de otro lugar.

Seguimos caminando montados en el lomo de los nevazos. Les llamó la atención al observar un gran espino, sobre cuyas ramas se cría una planta muy verde, con unas bayas blancas . Se trata de una planta parásita, que chupa la savia del espino; sus hojas son perennes, correosas y ovaladas. Se llama Muérdago (Viscum album L.)

¡Y luego dicen que sólo los hombres viven unos a costa de los otros, comenta Antonio!

En la mitología escandinava el muérdago se confió a la diosa del amor. Lo usan para adornar las casas en navidad.

La planta, les comento, es tóxica. Se usa contra la hipertensión y la arteroesclerosis. Se hacen preparados médicos con ella y hay que ser muy cautos en su uso por el peligro de envenenamiento.

Dos plantas muy humildes crecen en la misma vertiente: El tomillo (tymus vulgris)y elserpol (Tymus scrpyllum) de la mima familia y de las mismas propiedades. Ambos se toman en infusión para la gripe, resfriado y bronquitis. Se usan como aliño para las carnes y las aceitunas.

Estamos a 1700 metros y una brisa fresca besa nuestra frente , llena de sudor. Me agacho y recojo en mis manos una planta muy verde y humilde. Es la reina de la sierra y la más usada en la medina popular del pueblo. Su nombre es zahareña. En latín se llama sideritishirsuta, que quiere decir estrella, ya que su tallo va formando unas estrellitas. De la misma familia es la sideritis incana, que en Valdepeñas se llama manzanilla blanca, y se encuentra en la Pandera y en la Montesina.

Sus usos son múltiples: En forma de infusión y mezclada con manzanilla cura las úlceras de estómago y es un gran desinfectante. Regula los ácidos estomacales y cura la hemorroides. Los veterinarios la usaban para curar las llagas de las bestias.

A los lejos contemplamos unas plantas, como unas varas de metro y medio de altura. Es la más bella de todo la sierra. Está vestida de unas hojas lanudas y plateadas y sus flores amarillas, como unas lámparas encendidas, brillan al sol de la tarde. Hasta el nombre tiene su hechizo. Se llama Gordolobo (Verbascum thapsus). Sus hojas son grandes, plateadas, gruesas. Miles de insectos se posan en ellas. Se recogen las flores con sus estambres y cáliz.

En infusión el mucílago, de que se compone, alivia la tos y las sapinas ayudan a expectorar las mucosidades adheridas a los bronquios. Es buen remedio para la bronquitis y, en uso externo, es un gran cicatrizante. Mezclado con la zahareña y el llantén mayor o menor ayuda a curar las hemorroides.

Los viejos usaban sus hojas como yesca para los antiguos mecheros de pedernal.

Decidimos sentarnos a la altura del hoyo de los arroz. Este hoyo tiene muy buenos recuerdos para los cuquilleros, ya que podéis ver un puesto de piedra. Los reclamos del pájaro llegan hasta el pantano de Quiebrajano, que se contempla al fondo como un lago de cristal. En este puesto, le comento a Antonio, hizo tu padre un pérfora.

No nos cansamos de mirar al pantano, que brilla como un cristal.

Una mañana, al apuntar el sol, estaba sentado y subía muy silenciosa una cabra montesa, que llegó muy cerca de mí hasta que me olió.

Dio un salto tan fuerte, que arrastraba en su carrera los guijarros de la pendiente.

Bajamos por la Calabaza baja hacia el cortijo de Navalayegua.

Comenzamos a subir al cerro de la Cruz, a la altura del pozo. Del pozo, con una cubeta, rota y vieja, sacamos un agua tan fresca como si estuviera en una nevera. Al llegar a la cadena de rocas, que van a dar al Peñón del Médico, enseño a mis amigos el Rompepiedras (Teucrium Rotundiflium) que se usa en la sierra de Cazorla contra de las piedras que se forman en el riñón. Es muy escaso en Valdepeñas . Lo he encontrado también en Chircales, en Carboneros, en el cortijo de los Niños y en el Parrizoso. Es una planta esponjosa, muy pequeña y se encuentra siempre entre las rocas, junto con esta planta se encuentra la Doradilla (Ceredach o./ficinarum DC), y la uña de gato (Sedum Album L.)

En las mismas rocas se cría el té deroca (jasonia glutinosa) que tan buenas cualidades digestivas tiene. Su sabor es muy fuerte. He visto algunas plantas en Chircales y en la zona de Pitillos. A los catalanes les encanta su sabor, recogiéndolo en la zona de Cazorla, donde es muy abundante, tomándolo en forma de infusión.

Sus hojas son muy pegajosas. Su sabor es demasiado fuerte.

De la misma familia es el llamado té de los prados Uasonia tuberosa), muy corriente en los prados bajos. Su tallo, con sus flores amarillas, es también muy pegajoso y tiene las mismas propiedades que el anterior. Abunda en Valdepeñas en los ribazos.

Bajando del Peñón del Médico, llegamos a la fuente de Tejuelo. Sus pilares de piedra , esculpidos, son un monumento natural. A mis amigos les extraña que haya una fuente tan abundante a esta altura. Bebemos unos sorbos de agua fresca. Les enseño a mis acompañantes un gran espino, casi como una noguera, en el que tu padre y otros amigos, le digo a Pablo, hicimos muchas acampadas, cuando éramos jóvenes.

Este espino tiene muy gratos recuerdos par a nosotros. Muchas noches de vela, llenas de risas y carcajadas con las buenas ocurrencias de tu padre y tu tío Rafael.

Una tarde, tu padre, que había vuelto del pueblo, estaba cubierto con una manta, ya que hacía mucho frío. Vio bajar de la ladera opuesta un conejo en busca del verde del arroyo. Se dirigió hacia él y el conejo no se marchaba, ya que nunca había visto a un tío liado en una manta. Cuando se movía, levantaba sus brazos, agitándolos con la manta y el conejo asustado, se aplastaba, pero no se iba. Entre dos luces, vino Eduardo que estaba de caza, se dirigió hacia él con su escopeta y aquella noche Pepe, siguiendo al milímetro una receta, nos preparó un a cazuela de conejo, que estaba riquísimo, aun que la terminó a las dos de la mañana. No obstante terminamos con ella, calentados por un a inmensa hoguera e iluminados por un a luna llena, que proyectaba nuestras siluetas en el suelo.

Entre los gamones y las margaritas floridas, crecen unas matas de salvia (Salvia pratensis). La salvia officinalisera la más usada en la medicina antigua. Las hojas son elípticas y ovaladas. Su color es gris verdoso. Sus flores de color azul claro. Las hojas secas son un excelente condimento para la carne.

Su aceite esencial es muy aromático y tiene propiedades desinfectantes y antisépticas y los taninos refuerzan su acción en caso de diarrea. Retrasa las fermentaciones intestinales e impide el desarrollo bacteriano en el intestino.

Se combinan muy bien sus efectos con la manzanilla (matricaria chamomilla) tan conocida por todos nosotros. Se usa contra los dolores de estómago, contra la gastritis y para la cicatrización de heridas en uso externo.

Los romanos, que eran muy sibaritas, se solían dar baños de manzanilla, tomillo y romero, ya que limpiaban los pulmones obstruidos, embellecía la sutil piel de las damas y tenían efectos positivos en la cura de los hemorroides, si se le añadía zahareña.

En el collado encontramos el tomillo aceitunero (Tj;muscigis L.y eltymus vulgaris) frecuente y conocido en nuestro pueblo. Sus flores son antisépticas, y calman la tos convulsiva, las bronquitis y el asma. Cura las alteraciones intestinales y es muy útil para la aerofagia. Por sus propiedades antivíricas, se usa contra el herpes zóster.

El tomillo, junto con el romero, se usa también como condimento en los platos grasos, ya que les da un buen sabor y ayuda a su digestión.

Empieza a morir la tarde y descendemos hasta llegar a Carboneros.

Nos paramos en una fuente existente junto a tres nogueras, donde todos los veranos acampábamos a finales de agosto , en una finca de Antonio.

Aquí vino a recogernos con su coche nuestro amigo Pablo, que nos llevó a Valdepeñas.

En el camino, Antonio me recuerda que en nuestro recorrido no hemos visto algunas plantas, que contemplamos al borde del camino. Les explico el uso de algunas de ellas, ya que no es posible enumerarlas todas.

La alhucema (Lavándula latifolia), cuya esencia se ha estado escanciando hasta hace muy poco en unos alambiques. Es digestiva, estimulante y antiespasmódica contra los cólicos y flatos. Con el romero se usa como desinfectante y, mezclada con alcohol, es apta para darse fricciones en las hinchazones.

Las flores del Matagallo (pblomis purpurea) son diuréticas y se usan para combatir los cálculos. Es una jara. Sus flores, de un rojo muy pálido, son muy apreciadas por las abejas.

La Hierba de la sangre o tomillo de las siete sangrías (iithodora írucricosa) se usa como purificadora de la sangre y para curar ciertas erupciones. Es muy parecida al tomillo. Sus florecillas azules son muy bellas. Su toma tiene una liturgia especial, ya que se aconseja que se tomen, alternando con la luna creciente y menguante. Se toma en infusión y como apósito externo en la erupción de la piel. Al mes la piel queda como la de un niño.

El torvisco (Daphine Gnidium) se usaba como purgante. Es un arbusto que crece un metro. Sus flores son blancas. Muy abundante en Valdepeñas. Tiene también propiedades antisépticas. A mi amigo Pedro, cuya hija estaba muy delgada, una entendida del pueblo le aconsejó la siguiente receta. Su padre debía ir al campo y traerse un haz de torvisco, equivalente al peso de su hija. El torvisco se metía debajo de la cama de la niña por un tiempo determinado. Terminado este periodo era necesario hacer otros rituales: Masajes,rezos y llevar un gato negro a la casa. A los tres meses encontré a mi amigo, que era muy escéptico a este sistema de curación y que accedió a ello ante la insistencia de su mujer. Muy serio me respondió: La niña ha engordado siete kilos. ¡Viva el torvisco!

Los cabreros del pueblo, al parir las cabras y ovejas, colgaban en el rabo un manojo de torvisco, con lo que evitaban las infecciones post partum.

Árnica. (Árnica montana) Crece en los ribazos de los caminos a finales del verano. Junto con la hierba bonita, es la última flor de verano. Sus flores son amarillas. Es muy abundante en Valdepeñas. Se usa en forma de compresas para las contusiones, torceduras y dolores musculares. Es tóxica y no se debe aplicar sobre heridas sangrantes.

Orégano (origanum vuLgare L. ). Se usa sobre todo con efectos culinarios. En Valdepeñas aliñan las patatas fritas a lo pobre, dándoles un aroma muy agradable. Hay dos variedades,de flores rojas y blancas. Este último es el que se usa en Valdepeñas. Ayuda a calmar la flatulencia, y estimula el flujo de la bilis. No suele usarse como infusión.

Acompaña las carnes como aliño y a otros guisos.


NOSTALGIA A LAS COSAS CONOCIDAS


Enrique Marchal Lendínez


En Navalayegua, un quejido "setentón"

servía de cobijo a los ganaderos,

cuando en el estío apretaba el sol,

o se producían grandes aguaceros.


Por la parte del tronco dado a la solana,

junto a él, un espino-majoleto allí crecía,

al mismo tiempo que de protección servía

a la choza, que el roturero construyó con ágil maña.


Las roturas de labor de aquella sierra,

fueron fértiles y productivas en cereales;

las parvas de garbanzos y trigo, tan populares,

el agosto de siega y trilla tan adorable tierra.


En aquel campo fértil de Valdepeñas

hubo mucho trabajo, "sudor de jornaleros",

que con creces remediaron sus penas;

con la yunta y el arado, y los brazos de rotureros.


¡Se sembraba, se criaba .., había vida...

- Un mundo de trabajo y de fatiga.!


Contemplábase el campo, un espléndido "vergel",

al sol y el verdor de la sementera,

bullían en piaras los conejos y perdices,

por el monte los veías por doquiera.


Al pasar los años, yo recuerdo aquella tierra,

tomé cariño a dicho árbol "recio y ramoso",

a la choza, al espino y a la rotura perdicera;

mi reclamo allí, con sus "dimes y di retes", se hizo famoso.


En la choza yo situé el acecho cuquillero;

al frente, en la rotura, una albarrada había,

puse de repostero, pues para el reclamo servía

de pulpitillo para la oratoria del animado celo.


- Talado el árbol, su tronco del "setentón quejido,

cobró vida en la artesana mano del maestro aladrero,

pues aserrado en tablas y con ellas construyeron

palas de aventar las mieses, apiladas en el ejido.


TANTA GRANDEZA HAY SOBRE LA TIERRA,

TODO APROVECHABLE Y ÚTIL A

LA HUMANIDAD,

DANDO A LAS COSAS BUENA UTILIDAD;

EN ACCIÓN DIRECTA A LA SUPERVIVENCIA.


(Historias de la vida en días que pasan ).


Escribo desde Madrid, el 24 de mayo año 2.001.

Al cumplir mis setenta y nueve años de edad.


http://www.lugia.es/lugia/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=24 PÁGINA. 65-71

Artículo de Lugia.

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