Santuario de la Virgen de Tíscar (Quesada)
El Santuario de la Virgen de Tíscar es indiscutiblemente es el centro de devoción mariana de la comarca, tanto por su tradición como por la ubicación del santuario debajo del Castillo de la Peña Negra.
La bibliografía tradicional ha inflamado de devoción cristiana sus orígenes, remontándolos al propio siglo XII ocupado el lugar por los musulmanes que respetarían la pequeña ermita sita el lugar, recuperada posteriormente por los cristianos y convertida en santuario.
La construcción actual del Santuario de Tíscar data de mediados del siglo XX, pero todavía consrva elementos arquitectónicos de otras épocas como la gran puerta de entrada con arco apuntado y jambas ornamentadas, o los restos del alicatada granadino en la sacristía del siglo XIV. Originariamente debió ser un pequeño recinto, levantado tras la reconquista cristiana, destinado a recibir romeros en acción de gracias. Este Santuario, es sin duda, una perfecta adaptación entre hombre y naturaleza, enclavado entre Peña Negra y el Cerro del Caballo cierra el paso natural entre ambas montañas, hoy abierto por dos túneles. En el Santuario permanece la Vírgen que también lleva su nombre, Nuestra Señora de Tíscar, patrona de Quesada y del Adelantamiento, que tan querida es por las gentes de la comarca del Alto Guadalquivir, incluso fuera de sus fronteras. La primera imagen de la Virgen fue traída a estas tierras en el año 35 de nuestra era por San Isicio, varón apostólico, patrón de Cazorla, Aunque existen otras versiones sobre sus orígenes, según cuenta la leyenda más extendida, en 1319 la Virgen se apareció a Mamad Abdón, reyezuelo de Tíscar, en la Cueva del Agua.
Hasta principios del siglo XIV la fortaleza de Tíscar estuvo en manos de los musulmanes perteneciente al Reino Nazarí de Granada.
Más de 70 años mediaron entre la conquista de Quesada por los cristianos y la posterior de Tíscar. No fue fácil tomar esta fortaleza encaramado su alcázar en lo alto de la Peña Negra donde aun continúan sus ruinas. El hecho de esta costosa conquista supuso la glorificación mariana de este lugar al igual que sucedía en otros lugares ya tomados. De todas maneras pensamos que la ubicación de una ermita se haría incluso después, en pleno S. XV debido a las constantes incursiones de los granadinos a las tierras del alto Guadalquivir, poniendo en peligro la vida de los que se atrevieran fuera de los recintos amurallados como el de la fortaleza de Tíscar, ahora en manos cristianas.
Algunos restos arquitectónicos y ornamentales nos hacen pensar en una cronología de finales del gótico y del S. XVI. Sin embargo pensamos que el grueso de obra debió de tener su apogeo hacia el S. XVII y XVIII, construyéndose gran parte de la apariencia actual y que se conservaron parte de las construcciones antiguas. Sin embargo los desastres de la contienda civil de la década de los años 30 del S. XX en España, se dejaron sentir sobre el venerado santuario que sería desvalijado e incluso desaparecería la imagen barroca de la Virgen de Tíscar.
Después de la guerra civil y como en otros sitios de profunda raíces cristianas, el santuario de Tíscar se rehizo alterando parte del aspecto anterior, demoliendo algunos muros de época medieval y adaptando el lugar y los accesos al aspecto actual. No hace muchos años se emprendió la reforma de la capilla de la Virgen con criterios arquitectónicos poco acertados.
El aspecto actual del santuario conserva el encanto del lugar y el ambiente de devoción mariana a la Virgen de Tíscar que no se ha perdido. El exterior aun tiene la traza original de hace algunos siglos, la fachada con algunos elementos airosos como la espadaña de dos alturas. En el interior de la capilla es donde mas se han notado los trabajos de restauración y por lo tanto es el lugar mas alterado. Hoy día presenta una sola nave con bóveda de medio cañón bastante rebajada y con un mampuesto irregular en todo sus paramentos resaltando el "llageado" de sus piedras. La fachada del camarín ha sido decorada con pinturas y el interior con escenas y figuras realizadas con guijarros de colores.
Conserva su pequeña cúpula esférica y restos de un alicatado posiblemente del S. XVI. De su interior destaca una pequeña habitación que sirve de lugar para el bautismo con una pila procedente del desaparecido convento de los Dominicos de Quesada y un magnifico mobiliario de madera en puertas y alguno muebles de época. Destacar algunos elementos del arte mueble como un magnifico crucifijo con imagen de Cristo crucificado de tradición renacentista. La talla de la Virgen se atribuye a Jacinto Higueras del año de 1939-40.
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