Leyendas y Cuentos (Segura de la Sierra)

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Cuentos y Leyendas

Todos los pueblos tienen sus leyendas y cuentos particulares. En esta sección recopilaremos historias que han ido pasando de padres a hijos durante generaciones, cuentos fantásticos y leyendas que se agarran a los resquicios de la realidad para conformar historias muy curiosas.

El contenido a continuación son reflexiones personales de los usuarios sobre sus vivencias, sentimientos y recuerdos sobre Leyendas y Cuentos (Segura de la Sierra).

Cuento de la Cueva Embrujada


Esta historia se contaba en la aldea de Trujala, muy cerca de Segura de la Sierra. La trascripción ha sido realizada por Angeles Peralta.

Subiendo por el camino cerca de Segura hay una cueva, junto a una era que se llama “la era de El Coso”. Un día un hombre iba a comprar y ha hacer recados en el pueblo montado en su mulo y al pasar cerca de la era de El Coso, era muy temprano de madrugada, sintió llorar a un niño muy pequeño. Se bajó del mulo y vio en el huequecito de la cueva a un niño desnudo y llorando y le dio mucha pena. El hombre pensó ¿Que hago yo con esta criatura?, lo cogió, lo acunó lo montó delante de el en el mulo y dejó de llorar, pero el buen hombre veía como cada vez iba creciendo y siendo más grande. Entonces pensó en montarlo detrás de él y le dijo “agárrate a mí”. El hombre estaba muy asustado pues al niño ya le llegaban los pies al suelo y las uñas de sus grandes manos se le iban clavando en el cuerpo.

Cuando el hombre llegó a Segura a casa de un familiar, ese niño que había crecido cayó al suelo y se convirtió en un montón de huesos. Dicen que ese niño era el diablo y que el hombre enfermo de miedo y a los tres días murió.

Cuento de la Dama Encantada


Esta historia se contaba en la aldea de Trujala, muy cerca de Segura de la Sierra. La trascripción ha sido realizada por Angeles Peralta.

Antaño se iba andando a todas partes. Las personas madrugaban para ir al pueblo a hacer sus recados y compras.

Existe otra cueva situada en la loma de San Vicente. Cuando pasaban en frente de dicha cueva se oían unos cantares y se veía salir una dama muy bonita, vestida de blanco con finas telas y con resplandor alucinante. En las manos llevaba una cesta muy bonita llena de higos verdes y rojos muy hermosos; ella les ofrecía insistentemente para que comieran. Los caminantes cogían uno o dos, pero ella les decía que tomasen más, pero a la gente le daba vergüenza por ser ella tan hermosa. Antes de que se dieran cuenta ella había desaparecido y al ir a comerse los higos se habían convertido en monedas de oro.

Contaban que la joven tan bella estaba encantada, y para desencantarla había que pronunciar unas palabras claves. Estas palabras tenían que estar relacionadas con los higos, y el joven que logrará desencantarla se casaría con ella, pero no ha habido hombre capaz de averiguar dichas palabras y por eso ella sigue saliendo todas las mañanas de San Juan cada año.

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