Fiestas en honor de Nuestra Señora del Rosario (Los Villares)

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Durante los días 6, 7, 8 y 9 de octubre se celebra en la localidad de Los Villares la Feria en honor de la patrona, Nuestra Señora del Rosario.


El día más importante llamado también "Día Gordo" es el 7 de octubre cuando se celebra una procesión con la imagen de la patrona por las calles del centro de Los Villares.

La víspera del día 6 se celebra un tradicional concurso de carrozas que desfilan por las principales calles del pueblo y que son elaboradas por vecinos de Los Villares.


Origen de las Fiestas del Rosario

Para conocer el origen de estas fiestas, hemos de remontarnos a la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), en la que la escuadra cristiana, al mando de D. Juan de Austria], derrotó a la flota turca. En el mundo cristiano esta victoria se atribuyó a la intercesión de la Virgen invocada por las cofradías del Rosario con oraciones y procesiones. Por eso el Papa S. Pío V instituyó al año siguiente la fiesta de la Virgen de la Victoria.

Un año después, el Papa fijó su celebración el primer domingo de octubre. Más tarde, en tiempos de S. Pío X, se fijó el día 7 de dicho mes.

Nuestro pueblo nacido como entidad a principios del siglo XVI, inserto en las corrientes sociales y religiosas de la época, toma como Patrona a la Virgen del Rosario y en un interesante manuscrito conservado hasta nuestros días encontramos que "desde tiempo inmemorial" existía "una singular, cordial y afectuosa devoción a esta Virgen", que dio lugar a que el 3 de abril de 1781 un grupo de vecinos presentaran y les fueran aprobados por el Obispo de Jaén D. Agustín Rubín de Zeballos los "Estatutos de la Congregación de soldados marianos del S.S. Rosario de la villa de Los Villares.

Portada del programa de las fiestas del Rosario de 1.960, Los Villares

En estos estatutos vemos que para entrar en la compañía debías ser "persona de buenas costumbres, fama y opinión", y descubrimos que el número original de congregados era sólo de 15, en "reverencia" a los quince misterios del rosario, habiendo otros quince supernumerarios o pretendientes que ocuparían las vacantes que se fueran sucediendo. Posiblemente los quince primeros coincidieran con los conocidos alabarderos y los segundos con los escopeteros.

Los cargos existentes eran: Capitán, Teniente, Alférez, Fiscal, Munidor, Cobrador de cabos de año, multas y limosnas, Enfermero y Secretario. Se conoce la redacción minuciosa del formulario de entrada y de las obligaciones y bienes espirituales y temporales de que gozarían los congregados, todo esto con bastante precisión y exigencia, cosa llamativa para nuestra sociedad actual, permisiva po excelencia.

Tras estos datos sacados de textos escritos, la tradición oral recoge curiosidades tales como la costumbre que llega hasta 1.976 de salir pidiendo por las calles del pueblo y por los cortijos con un borriquillo, recibiendo donativos de los vecinos, que eran generalmente de trigo, realizando las gentes promesas de dar el peso de una persona en grano por haber recibido una curación o gracia especial de la Virgen.

También hasta no hace muchos años después de los bautizos, las madres presentaban al niño a la Patrona, cantaban una Salve y dejaban encendida una vela. Luego cuando los hijos iban al servicio militar, las madres ponían en su cartera un trocito de manto de la Virgen, procedente de recortes o arreglos, con el deseo de que recibiera su protección.

Otra tradicción muy curiosa que desaparece hacia los años treinta, es que los turroneros, desde sus casetas, al paso de la procesión, echaban al aire puñados de almendras, bolicas y caramelos.

Conocemos por boca de nuestros mayores que la imagen de la Patrona fue destruida en la Guerra Civil de 1.936 y sustituida posteriormente por la actual, obra del escultor de Santisteban del Puerto, Jacinto Higueras; conservando de la antigua: el Niño, la Corona, el Rostrillo y la Media Luna.

Recientemente la Imagen ha sido restaurada en Sevilla por D. Salvador Madroñal, renovándosele gran parte del ajuar.

Cómo se vivían las fiestas del Rosario anteriormente


Allá por los años 1970, yo les voy a redactar las queridas fiestas patronales de mi pueblo que el Día del Rosario le venimos a llamar. Ya por el mes de septiembre empezábamos a preparar encalando las casas pues el día del Rosario de camino venía ya. Igual que se acicalaban las casas, todos queríamos algo lucir y estrenar. Como yo, nacida y criada en Los Villares, hoy recuerdo con alegría los cuatro comercios de ropa que había, sus escaparates de las telas más bonitas se adornaban. Mi amiga me decía: Hay una tela en lo de Amalia que es una maravilla. Yo le contestaba: Anda que en lo de Pepe “Colorina” han puesto unos estampados que parecen que los han dibujado. Mi prima me decía: Me he comprado una tela de Dolores con un color verde agua que es de piqué y ya verás que vestido me voy a hacer. Mi madre me decía: Qué cortes de telas tan preciosas ha traído Romero y yo le contestaba que en lo de “Agripina” había visto una que me gustaba. Eran nuestros preparativos y los hacíamos con tal ilusión que nos molaba un mogollón. Entre las telas que más nos gustaban, el ir a la modista a probarte el vestido, que en la primera prueba ya te veías luciéndolo y lo precioso que te quedaba. El mes se pasaba y llegaba octubre, las fiestas ya llegaban, el ferial era en el centro del pueblo. La calle del Arroyo se llenaba de casetas del turrón, de dos tómbolas, de casetas de pinchos y perritos calientes. Había también bares, yo guardo un gran recuerdo de la Cooperativa. Era un salón muy grande donde mucha gente allí iba.

También estaba el bar de Pedro Carlos que un salón hermoso tenía. En la calle Huerto de la Virgen se ponían las atracciones de feria denominas aquí caballicos. Ese año había venido una nueva que era el carrusel, ¡qué ilusión y que gozada cuando nos subíamos en él! Entre el sube y baja, los barcos, los caballicos y el carrusel, además en la calle del Arroyo, por debajo de la farmacia, los coches locos pusieron también, aquello era para nosotros una auténtica diversión.

Luego teníamos los bailes que se venían a realizar. Estaba el baile de la plaza que lo organizaba el Ayuntamiento donde casi toda la juventud íbamos allí a bailar, pues una caseta de feria muy bonita y adornada se venía a realizar. Más había una sociedad de Casino que en el salón el Molino hacían otra caseta con grandes bailes, unas buenas orquestas. Iban los asociados e hijos de socios y un buen baile y fiesta se amenizaba en la caseta llamada del Casino.

Pues también estaba una caseta, que hacía un particular, que era el "Moyno" y lo hacía donde la papelería de Regina ahora está. Unas orquestas muy buenas que traían con un gran patio que había y muy adornado con sus luces de colores lo ponían.

No quiero dejar de mencionar los merengues y “patas de cabra” que nos íbamos a tomar a la casa de Teresa, mujer de José Díaz, que hacía unos dulces que no hay otros igual. Quiero mencionar también los puestos de camarones y quisquillas que comprábamos un cartucho para degustar. En la fuente se ponía un hombre, con una especie de ruleta donde mucha gente le daba a girar para que un premio le tocara.

Se hacían muchas rifas y había un puesto de muñecas que se trataba de que adivinaras donde se escondía una ratita y si lo adivinabas, la muñeca te llevabas.

Y no me puedo olvidar del fotógrafo que se ponía con su muñeca y caballito para hacer el recuerdo del Día del Rosario para toda la vida. No quiero dejar de mencionar los dos cines que había pues muy buenas películas para esos días nos traían en la calle Zurradero, el cine Rialto allí existía y en la calle que ahora es Los Pozos que el acceso era por la calle Francisco Bonilla un gran cine ahí había, cine de arriba se le decía.

Se venían a celebrar unas carreras de cintas a bicicleta que a todos nos venían a gustar. El día de la víspera, allá por aquellos años, las primeras carrozas se venían a realizar, pues el primer día llegaba con la diana floreada y la procesión de nuestra patrona y querida Virgen del Rosario, que todos con nuestros mejores trajes y vestidos íbamos a recibir y verla salir por la puerta de la iglesia y después nos íbamos a divertir. De esta manera las vivía por esos años esta villariega. ¡Viva las fiestas de nuestra patrona la Virgen del Rosario!

Por Elvira Parra Serrano

Referencia

  • Informativo escolar "La Fuente" Nº 15 por Inmaculada Alcalde García


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