Tesoro de la cabeza del toro
Cuando terminaron las contiendas de los moros y los cristianos, el pueblo ya estaba fundado,vinieron
dos señores preguntando por el castillo de arenas buscaron a un cabrero para que le surtiera de leche
y de carne y al mismo tiempo trabajara con ellos tratando el precio,alquilaron unas mulas y se dirigieron hacia el castillo sacaron unos pergaminos que llevaban cuando estaban en lo alto del castillo
miraron alrededor y dijeron , aquella piedra es la señal , la cabeza del toro y entonces empezaron a
cavar a la entrada del castillo , junto la bajada de la torre redonda estuvieron varios días sin encontrar nada, el pastor quiso saber que es lo que buscaba y le dijeron,buscamos un tesoro que escondieron aquí nuestros antepasados, el cabrero dijo que se iba, señor no te vayas, te daremos parte del tesoro y de tu paga.
Viendo que no lo encontraban, el cabrero los subió arriba donde estaba la torre y les dijo de haber un tesoro tiene que estar aquí que es donde vivía el jefe con sus mujeres.
Cavaron por todos sitios y no encontraron nada, entonces dijo el cabrero que conocía una cueva que miraba al pueblo, donde había una galería tapada. Bajaron a la cueva y empezaron a picar, cuando estaban cansados descansaron en una gran losa que había delante de la entrada, había una oquedad y empezaron a sacar tierra a especie de una tinaja, de la roca vieron otro hoya y empezaron a sacar tierra, también eran dos moldes para hacer una tinaja en barro cocido, en el segundo molde encontraron en un pucherete un pergamino igual que el que ellos tenían y en el lenguaje de ellos decía enfrente de la cabeza del toro está el tesoro, subieron otra vez y empezaron a cavar en el mismo sitio de antes dieron con un pasadizo que conducía a unas caballerizas donde guardaban el ganado y un pasillo subterráneo que salía por debajo de las murallas al exterior, volvieron a entrar en el castillo y empezaron a cavar esta vez pegado a la torre por donde estaba la cabeza del toro.
El cabrero irritado quería irse pero lo convencieron de nuevo, y le dijeron que no tenía porque irse, entonces cogió el hazadón y le pegó al toro en la cabeza y comenzaron a salir monedas y alhajas, llenos de alegría partieron el tesoro dándole su parte al cabrero se montaron en sus mulas ñy desaparecieron.
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