Jabones Artesanos
Introducción
La elaboración de jabones caseros con aceite de oliva y plantas aromáticas y medicinales, es una de las tradiciones artesanales mas arraigadas en lo que es el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, puesto que de el obtenemos todos los ingredientes (Aceite de Oliva, hierbas aromáticas y medicinales, miel...) para su proceso de fabricación. La ciencia médica enseña que muchos procesos dermatológicos se ven beneficiados por la utilización del aceite de oliva, cuya riqueza en vitamina E lo convierte en un eficaz aliado para evitar el envejecimiento facial, de la misma manera que hidrata la piel al tiempo que la protege de factores ambientales externos, manteniendo su elasticidad y constituye un generador para heridas y lesiones. Son conocidos desde muy antiguo los poderes curativos de numerosas hierbas aromáticas, tanto en sí mismas como a través de los principios activos que contienen. Debido a la suavidad de su acción y a la ausencia de efectos secundarios, las plantas medicinales son una fuente inagotable de beneficios para nuestra salud y belleza. Asimismo, a través de sus colores y aromas, las plantas influyen positivamente en los estados anímicos, ayudando a superar situaciones de estrés, ansiedad o depresión. Entre las plantas utilizadas para la elaboración de jabones caseros, podemos encontrar: romero (antioxidante, tónico y relajante), espliego (antiflamatorio, sedante y antiséptico) y mejorana (fungicida y antibacteriano).
Proceso de elaboración
Primero hay que tomar precauciones, ya que la sosa es corrosiva y se tiene que utilizar guantes para su manipulación.
Ingredientes: Aceite de oliva (3l). Sosa caústica (½ kg). Agua destilada (3l). Plantas aromáticas (25gr). Aceites esenciales (200ml).
Elaboración: En un recipiente de plástico (no puede se ni de aluminio, ni de estaño, puesto que desprende vapores tóxicos) se vierte el aceite de oliva. En otro recipiente de plástico preparamos la mezcla de agua y sosa cáustica, una vez disuelta la sosa en el agua se vierte en el recipiente del aceite a chorritos pequeños y sin dejar de mover con una cuchara de madera en la misma dirección. La sosa al mezclarse con el agua desprende calor, por lo que cuando se consigue la pasta de aceite, agua y sosa, hay que dejarlo reposar y enfriar unos minutos. Después del reposo, se le añade los aceites esenciales y las plantas aromáticas al gusto. Se deja secar y la pasta se va solidificando hasta alcanzar dureza deseada para poder cortarlo en porciones.
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