Iglesia de San Juan Bautista (Navas de San Juan)
Su construcción data de mitad del siglo XVI. Con elementos estilísticos renacentistas, manieristas y barrocos, fue iniciada por Juan de Ostiaga y hacia 1591, fue nombrado como supervisor de las obras Alonso Barba, arquitecto de la catedral de Jaén.
En la primera mitad del siglo XVII se cubrió el presbiterio y se reestructuró la capilla mayor y, en el siglo XVIII se reparó el interior y se remodeló el campanario.
Su planta es muy alargada y de una sola nave dispuesta en tres tramos desiguales: El presbiterio, también alargado, cubierto con bóveda de cañón con lunetos; un espacio anterior, un poco más ancho cubierto con bóveda de aristas y flanqueado lateralmente por capillas hornacinas; el tercer tramo, está centralizado y se cubre con bóveda de media naranja sobre pechinas. En el altar mayor el pintor linarense Francisco Baños, en 1961 pintó un mural al fresco en su línea pictórica esquemática y geometrizante.
Los elementos más significativos de la fachada son:
La portada con un sencillo arco de medio punto con dovelas trapezoidales y en el cuerpo superior, una hornacina con columnas dóricas - a sus lados, placas con puntas de diamante recortadas y pináculos en los extremos- entablamento dórico y frontón triangular.
La torre del campanario, presenta un primer cuerpo de planta cuadrada, y el segundo, de planta poligonal, rematada por un volumen cónico cubierto con teja árabe.
En esta Iglesia se da culto a San Juan Bautista, patrón de la Villa, cuya talla policromada es obra del escultor santistebeño Jacinto Higueras (1940 aproximadamente). Es de estilo clásico, con proporciones armónicas y perfectas.
Una de las piezas más importantes y valiosas que se conservan en esta iglesia es una cruz de plata adornada con bajorrelieves que representan por una cara el Viejo y por otra el Nuevo Testamento.
Del 24 al 29 de junio se celebran las fiestas en honor a San Juan Bautista.
Dentro de los actos lúdicos sobresalen los "encierros", costumbre en la que los mozos corren por las calles del pueblo reses bravas hasta la plaza de toros, desde tiempo inmemorial. Por la tarde del día 24 de junio el Santo Patrón pasea por las calles del pueblo hasta llegar a la plaza de toros, al compás de pasodobles, para dar la vuelta al ruedo a modo de bendición y beneplácito de los actos populares preparados en su honor.
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