Tesorillo de Chiclana (Chiclana de Segura)
No se han realizado en el término de Chiclana de Segura estudios arqueológicos en profundidad que permitan reconstruir en detalle el proceso histórico de esta villa.
En cualquier caso, lo actualmente conocido y resultados obtenidos en términos limítrofes aseguran una presencia humana desde épocas muy antiguas, al menos desde la Edad del Bronce pleno (II milenio antes de nuestra era).
Los restos de esta época se localizan precisamente en el Cerro de Chiclana y se vinculan a un poblado que no se conservan, al menos en superficie, restos arquitectónicos, pero donde son muy abundantes fragmentos de un tipo de cerámica muy particular, oscura como corresponde al carácter reductor de su proceso de fabricación, con formas carenadas que se vinculan a esa fase de la historia del sur de la Península Ibérica que se ha definido como Argárica.
Lamentablemente este cerro está muy erosionado y por ello posiblemente muchos de los restos se hayan perdido definitivamente. Restos de la edad del bronce argárico también se han localizado en el entorno de la Capilla, entre los términos municipales de Chiclana y Castellar.
En época Ibérica sabemos que el entorno de Chiclana se vinculó al área Oretana y sin duda debió ser escenario de los enfrentamientos que libraron púnicos y romanos en los avatares de la II guerra Púnica, cuando el regulo ibérico Gulchas controlaba, seguramente desde Cástulo, todo el entorno de Sierra Morena y los territorios adyacentes. Buena pruebas de esa vinculación es el extraordinario tesoro de plata, localizado casualmente en 1972, en el paraje de los Engarbos.
Tesorillo de Chiclana
Encontrado casualmente en el Paraje del Engarbo por un guarda en 1972, se trata de un tesoro romano fechado en torno al siglo II-I a-c., compuesto de 22 denarios republicanos romanos, y 38 piezas de plata, y útiles de vajillla, así como abundante material de fundición procedentes del taller de un fundidor. La pieza más sorprendente, por su calidad técnica y artística , es una magnífica fíbula de plata maciza,fundida en molde y con un elaborado trabajo de filigrana, que representa una escena de caza donde un jinete armado con caetra (el escudo ibérico) y posiblemente con lanza, galopa detrás de un perro, gamo o jabalí.
En la parte frontal de la fíbula aparece la imagen de una divinidad femenina arropada por dos caballos. Sin duda es uno de los elementos más emblemáticos de la arqueologia Ibérica de la provincia de Jaén. Durante la época romana es cuando el término alcanza cotas de ocupación intensísima mediante el sistema de villas rústicas. Un caso de este tipo es el que nos encontramos en el Calar de la Muchacha.
Aquí se localizan restos de lo que debió ser un asentamiento agropecuario, situado en la ladera noreste del cerro, a un kilómetro del Cortijo dela Mimbrera, donde se han documentado diversas monedas romanas.
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