Geología:Torreblascopedro
El término municipal de Torreblascopedro ofrece un relieve suave, ligeramente alomado, con unas cotas máximas en las proximidades del Cagasebo (452 metros). Las cotas mínimas, unos 230 metros, se alcanzan en el límite occidental del término municipal, en la confluencia de los ríos Guadalquivir y Guadalimar. Estos dos ríos, límites meridional y septentrional, respectivamente, constituyen las arterias principales de drenaje, a las que vierten sus aguas los distintos arroyos del sector.
Geológicamente el término municipal de Torreblascopedro está situado en el sector septentrional de la depresión del Guadalquivir, donde afloran exclusivamente rocas sedimentarias, que no han sido deformadas por procesos orogénicos, por lo que conservan una disposición subhorizontal. Los materiales que aparecen en la superficie son relativamente recientes, con edades que nunca superan los 8 millones de años. Los más antiguos pertenecen al Mioceno superior, se trata básicamente de margas, entre las que se intercalan niveles de areniscas. Para este intervalo de tiempo, en función de la edad, se han diferenciado dos conjuntos litológicos: por un lado, los depósitos del Tortoniense superior, es decir, entre hace 8 y 6 millones de años, y por otro, los materiales atribuidos al Messiniense, intervalo de tiempo comprendido entre hace 6 y 5 millones de años. En el primer conjunto predominan las facies margosas, aunque localmente puedan aparecer intercalaciones de areniscas que se acuñan y desaparecen lateralmente. La interpretación sedimentaria de los materiales del Tortoniense superior, permite asegurar que durante este intervalo de tiempo, la región estuvo ocupada por una cuenca marina, que evolucionó a una plataforma marina poco profunda. Los materiales del Messinense se caracterizan por la presencia de margas blancas de carácter diatomitico, muy bien desarrolladas en las proximidades de la antigua estación de ferrocarril. Las diatominas, rocas sedimentarias silíceas, están constituidas por restos de algas unicelulares microscópicas, que se conocen como diatomeas. Estas rocas presentan unas características muy particulares (baja densidad, baja conductividad térmica, gran capacidad de absorción y porosidad muy elevada) que las convierten en un material con gran diversidad de aplicaciones, por lo que han sido intensamente explotadas en amplios sectores de la provincia de Jaén.
Para el cuaternario, materiales con edades inferiores a 1’6 millones de años, a su vez, se pueden diferenciar dos conjuntos. De más antiguo a más moderno, en primer lugar aquellos del Pleistoceno, básicamente antiguas terrazas fluviales. En segundo lugar, los atribuidos al Holoceno, que son los materiales más modernos. Así, asociadas a los ríos Guadalquivir y Guadalimar, aparecen terrazas fluviales datadas como del Pleistoceno. Estas formas escalonadas, excavadas en los antiguos depósitos aluviales, están constituidas básicamente por conglomerados, a veces cementados, arenas y limos. Se trata de los restos de antiguos trazados de ambos ríos, que se han formado por una alternancia de momentos de gran sedimentación, seguidos de periodos de fuerte erosión, que ahondan el cauce y dejan colgados aluviones antiguos. Se han diferenciado un mínimo de tres niveles de terrazas (alta, media y baja), que se representan con distinto color. La más alta, es la más antigua, y puede aparecer a unos cuarenta metros por encima de los cursos fluviales. Por el contrario, la más baja, es la más moderna y aparece sólo a unos dos metros de los actuales cauces de estos ríos. Por último, los materiales del Holoceno, están muy bien representados en la parte central del termino municipal. Están constituidos básicamente por arcillas rojas y costras calcáreas, que pueden ser interpretadas también en relación con medios sedimentarios aluviales.
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