Espacios naturales (Arjona)

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Flora

Las tierras de Arjona de lomas suaves y pendientes moderadas, están dedicadas en su mayor parte a la agricultura, siendo el cultivo del olivar el que mayor superficie ocupa seguido por los cereales. La superficie forestal es inexistente y solo es posible observar pequeñas manchas de matorral mediterráneo asociadas a los padrones, zonas rocosas de difícil cultivo y márgenes de los arroyos.

En el término municipal de Arjona podemos destacar principalmente tres ecosistemas: el olivar, los arroyos con su vegetación de ribera y los padrones o linderos, vestigios del matorral mediterráneo.

El olivar es el agrosistema dominante y casi único. Se extiende por toda la geografía física del término, apareciendo ejemplares de todas las edades: desde estacas de uno a cinco años, hasta olivares de más de cien años, aunque el que predomina es el de cuarenta a setenta años. La oliva cultivada es la Olea europaea (variedad picual) que cubre casi todo el territorio, aunque debajo de éstas aparecen extensos herbazales de carácter nitrófilo, con abundantes asociaciones vegetales, destacando plantas como el Jaramago (Diplotaxis siifolia), la Amapola (Pavaver rhoeas), el Nazareno (Muscari comosum), la Caléndula (Calendula arvensis), la Malva, la Albejana y la Correhuela (Convolvulus althaeoides).

Entre la gran extensión de olivar discurren por nuestro municipio arroyos caracterizados por su salininidad, los cuales poseen una vegetación de ribera cuyo estado de conservación, en la mayoría de los casos, no es bueno. En esta vegetación ribereña podemos destacar especies como el Olmo (Ulmus minor), el Álamo blanco (Populus alba), el Taray (Tamarix sp.), la Caña (Arundo donax), el Carrizo (Phragmites australis), la Zarzamora (Rubus ulmifolius), el Junco y la Mimbrera (Salix purpurea).

En algunas zonas, entre los olivares, aparecen manchas de matorral mediterráneo. En los denominados padrones o linderos que separan fincas, o bien en las cunetas y en los cerros rocosos que afloran. Destacan aquí especies como la Encina (Quercus ilex ballota), la Coscoja (Quercus coccifera), el Aladierno (Rhamnus alaternus), la Jara blanca (Cistus albidus), el Hinojo (Foeniculum vulgare), el Tomillo (Thymus zygis), la Esparraguera (Asparagus acutifolius L.), la Alcaparra (Capparis spinosa), las Chumberas (Opuntia ficus-indica), el Lentisco (Pistacia lentiscus) y el Zumaque (Rhus Coriaria L.).

Fauna

La disponibilidad de hábitats variados para la fauna animal está muy restringida; la vegetación natural es prácticamente inexistente y esta alteración limita en gran medida la presencia de especies que requieren cierto grado de cobertura vegetal o necesitan la presencia de comunidades vegetales poco alteradas.

A pesar de encontrarnos en un medio muy artificial, los olivares sustentan sus propias comunidades. Al ser el olivar el principal ecosistema del término municipal de Arjona es, por tanto, el que determina la mayor parte de su fauna. El olivo cumple un importante papel ecológico, en sus viejos troncos encuentran refugio numerosas aves, mamíferos y reptiles, y sus frutos son además un alimento de gran valor energético.

En el olivar puro son pocas las especies que aparecen en forma continuada, ya que más bien es utilizado como zona de alimentación o de paso por algunas especies, por estar falto en diversidad de ambiente y cobertura. En él podemos observar especies como el Verdecillo (Serinus serinus), el Verderón (Carduelis chloris) y, en invierno, la Curruca capirotada (Sylvia atricapilla), el Petirrojo (Erithacus rubecula) y el Zorzal común (Turdus philomelos).

En cambio, la biodiversidad del olivar aumenta mucho cuando, junto a éste, aparecen arroyos con bosques riparios y padrones o linderos de matorral mediterráneo, donde puede desarrollarse cierta vegetación espesa, constituida por carrizos, adelfas y tarajes. En este caso el número de especies, tanto nidificantes como invernantes, se incrementa al aumentar la diversidad de hábitats y la cobertura. Así tenemos al Gorrión común (Passer domesticus), el Pinzón común (Fringillia coelebs), el Jilguero o Colorín (Carduelis carduelis), el Chamarín, el Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos), la Vegeta o Cogujada común (Galerida cristata), la Firfita o Lavandera blanca común (Motacilla alba alba), el Carbonero común, el Herrerillo, el Cuco, Abejarruco, Alcaudón común (Lanius senator), el Agateador común (Certhia brachydactyla), el Vencejo común y el real, la Golondrina, el Avión común, la Tórtola común (Stretopelia turtur), la Perdiz roja (Alectoris rufa), la Codorniz, la Abutarda, la Paloma zurita (Columba oenas), el Águila perdicera, el Milano real, la Lechuza común (Tyto alba), el Mochuelo (Athene noctua), el Búho Real (Bubo bubo), la Autilla, Cernícalo Primilla (Falco naumanni), el Ratonero, el Gavilán, el Sisón (Otix tetrax), la Abubilla (Upupa epops), el Alcaraván (Burhinus oedicnemus), Graja (Corvus frugilegus), Grajilla (Corvus monedula), Corneja negra (Corvus corone corone), Estornino negro (Sturnus unicolor), el Camachuelo, el Cuervo y así una larga lista de especies de aves, a las que se añaden algunos anfibios que pueden refugiarse buscando humedad como el Sapo común (Bufo bufo), Sapo verde, Rana verde, Tritón vulgar, Salamandra. Reptiles como la Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), la Culebra de herradura (Coluber hippocrepis), Culebra de escalera, Culebra de agua, Salamaquesa, Lagarto común, Lagarto ágil, Lagarto verde, Lagartija común, Galápago común; y mamíferos como el Conejo (Oryctolagus cuniculus), la Liebre (Lepus sp.), el Erizo (Erinaceus europaeus), el Zorro (Vulpes vulpes), el Tejón, el Murciélago común, el Topo, el Topillo rojo, el Topillo común, el Lirón careto común, el Lirón gris, el Hurón, la Jineta, el Meloncillo, la Rata gris, la Rata negra, el Ratón gris y el Ratón de campo (Apodemus sylvaticus).

Los peces han desaparecido debido a la contaminación de las aguas de los arroyos, especialmente del arroyo Salado que es el más caudaloso.

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