Anexo:Pregón de las fiestas de Moros y Cristianos (Carchelejos)
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Pregones de las fiestas de Moros y Cristianos, de Carchelejos, en honor de Nuestra Señora del Virgen del Rosario.
Pregón de 2005
Sr. Alcalde del Excelentísimo Ayuntamiento de Carchelejo. Sr. Cura Párroco. Sr. Presidente y vocales de la Hermandad de Ntra. Sra. la Santísima Virgen del Rosario. Hermano mayor, autoridades, amigos todos. Gracias Virgen del Rosario.
Tener el privilegio de ser este año tu pregonero es para empezar dándote las gracias. Tú, lo has dispuesto así. Gracias a todos los miembros de la Junta Directiva de la Hermandad y a su Presidente y buen amigo Antonio Bueno.
Regalar a este humilde cofrade, el honor de nombrarlo pregonero, y encontrarse hoy aquí, rodeado de familiares y amigos, que aman y sienten igual que yo, a la Virgen del Rosario y a nuestra fiesta de moros y cristianos, es algo que me llena de satisfacción pero también de responsabilidad.
Espero estar a la altura de las circunstancias. Vaya mi agradecimiento por haberme permitido disponer de esta oportunidad única. Gracias Antonio por esas palabras de presentación. Se notan que vienen de un amigo que me valora más de lo que yo merezco.
Es para mí un honor que seas mi presentador. Farmacéutico en Sevilla, donde ha ocupado los más altos cargos dentro de su profesión, es un hombre sencillo y carismático, querido y respetado, conocedor de nuestras tradiciones, como demostró en el pregón del año pasado, y comprometido con Carchelejo y sus gentes. Virgen del Rosario, aquí estoy nervioso, y con el pulso acelerado.
Vengo a hablar de tí y de la fiesta que en Carchelejo, hacemos en tu honor. Sabes que nunca he sido pregonero, tampoco poeta y si me apuras, ni siquiera un buen cristiano, aunque aspiro a serlo. No obstante, sabes que tengo algo a mi favor: el amor y la profunda devoción que desde pequeño siento por ti. Por todo ello, pido tu ayuda para saber expresar con claridad mis sentimientos, además de solicitar tu bendición para todos tus hijos de Carchelejo, que te honramos y nos preparamos para celebrar la más bonita tradición de nuestro pueblo. Tradición que hemos heredado de nuestros antepasados y que merece la pena que la sigamos trasmitiendo de generación en generación.
La devoción a la Virgen del Rosario es algo que llevamos en nuestros genes, los que somos de Carchelejo. Yo creo que todavía tengo más devoción, porque mis padres, me contaban orgullosos, que ellos se habían conocido en unas fiestas. Mi madre vivía en un cortijo del río y entonces se venía al pueblo en contadas ocasiones. Con pocos meses y en brazos de nuestra madre, la primera imagen que hemos contemplado ha sido la Virgen del Rosario.
Imagen que se nos ha quedado grabada y que recordaremos toda nuestra vida. Cuando apenas podíamos andar, recorríamos las calles de nuestro pueblo, acompañándola en procesión, bien en la fiesta o en los rosarios de octubre. Que sensaciones guardo de las primeras fiestas. El miedo a los cohetes y a las escopetas, las peleas de moros y cristianos, el sonido de los tambores y los vivas a la Virgen del Rosario, son algo que ha nacido con cada uno de nosotros, que lo llevamos dentro y me atrevería decir, sin temor a equivocarme, que no podemos pasar sin él. Escribiendo este pregón, han acudido a mi mente, las fiestas de mi infancia. Empezaba a vivirlas en el mes de Septiembre.
Durante varios años ayudaba a mi padre a rellenar cartuchos con papel y pólvora que luego vendíamos en la plaza. Mi madre, mientras tanto, blanqueaba y limpiaba la casa, preparaba la ropa y dejaba comida hecha para toda la fiesta. Ya estaba cerca el primer sábado de Octubre. La Parroquia, la Hermandad y el Ayuntamiento trabajaban para que todo estuviera a punto. Se repartían las velas a los hermanos. Se montaba el castillo hecho de vigas cubiertas de boje y coronado de banderas. Los trajes de moros y cristianos se sacaban impecables del arca. La Virgen y el Niño eran primorosamente arreglados, sus ropas limpias y los mantos cambiados para la fiesta. Todos sus adornos brillando como el oro. Preparado hasta el mínimo detalle. ¡Con que cuidado y con que gusto lo hacían y lo siguen haciendo sus camareras!.
Antes Concha Guzmán y Adora, ahora, esta última, que ha vestido a la Virgen, desde que era niña, junto con Manolita Puñal e Isabel Ruiz. El trabajo que hacen es impagable y solo la Virgen sabrá recompensarlo. El carro, las luces, las flores, los carteles, la banda de música, los cohetes, los cartuchos, los toros, los fuegos y tantas cosas más, todas necesarias, para que la fiesta salga bien. Los cohetes anunciaban su llegada y los primeros en lanzarnos a la calle emocionados, éramos los chiquillos para ver pasar –algunos, por cierto, muertos de miedo- a los gigantes y cabezudos acompañados de la banda de música. A media tarde, se oía el clásico sonido de los tambores llamar a moros y cristianos. Ver a lo lejos, por nuestras esquinas, calles y plazas sus originales trajes y su atractivo colorido, tenía y sigue teniendo un significado especial, además de gran belleza. Después y como manda la tradición, moros y cristianos con la banda de música recogen sucesivamente a sus respectivos reyes, al Alcalde, al Párroco y al Hermano Mayor, para todos juntos, iniciar la procesión.
Nuestra fiesta de moros y cristianos, tiene honda proyección social y debemos contemplarla en todas sus dimensiones: religiosa, festiva y cultural. Ahora, gracias al buen trabajo del Ayuntamiento, de la Hermandad y en general a la ilusión de todo un pueblo, han sido declaradas de interés turístico de Andalucía. Este es el reconocimiento a la pureza y a la seriedad, que nuestro pueblo, a lo largo del tiempo, ha puesto para conservar su más rica tradición. En contra de la vorágine del mundo actual, de la globalización y no se cuantas cosas más, Carchelejo, ha sabido conservar íntegro el espíritu de su fiesta centenaria. Todos sin excepción, estamos en la plaza compartiendo un mismo sentimiento y con la ilusión de contemplar a nuestra patrona, a la Virgen del Rosario, que sale de su Iglesia entre el repique de campanas, los sones de la música, el disparo de cohetes y el aplauso general. Se viven momentos mágicos, todo un universo de sensaciones aparecen de repente entre los que estamos esperando. Lágrimas de emoción, vivas y aplausos, piropos y besos… A nadie deja indiferente la salida de nuestra Patrona. ¿Será cierto lo que dice el rey moro en un pasaje de la Embajada, sobre el hechizo que ella ejerce sobre nosotros?. ¿Quién el atrevido fue que con tan osado brío vino a fijar aquí esa imagen o ese hechizo de esa mujer a quién llaman María, Madre de Cristo.?. Algo de cierto deben tener las palabras del Rey Moro. Carchelejo, siente por la Virgen del Rosario algo más que eso, siente devoción. Y devoción es: amor, veneración, fervor, predilección, afición especial. Seguro que estáis de acuerdo conmigo. Si, eso es verdaderamente, lo que sentimos los carchelejeros por ella.
La salida de la Virgen en procesión por la calles del pueblo, marcaba por entonces, el comienzo real de las fiestas. Hoy empiezan el día anterior, con dos actos que se conjugan a la perfección, por un lado el emotivo de la misa por los cofrades difuntos junto a la visita de los enfermos, y por otro, el alegre de la ofrenda floral. Después hablaremos de ambos. ¿Dónde está el origen de la celebración de las fiestas de Moros y cristianos y su vinculación con la Virgen del Rosario?. De este tema nuestro cronista Jorge González Cano, ha hecho investigaciones y nos cuenta que la festividad del Rosario se instaura por el Papa Gregorio XIII para celebrar la victoria de los cristianos sobre los turcos en la batalla de Lepanto el 7 de Octubre de 1571.
Todos sabemos que Campillo de Arenas, Bélmez de la Moraleda y Carchelejo, localidades dónde se celebran estas fiestas, eran junto con otras del Levante, poblaciones fronterizas con los musulmanes de Granada. Conmemorar la victoria sobre estos, considerarla como intervención divina y hacerla coincidir con las fiestas patronales no es casualidad, sino algo pensado a lo largo del tiempo.
En Carchelejo se tienen datos documentados sobre la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario desde el año 1751, encontrados en el Catastro del Marqués de la Ensenada, en que "una fiesta con procesión, cura, sacristán y sermón", bien podemos considerarla como la fiesta mayor de la hermandad. Sin embargo, no hay una fecha exacta de la unión de esta fiesta con las avanzadillas y embajada de moros y cristianos. No obstante, continúa el cronista, la obligación de realizar fiestas por parte de la Hermandad, la devoción a la Virgen del Rosario y referentes de instrucciones militares, fueron la causa de celebrarse estos actos conjuntamente y dar lugar a la festividad actual. Habíamos dejado a la Virgen en la puerta de la Iglesia. Contábamos el recibimiento que Carchelejo le dispensa año tras año. Comienza la procesión, manifestación pública de nuestra fe. La tarde es radiante. Todo está en orden, las autoridades y el pueblo entero con sus mejores galas se disponen a acompañarla, los cristianos a su lado por si hay que defenderla y la música, dedicándole sus mejores composiciones. Nos encontramos en la popular calle de La Tercia.
Todo es alegría y felicidad, cuando de pronto, se escucha lejano, el sonido de un tambor, que seguido de un ejército moro ataca por sorpresa. Sus intenciones, aparte de “aguarnos la fiesta”, son muy claras. Lo dice el Rey Moro en el pequeño parlamento que sostiene con el cristiano y lo repetirá en la Embajada: ¡Sal a la guerra, mal soldado! ¡Sal a las armas gusanillo! y pagarás con tu gente la pena del atrevido. ¡Fuera de todas razones! ¡Solo la guerra te admito! Esta no se hace esperar, moros y cristianos luchan manteniendo perfectamente las líneas, avanzan, retroceden, se giran. El sonido de los tambores, la explosión de los cohetes, las salvas de las escopetas, el olor a pólvora, el contacto de las espadas, las carreras y gritos de los contendientes, todo ello unido, a esa música tan característica de las avanzadillas, hacen que el bello se nos ponga de punta. Se viven momentos de gran fuerza y tensión, nuestro corazón late más aprisa, no se puede describir con palabras lo que cada uno siente, es algo personal e íntimo.
Nadie deseábamos la batalla, quizá haya sido inevitable. Yo no la quería. ¡Quién va a querer la guerra!. Llegado este momento, quiero decirle a la Virgen: Déjame luchar por ti, no en la guerra y con espadas, sino rezando el Rosario, que de mi madre aprendí. Las avanzadillas se suceden en la Loma de la Ermita, estamos en las afueras del pueblo. Polvo, piedras, baches, suciedad. No es el mejor camino para llevar a Nuestra Patrona. Deberíamos hacer un esfuerzo y arreglarlo más decentemente para su paso. No importa, ella no se queja. Está acostumbrada a las penalidades. Dio a luz a su hijo en un pobre pesebre porque nadie les dio posada. Tuvo que huir de noche a Egipto porque el Rey Herodes lo buscaba para matarlo. Sufrió viendo como se burlaban de él, le coronaban de espinas y finalmente moría en la cruz. ¡Puede padecer más una madre!. Este año verá nuestros campos. Las heladas y la sequía lo tienen desolado y la cosecha es mala. Los agricultores están tristes y nosotros con ellos. ¡Virgen María , ayúdalos!. ¡Haz como en las bodas de Caná, que socorriste a través de tu hijo a aquellos recién casados a los que en mitad del banquete se les acabó el vino!. Entramos otra vez en el pueblo. En la calle Belenes no cabe un alfiler. La procesión ya no guarda tanto orden. Empieza a anochecer. Te iluminan y tu belleza nos cautiva. Te echan miles de fotos. Todos quieren tener un recuerdo. Algunas, irán lejos para que te vean aquellos que no tienen la suerte de estar junto a ti. Los moros siguen atacando cada vez con más furia. En San Marcos , en el "Pilar de los Civiles", en la "Cuesta del Cine" y por fin, ¡que casualidad!, en la calle que lleva tu nombre, logran conquistar y arrebatarle la Virgen a los cristianos.
Son momentos de confusión, dudas e incertidumbre para estos y de gloria para los vencedores. El pueblo de Carchelejo, vive, siente y disfruta el momento con intensidad. Sin embargo, a pesar de que pierde a la Virgen sigue alegre y sin preocuparse. ¡Que contradicción!. Claro, no hay razón para ello. Como todos los años se produce un maravilloso milagro. Seguro que lo adivináis. Bueno, como soy maestro, lo explicaré para los que no lo sepan. Tanto los moros como los cristianos quieren a la Virgen del Rosario, todos somos moros y cristianos a la vez en Carchelejo, la consideramos nuestra Madre y juntos, cabemos bajo su manto. Ese es el milagro. Así de sencillo, así de fácil, así de hermoso.
En la plaza del pueblo está preparada la morada de la Virgen, un camarín dentro del castillo árabe, que a decir de su rey es “fuerte e invencible”. Las tropas cristianas agotan sus últimas energías e intentan reconquistar a Nuestra Señora, pero los moros crecidos por la victoria repelen fácilmente el ataque. La Virgen es suya y durante la noche turnos de guardia se suceden en torno a ella. ¡Que privilegio tener a la Virgen!. Con la ilusión que tenía mi padre, viví la inmensa tristeza de verlo morir, dos años antes de corresponderle ser Hermano Mayor. Sin embargo, casi 20 después tuve la suerte de ver todo lo contrario en mi hijo. ¡Como se vivió en mi casa ese acontecimiento. Por ejemplo, tener guardados, durante un año todos los enseres de la Virgen, desde el cetro hasta el manto es un privilegio. Parecía que la Virgen estuviera con nosotros. Los moros la tienen esa noche y su rey al día siguiente, reniega y se vuelve cristiano. Soñar no cuesta nada y yo quiero soñar. Hablando de moros, vaya nuestro cariño y nuestro recuerdo a reyes moros que dejaron una huella imborrable: Santiago Collado y Sebastián Ramírez. Lo fueron mientras tuvieron fuerzas. Seguro estoy, que discutirán para ver, quién de ellos, se enfrenta a Andrés “El Embajaor”, en la representación que harán de la Embajada, allá en el Cielo. Nuestra felicitación y gratitud a Manolo Joyanes, actual rey moro, compañero y amigo. ¡Como lo vive!. Cada año y ya lleva más de 25, lo hace con renovada ilusión, y siente la misma responsabilidad. Alguna vez nos dio un susto, pero nada, la Virgen está con él. Tres días hay en el año que relucen más que el Sol. Dice un refrán. En Carchelejo, tenemos además una noche en la que brillan las estrellas de manera especial. Es la noche que la Virgen está en la plaza. Nadie duerme, los moros la vigilan, los niños juegan alrededor del castillo, los jóvenes de marcha y los mayores viéndola mientras tomamos unas cervezas con el típico cartucho de camarones. Hay que reponerse, la noche es larga. Nuestra Patrona no estará sola. Sus hijos de Carchelejo permanecerán a su lado. Unos antes y otros después, todos pasaremos delante de ella y aquí se producirá otro momento íntimo de las fiestas. Hablar con la Virgen en el silencio de la noche, contarle nuestras alegrías y nuestras penas, nuestros éxitos y nuestros fracasos. Es hora de pedirle alguna cosa o darle gracias por lo recibido. Es el momento de que se entere de nuestras caídas y de nuestras debilidades. Buena ocasión de hacerla cómplice de nuestros secretos. Muchas personas le rezan un rosario, bonita forma también de hablar con ella, finalizando con esa letanía, verdadera sucesión de piropos a cual más bello. ¡Estrella de la mañana!, ¡Salud de los enfermos!, ¡Refugio de los pecadores!.... Ella nos escucha, nos consuela y nos da ánimos y fuerzas suficientes para enfrentarnos con los problemas cotidianos. No puede ser de otra forma, es nuestra Madre. ¡ Que madre no escucha a sus hijos y les da cuanto tiene!.
Sobre las cinco de la madrugada un grupo de muñidores, cada año más numeroso, recorre las calles del pueblo, lanzando mensajes a la Virgen en forma de coplas. Se acompañan con los sones del tambor, de la almirez y de la botella de anís rizada, que a la vez sirve para echar un trago que aclare las gargantas. Los muñidores despiertan a los poquitos que duermen: Levántate fiel cristiano que ya llega la mañana levántate que la Virgen para el Rosario te llama. Venid, cristianos venid. Cantan todos. Anís, cristianos , anís. Dicen algunos. No son los muñidores, es la Virgen la que nos llama. Vamos a acompañarla en el Rosario de la Aurora. Escuchar estas canciones en el silencio de la noche, la invitación a rosquillos en la puerta del Hermano Mayor, la alegría que llevan los muñidores, es, a juicio de los visitantes que por primera vez descubren esta tradición, de lo más original que hayan visto. El silencio y el recogimiento son la nota dominante de la procesión de la Aurora. Después, a recuperar otra vez fuerzas y nada mejor que darle gusto al cuerpo. Un chocolate con churros y a otra cosa. ¡Ah, pero hay más!. Ahora llega: “Paquito el chocolatero”. Lo que empezó siendo una diana normal con la banda de música, se ha convertido en uno de los momentos más divertidos de la fiesta. Cientos de personas, en su mayoría jóvenes, por cierto, cuanto los echamos de menos en otros actos, esperan en la plaza del pueblo, el comienzo del pasacalles, que con la actuación de la correspondiente banda de música, tiene en “Paquito”, la canción estrella y número uno de los 40 principales ese día. No se cansan de cantarla y bailarla.¡ Son incombustibles!. Al pasar por los pilares del pueblo estos se quedan vacíos. Preside el pasacalles : El “Perro de San Roque”. ¿Quién quiere que se pierdan estas tradiciones en Carchelejo?. No hace falta que contestéis, ya conocemos la respuesta.
Comida, siesta, baño y a ponerse el mejor vestido. El desfile de modelos va a comenzar, la ocasión lo merece. Es el día grande. Es el día de la Virgen. Hay que lucir lo mejor que tengamos. Llega el momento cumbre de la fiesta: La tradicional embajada. Los tambores suenan nuevamente en la calle llamando a las tropas moras y cristianas. En la plaza todo el mundo está expectante. El rey moro con su ejército alrededor del castillo. Dentro nuestra Patrona. Los cristianos enfrente y con ganas de rescatar a la que
según ellos, es “Sol y Ave María”. Todo hace presagiar que la batalla es inminente. Los cristianos inician el ataque pero sin éxito. Deciden entonces dialogar y comienza la embajada. Rey moro y Embajador cristiano frente a frente. Por el Corán juro vengarme de esa mujer y sus cosas y vomite el infierno sus llamas contra esa rosa. ¡Soy, moro, quién de María, vengo a vengar sus ultrajes, y soy quién también por Ella, al campo viene a matarte. Sirvan de ejemplo estas dos estrofas, una del rey moro lleno de ira, rabia y confusión por María y otra del cristiano en la que deja claro que viene a luchar por ella. Para conocer la Embajada hay que remitirse al trabajo que Antonio Bueno realizó con motivo del III Centenario de la Independencia de Carchelejo, Cárchel y Cazalla en 1996. En el fondo y en la forma es “un verdadero canto de alabanza a la Virgen del Rosario”. Añade que es una preciosa obra literaria y mariana adornada con gran riqueza de bellas figuras estilísticas. El texto en verso representado en tres actos nos remite a varias épocas históricas, la reconquista, las luchas contra protestantes y judíos, y el reinado de Fernando VII. Todo aquel que presencia la Embajada por primera vez queda impactado por todo lo visto y oído. A nadie le es indiferente. Cuanto más la veo más me gusta. Llegado este momento, confieso que no puedo pasar sin mi pueblo y sin mis fiestas. Sólo dos veces me las he perdido y cuanto lo sentí, una por obligación estando en la mili, la segunda voluntariamente, la pena por la pérdida de mi padre un mes antes me dejó sin ganas de estar en ellas. Decía que la Embajada es una alabanza y un homenaje continúo a la Virgen del Rosario. No podía ser de otra forma, es la protagonista. Todo gira a su alrededor. María debe salir triunfante y quiere que moros y cristianos fundidos en un abrazo y deseándose paz, sea el maravilloso final de esta historia que se repite cada año para que no la olvidemos y la practiquemos allá donde estemos. Pero veamos algunas confusiones del moro.
El rey moro sabe que a María la llaman Madre de Cristo, pero no llega a comprender su verdadero alcance. El cristiano la llama Madre Soberana y Madre de mi Señor tan divino. ¡Hay algo más importante que se pueda decir de la Virgen!. ¡Que una mujer conciba y de a luz a Dios, es
el milagro mayor de los milagros!. De esa Maternidad divina se derivan todos sus privilegios. Es Virgen, es Inmaculada, es Asunta a los cielos en cuerpo y alma y todo ello, porque es Madre de Dios y por tanto Madre nuestra. ¿A quién debo yo llamar Madre mía, sino a ti ,Virgen María?. ¡Quién no se acuerda en primer lugar de su madre cuando tiene alguna dificultad!. El curso pasado un alumno de origen marroquí con 17 años, que había venido a España , buscando una vida mejor, lo teníamos en el Instituto, haciendo un Módulo de Cocina. Le daba clase y era un joven feliz y alegre que siempre estaba hablando. Un día lo encuentro solo y llorando. Al interesarme por él, me confiesa que estaba triste porque se acordaba especialmente de su madre- llevaba dos años sin verla- y de su pueblo, que ese día celebraba las fiestas. Su madre, su pueblo, sus fiestas. ¿Lo entendéis, verdad?. El rey moro tampoco comprende como María puede ser a la misma vez, virgen y madre. El cristiano, después de lanzar el primoroso mensaje de que es “Reina Celestial, toda de gloria y más pura que el cristal “, se lo aclara con un ejemplo contundente: ¿No has visto por un cristal allá en tus bárbaros ritos como el sol hermoso entra y sale jamás sin romper el vidrio?. Así entró el sol divino en María…. Este dogma de fe de la Iglesia es una promesa de Dios a su pueblo. Vendrá el Mesías Salvador de una joven virgen. Así lo escribe el profeta Isaías. Así se lo anuncia el ángel Gabriel a la misma Virgen María. El rey moro cree por el contrario que para el cristiano la Virgen tiene un valor material y le insinúa un rescate. El cristiano lo saca pronto de su error: ¿Piensas tú, general moro, que el cristiano sería tan bobo que con dinero rescataría a la que es Sol y Ave María..? ¡Ángeles y hombres tenemos a sus plantas,….. El texto de la Embajada es preciso y precioso, claro y contundente.
Y por último el broche final de la Embajada. Por un lado la conversión del rey moro, de eso se trata, que no su derrota, junto a su petición humilde de perdón. Por otro, la acción de gracias del cristiano que siempre confió en nuestra Madre Santa la “victoria, la palma, el olivo y el laurel”, coronado con el noble gesto de desear la paz entre todos los hombres. Todo el pueblo se une en un aplauso mientras suenan las salvas y los cohetes en señal de alegría. Hace unos años presencié la Embajada junto a un grupo de jóvenes acompañados con amigos de fuera. Acabada la Embajada dice un forastero un poco decepcionado: ¿Esta es la tan famosa Embajada?.El joven de aquí le contestó: “Lo siento. No es extraño que no te haya gustado. No se puede amar lo que no se ha vivido y no se conoce”. Sigue la tradicional subida al castillo para ver de cerca a la Patrona y de paso echarse la clásica foto. ¡Eso es de catetos!. Bueno, déjame ser cateto. ¿Quién no tiene en su casa una foto en el castillo bien, con sus padres, su novia, sus amigos, o el niño vestido de moro?. Una multitudinaria misa de campaña y la posterior procesión con todos los hermanos alumbrando a la Virgen, ponen punto y final a una tarde llena de emociones y sentimientos. Vuelta a la normalidad, la Virgen ha sido rescatada por los cristianos, los moros convertidos y todos tan amigos. Ocasión para rendir homenaje igualmente a los Embajadores del Rey cristiano. Vaya nuestro reconocimiento y cariño para el siempre recordado: Andrés González Merino conocido en todo el pueblo por “Andrés el Embajaor”. Durante décadas representó el papel, fue fiel defensor de nuestra tradición y enseñó al Embajador actual, nuestro buen amigo Francisco González Montiel, que desde muy joven, pone cada año algo más que el corazón al hacerlo. Ambos quisieron y quieren a la Virgen. También ella sabrá premiarlos. Después la diversión con la familia y los amigos : bares de tapas, terrazas de verano, casetas, atracciones, bailes….. ¡Quién no se acuerda de las famosas tapas de “Jardines y de Pedro! ¡ Y de aquellos maravillosos bailes en la plaza del pueblo!.¡Que imagen de mis padres bailando!.¡ Que recuerdos de la inolvidable banda de música de Torres toda una leyenda en Carchelejo que con sus impecables uniformes azules hacían las delicias de todo el mundo. ¡Que conciertos! ¡Grabada tengo en mi memoria como la gente los abrazaba cuando llegaban y los invitaban en sus casas a comer y dormir como si fueran uno más de la familia .¡Que hermosas lecciones de amistad!.
Estoy acabando, no quiero cansaros más. Esta es mi visión de las fiestas, así las he vivido y espero seguir haciéndolo con la misma intensidad, pero se me olvida algo importante. Desde el año 1982, la fiesta empieza un día antes : ¿Quién no sabe en Carchelejo, que cada 13 de Agosto tiene una cita con su Patrona?. La pegatina que se hace año tras año nos lo recuerda. Había que hacer algún acto más en las fiestas para honrar a nuestra Patrona y así nació la Ofrenda floral. Gracias al empeño de dos hermanos que sienten a su pueblo y aman a la Virgen como son Antonio Duro y Diego González, que junto al entonces párroco Don José Araque, aquella iniciativa, es hoy una feliz realidad. Ese día, comienza por la mañana con la Misa y posterior visita a los enfermos, en la que el sacerdote, portando la eucaristía, va acompañado de cofrades, niñas con claveles y el Hermano mayor con la Virgen, y acaba por la tarde con la festiva Ofrenda Floral. El desfile por las calles del pueblo de caballos, coches y carrozas engalanados con gracia, trajes de faralaes, la música por rumbas o sevillanas, la bota de vino, el vaso de rebujito y en la mano el clavel blanco o rojo que con el corazón queremos ofrecer a la Virgen del Rosario conforman un acto emotivo. Todos, dejamos nuestro clavel para poner su nombre “MARIA”. En una ocasión contemplé como un pequeño de unos dos años que iba en brazos de su madre, se empeñó en que su clavel tenía que ser para el Niño Jesús. Como no le hacían caso se echó a llorar y no paró hasta ver el clavel dónde él quería. ¡Virgen del Rosario!. Pido tu apoyo para ser como ese niño que consiguió su deseo. Los que nos llamamos cristianos no nos podemos quedar sólo en la belleza de las procesiones y las celebraciones litúrgicas. Lo que te voy a pedir, al menos yo, no soy capaz de conseguirlo sin tu ayuda. Quiero que como cristianos no nos escondamos, ni nos avergoncemos de serlo. Que hagamos cosas que merezcan la pena, que compartamos con los demás, que tengamos luz para saber defender nuestras opciones en una sociedad cambiante, que sembremos la semilla del Evangelio, que demos testimonio de nuestra fe, que seamos coherentes con un estilo de vida en el que creemos, que defendamos valores como la paz, el amor, el perdón, la amistad, la justicia, la fidelidad…. todos los días y allá dónde estemos, con la familia, con los amigos, en el trabajo y en la sociedad en general. Tú debes servirnos de ejemplo, para que buscar más lejos. Tú eres modelo para la juventud actual, confiada, generosa, sencilla, comprensiva, humilde, eres también apertura, disponibilidad, acogida, amor, compromiso y tantas otras virtudes. Los que decimos amar a la Virgen, debemos tener claro que eso está muy bien, pero que la Virgen la tenemos muy cerca. Está en nuestra madre, en nuestra mujer, en nuestros hijos, en nuestra familia y amigos y en muchas personas que nos necesitan.
Me gustaría cerrar este pregón, hecho más con el sentimiento que con la cabeza, agradeciendo que me hayáis querido acompañar esta tarde. Muchas gracias. Espero no haberos defraudado. Gracias de todo corazón a mis amigos del grupo “Panaceite” que también han querido estar con todos nosotros y poner con sus canciones el broche final. Todo el pregón ha sido dedicado a la Virgen del Rosario, pero ella me permitirá compartirlo
especialmente con mi madre, a la que se le han olvidado muchas cosas, pero no el rezo del Rosario y a mujer y mis hijos que tanto me han animado. Antes de entrar la Virgen en la Iglesia, entonamos la Salve. La acompaño para ayudar a colocarla como Adora nos diga. Allí en silencio, le rezo, y como dice la canción del Salve Madre le pido: ” Virgen del Rosario, haz que mantenga siempre mi devoción por ti, más si mi amor te olvidare, Tú, Madre mía, nunca te olvides de mí”. Muchas gracias. ¡Viva la Virgen del Rosario! José González Espinosa.
2006
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PREGÓN DE LAS FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS EN HONOR DE LA VIRGEN DEL ROSARIO CARCHELEJO 2006 Buenas Noches: Sr. Alcalde, Sr. Cura párroco, Presidente de la Hermandad de la Virgen del Rosario, Hermano Mayor, Vicepresidente, dignas autoridades, señoras y señores. En primer lugar agradecer las palabras de presentación del vicepresidente de la Hermandad, persona que me antecedió el pasado año en la tarea que hoy me ocupa. Cuando mi buen amigo Antonio, nada más finalizar el pregón que Pepe desarrolló de forma magistral, me propuso para que lo pronunciara yo en las presentes fiestas en Honor de Ntra. Sra. La Virgen del Rosario, la verdad es que me quedé un poco aturdido. En primer lugar porque no me lo esperaba, y en segundo lugar por que a la vista de las dos personas que me han antecedido, viendo la forma tan brillante y profunda como lo habían hecho, pues me sentía un poco abrumado, ante el reto que se me avecinaba. A los pocos días le manifesté que lo iba a hacer. Es difícil negarse a una petición de un amigo como Antonio, pero si se trata de la Virgen del Rosario, es imposible. La verdad es que cuando se reflexiona a cerca de lo que vas a tratar en el pregón, surgen muchas dudas, máxime si tenemos en cuenta que se trata de expresar una serie de sentimientos, emociones, pensamientos, que están en lo más íntimo de la persona, sobre un acontecimiento que todos los años tiene los mismos ingredientes, por lo que cabe el peligro de la repetición, y de hecho, inevitablemente, habrá cosas que se repitan. Pero sin duda alguna que, aunque los elementos que componen nuestra fiesta sean repetitivos, sin embargo cada persona los vive de una forma distinta en su interior.
La Fiesta de la Virgen del Rosario para mí tiene un significado especial, y por eso porque tiene un significado especial, me ha gustado siempre participar mucho, porque ante esta fiesta y lo que la rodea me considero una persona privilegiada. Creo que uno está muy influenciado por sus orígenes, y aunque a lo largo de la vida vamos cambiando, que duda cabe y es principio psicológico que los primeros años de nuestra vida influyen de forma decisiva en lo que vamos a ser posteriormente. Pues bien, desde muy pequeño en mi ámbito familiar he vivido, he respirado por los cuatro costados un profundo amor, respeto y devoción por la Virgen del Rosario. Es curioso como mi madre siempre me ha manifestado que en todos los momentos difíciles, importantes o clave de la familia siempre se ha encomendado a la Virgen del Rosario y siempre ha obtenido respuesta. Por otra parte mi vinculación a la Hermandad ha sido importante, pues mis dos abuelos eran hermanos de la Virgen, y mi abuelo paterno me inscribió el mismo año de mi nacimiento, luego como no podía ser de otra forma por estos principios era lógico que todo esto haya dejado en mi una huella, una marca difícil de borrar. Creo también que el hecho de haber contado con el rey moro en casa, de alguna manera ha influenciado mi pasión por la fiesta y sus diferentes elementos. De ahí que desde muy pequeño, desde que durante la Embajada me refugiaba en los pies de mi abuelo, temeroso de los cohetes y los disparos, hecho que ahora se repite en mi hijo, he vivido esta festividad con pasión, con intensidad y con amor y devoción a la Virgen del Rosario, esto me ha hecho estar muy pegado de una forma u otra a esta celebración en todas sus aspectos y en todas sus dimensiones y me ha permitido a lo largo de mi vida participar en ella desde distintas facetas. Son tantas las emociones, recuerdos, sentimientos, nostalgias, pensamientos que he vivido en la fiesta, que intentar reflejarlas aquí hoy sería imposible, sobretodo sin aburrirles.
Nuestra festividad es una fiesta religiosa. Como decimos, festejamos a la Virgen del Rosario. Cada uno en su interior sabe los sentimientos, la
emoción que experimenta, ante la idea o ante la imagen de la Virgen, lo que cada persona siente, podríamos decirlo que no se ve, lo dejamos en la esfera del interior de la persona. Pero en el aspecto externo, nuestra fiesta tiene una serie de elementos tradicionales, que le dan colorido y contenido y hacen que nos sintamos más identificados con nuestra Señora, la Virgen del Rosario, la advocación bajo la cual nosotros, festejamos y honramos a María, la madre de Dios, lo mismo que las demás hermandades de nuestro pueblo, la de la Virgen de la Cabeza, la Virgen de los Dolores, o de nuestro municipio, la Virgen de los Remedios, acordándome de nuestros hermanos de Cárchel, que hoy nos honran aquí con su presencia. En definitiva son distintas versiones de un solo hecho, la tradición mariana de este pueblo, y el amor de nuestros vecinos y vecinas por la Virgen María. No podemos juzgar la profundidad y la intensidad de los sentimientos, pero qué duda cabe que están ahí, que cada año sentimos y vemos a nuestros vecinos y vecinas emocionarse ante la presencia de la Virgen del Rosario durante las distintas celebraciones de esta fiesta. Ya sea durante la Ofrenda Floral, las procesiones, la adoración en el castillo durante toda la noche del día 14. Es una manifestación de religiosidad popular, cuya profundidad e intensidad no se puede medir, porque se desarrolla en el ámbito íntimo de la persona. La misma o parecidad expresión de religiosidad popular que existe en el resto de las celebraciones de nuestro pueblo o de nuestro municipio, cuando en la madrugada del Viernes Santo la Virgen de los Dolores se despide del Señor en la Plaza, o cuando lo despide camino ya del sepulcro. O cuando en las Eras de Abajo recibimos y besamos la imagen de la Virgen de la Cabeza o cuando nuestros hermanos de Cárchel sacan a procesionar a San Antonio Abad.
Nuestra celebración tiene sus rasgos esenciales de los que yo creo que nos debemos sentir orgullosos. Con la expresión de nuestra fiesta en todos los elementos que la componen, en todas sus manifestaciones, reflejamos la
manera de ser de un pueblo, nuestra manera de sentir. Nuestra fiesta es como es. Nuestro autodidacta y poeta local, Francisco Ortega, al componer el canto a Cárcheles, lo refleja, creo que, a la perfección. Nuestro pueblo es un pueblo noble, sencillo, yo añadiría y austero, así nuestra fiesta, sin el recargamiento de otras celebraciones de nuestra tierra, sin alardes de riqueza y exposición como en Levante. Es una fiesta noble, sencilla y austera, pero eso sí con todos sus elementos muy bonitos y equilibrados. La imagen de la Virgen, que es una imagen sencilla y bonita, el uniforme de nuestros moros y cristianos, nuestro reciente castillo, sencillo y hermoso, las canciones de nuestros muñidores. La embajada entre el rey moro y el embajador cristiano, que por mucho que la vemos y oímos año tras año, no deja de emocionarnos y de ponernos el vello de punta. Tenemos todos los elementos que conforman una gran y hermosa Fiesta: una Hermandad de mucha tradición. Como sabemos y varias veces nos lo han recordado nuestros historiadores locales, Manuel Ruiz Gallardo y Jorge González Cano, ya en el primer tercio del siglo XVIII existía, nuestra Hermandad en honor del nuestra patrona, según consta en los datos recogidos, en el primer catastro serio que se hace en España, que data del año 1751 y cuyo impulsor fue el Marqués de la Ensenada, uno de los principales ministros de Fernando VI. Si bien la fiesta de moros y cristianos tal y como está configurada en la actualidad, probablemente es posterior, en torno al último tercio del siglo XIX. De hecho la primera imagen de que disponemos es una litografía, que ya desde el ayuntamiento la utilizamos como cartel de fiestas, y que data del año 1892. Aunque parezca al exterior, que todos los elementos de la fiesta salen todos los años mecánicamente, hay que vindicar aquí que no es así, que la fiesta es el resultado de una suma importante de esfuerzos individuales y colectivos que están ahí, movidos solamente por el amor y la devoción a la Virgen del Rosario. Desde las camareras que visten la imagen, las personas que la adornan, los que ayudan a montar el castillo, el Hermano mayor y su familia que están pendientes todo el año, pero que en los días de la fiesta hacen un esfuerzo verdaderamente agotador, pendiente de todos los detalles, que no son pocos, la Junta Directiva de la Hermandad, moros y cristianos.
Con gran acierto se tomó la decisión de repartir las tareas del hermano mayor en varios años, lo que ha hecho que la tarea sea más llevadera, porque anteriormente a esta decisión, cuando lo llevaba todo, absolutamente todo, el hermano mayor y no había Junta Directiva que ayudara a salir adelante con la fiesta, era una tarea realmente agotadora. Nuestra fiesta aunque la esencia no varía nunca va adoptando elementos, que la van enriqueciendo. Fue un acierto, que la ha hermoseado, la incorporación de la ofrenda floral, una bonita forma de comenzar, tras haber previamente visitado y llevado la Virgen a enfermos e impedidos, y de ponernos en contacto con nuestra patrona para iniciar estos cuatro días de alegría. Hubo unas personas que pusieron empeño en iniciar el proceso y hoy como a lo largo de estos veinte años de ofrenda floral vemos que ha sido un elemento positivo que ha hecho que nuestra celebración hermosee aún más. De lo más divertido, de lo más atractivo, lo que más llama la atención a los que nos visitan en estos días, que duda cabe que son las avanzadillas de moros y cristianos. A pesar de que las vemos todos los años, para nosotros tienen esa magia que nos hace disfrutar y alegrarnos cuando con gran pasión las contemplamos. Si sabemos todos el lugar y la forma en que los moros arrebatan la Virgen a los cristianos, pero parece un momento mágico de nuestra fiesta. En ese momento nos invade una corriente de ingenuidad, de ilusión, de entusiasmo que pareciera, que cada año es la primera vez que lo vemos. Si los espectadores lo pasan bien, imagínense los actores, en el fragor del combate, con el tintinear de las cimitarras y las tizonas, el olor a pólvora de cohetes y escopetas, los compases del taratachín, las voces de los combatientes. Hay muchas formas de participar en nuestra fiesta, pero os puedo asegurar que vestirse de moro o de cristiano es una de las formas más intensas que hay de vivirla. Desde que los tamborileros en la tarde del día 14 comienzan a recoger hasta que ya agotados finaliza la última procesión del día 15, son dos días de ilusión, de entusiasmo, de explosión de júbilo, donde en torno a la Virgen del Rosario, se pasa fenomenalmente.
En una palabra hay que vivirlo para saber lo que se siente y es de agradecer la fe el entusiasmo, y la generosidad, que ponen los componentes de ambos bandos, pues cada vez nos ofrecen más avanzadillas, lo que deja
a los músicos exhaustos, sin respiración, si sobretodo como es el caso están empezando. Hace 30 o 35 años el asunto de moros y cristianos estaba un poco decaído. Sin embargo desde entonces para acá, no ha parado de crecer y como vemos año tras año hay un magnífico recambio. Fue una magnífica idea por aquella época, la integración de moras y cristianas en ambos bandos, lo que teniendo en cuenta los tiempos que corren se ve como un gran acierto. Si hay un elemento que le da solera y sabor a nuestra fiesta son como decimos en el programa de fiestas, los tradicionales muñidores que con sus cánticos llaman a la población a levantarse, para asistir al Rosario de la Aurora, aunque verdaderamente la población y sobre todo la más joven, no está acostada. Qué duda cabe que los muñidores, le dan un gran sabor, emoción y tradición a nuestra fiesta. Es importante ver como cada año acompañan más personas, pero es emocionante y muy motivador ver como hay una serie de incondicionales, que nunca fallan, de naturales de nuestro pueblo que por muy distantes que estén en Kilómetros, que no en pensamiento, en la madrugada del día 15 en la plaza están dispuestos a arrancar la comitiva, preparados con todos los arreos, que todos conocéis perfectamente y que previamente ha preparado el Hermano Mayor. Todas las coplas que entonan son muy bonitas, a mí me gustan todas: -Levántate fiel cristiano… - Es María la Blanca Paloma… - En la Plaza mayor de este pueblo… - Es María la caña de trigo… Todas ella ensalzan a nuestra patrona, y den entre ellas y en homenaje a esos paisanos nuestros que están fuera, pero que llevan muy dentro a nuestro pueblo y a su patrona y a todos los que este año por diversas razones no nos han podido acompañar, quiero quedarme con esta: En Alicante, Madrid y Valencia, Calpe y Barcelona, Se acuerdan de Ti; Porque estando todos tan lejanos
el quince de agosto nos tienes aquí. (Estribillo) De alguna forma refleja también la historia de nuestro pueblo en el último tercio del siglo XX. El acto culmen de nuestra fiesta, donde alcanza su máximo esplendor y apogeo, verdadera seña de identidad de nuestro pueblo y de nuestra celebración, sin ningún género de duda, es nuestra Embajada. Como decía anteriormente, refiriéndome a las avanzadillas, el escenario, el desarrollo y desenlace lo conocemos sobradamente. Sin embargo tiene que haber algo que le confiere una magia especial, algo que cautiva el alma de este pueblo, cuando año tras año acudimos a nuestra plaza a empaparnos de esa magnífica representación, que no es sino un canto de alabanza a la Virgen María. Además del significado religioso, que indudablemente tiene, me atrevería a calificar la Embajada como joya cultural de nuestro pueblo, de la que debemos de sentirnos orgullosos, y creo que lo estamos. Con ese texto, bien estudiado por nuestro presidente, el profesor Bueno González, donde en su estudio, nos recuerda que es un texto que por la rima de sus versos, por su estructura métrica, por el tipo de estrofas que lo forman, por la variedad de figuras y recursos estilísticos. Por su musicalidad, ritmo, y énfasis, nos hace estar muy atentos y boquiabiertos, desde que comienza hasta que finaliza, ante la declamación de estas estrofas, algunas de ellas de una gran belleza lírica. Todas son bonitas, a mí me gusta repetir mucho una, que no es que sea decisiva en el texto, pero de una gran belleza, y lo hago mentalmente unas veces y otras de viva voz, esa que recita el rey moro, cuando dice: “Antes de que salga la aurora coronada de jacintos, quiero como general y como valiente caudillo revistar mis centinelas por ver si se me han dormido” Fijaos en la expresión:
“La aurora coronada de jacintos” ¡mayor belleza y mayor lirismo no caben!. Si el texto es bonito y bien estructurado y tiene todos los ingredientes para cautivar a este pueblo deseoso de fiesta y embajada, responsables de ello son también los actores. Me refiero sin duda a la pasión, al cariño y la entrega que año tras año, cada uno en su estilo, tanto Francisco embajador cristiano, como Manolo rey moro, ponen tanto en las avanzadillas como en la Embajada, creo que este pueblo tiene que estar agradecido con su dedicación, por que de antemano siempre contamos con ellos, sin necesidad de pedírselo, y año tras año han sabido mantener esta tradición. Creo que esta pasión y entrega les sale desde muy dentro y disfrutan con su papel, por que están muy convencidos de lo que hacen. En este punto es de obligado cumplimiento mi recuerdo para embajadores anteriores de los que uno se acuerda, como Andrés González, que entre otros tiene el valor de haber sabido conservar y transmitir verbalmente este maravilloso texto, y cómo no recordar a Santiago Collado y Sebastián Ramírez. A mi no me extraña nada la pasión, entrega y corazón que todos ellos le han puesto, así como Antonio Bueno , cuando en dos ocasiones lo ha hecho también, y digo que no me extraña nada porque cuando por causa del destino tuve la inmensa suerte de representar el papel de rey moro, creo que las vibraciones y las sensaciones que experimenté esa tarde fueron especiales, para mí fue una tarde maravillosa, me invadió tal sensación de plenitud, que creo que pocas veces me había sentido así haciendo algo en mi pueblo.
Creo que a esta joya, como he calificado anteriormente a nuestra Embajada, había que darle el tratamiento adecuado. La tradición que conservábamos era que el día 15 a las 10 de la mañana nos dábamos cita en la plaza, pero las condiciones en que llegaba el pueblo a las 10 de la mañana del día 15 no eran las más idóneas para entregarse, para disfrutar del desarrollo de nuestra celebración, después de entregados también a la fiesta popular y estar toda la noche en vela. Creo que fue un gran acierto cambiar el horario de nuestro evento, porque con el cambio de hora no sólo no se ha desvirtuado la tradición, sino que se ha afianzado más, porque se ha
facilitado a la población poder participar más en cuanto al número de asistentes y en mejores condiciones en este acto culminante de nuestra fiesta. Como en su día fue un acierto cambiar la fecha de toda la celebración del primer fin de semana de octubre al 14 y 15 de agosto. Sin duda que todos hemos salido beneficiados. No me quiero dejar olvidado a San Roque, patrón de nuestro pueblo, puesto que como sabemos nuestras fiestas patronales también son en su honor. Creo que se está actuando con gran corrección y dignidad. Y me refiero a que la Hermandad se haya hecho cargo de la festividad de S. Roque, con mayor esfuerzo para el hermano mayor siguiente, pero que es bonito haber recuperado esta tradición de la letanía de San Roque. Como decía anteriormente festejamos a María, la madre de Dios, cada persona le da interiormente su sentido a la fiesta, nuestra Hermandad es una Hermandad de gozo, no es de dolor, y en tal sentido la celebramos. Coincide con las fiestas populares, es decir, que es el tiempo en que todo el pueblo se transforma y se dispone a vivir cuatro días de disfrute y a gozar en torno a la Virgen del Rosario. Por ello, parejos a la fiesta e intercalándose con los actos religiosos se suceden los festejos populares a los que nuestra población se entrega con pasión, olvidando trabajos, penas y dificultades cotidianas. Durante estos cuatro días de actuaciones musicales, casetas, chiringuitos. Me gusta destacar el festejo de “paquito el chocolatero”, en el que los verdaderos protagonistas son la música y todos los que la acompañan, jóvenes y menos jóvenes, que durante este festejo se divierten, como nadie, en torno a una tradición generada recientemente hace unos quince o dieciséis años, pero que ha pasado a ser un elemento indispensable de nuestra fiesta. Y que de desarrollarse con cierto orden, es uno de los momentos más divertidos de nuestra fiesta popular.
Es normal que en estado de euforia, después de la larga noche, en plena diversión se coree ese grito tan del alma nuestra carchelejera de “la música al pilón”, pero, aquí tengo que mirar por la parte que me pueda tocar y desear que eso se quede en deseo eufórico y que no se materialice. De verdad, nos podemos divertir muchísimo en el chocolatero sin bañar a los músicos. Destacar también el momento culminante de la fiesta popular con los toros, festejo al que año tras año nuestro pueblo viene mostrando gran afición. Tarde de pasión, entrega y en la que el pueblo entero disfruta en torno a las faenas de los novilleros y los acontecimientos graciosos que suelen acompañar a estas tardes. Como en toda fiesta el elemento musical es esencial, si no hay música no hay fiesta. La música nos eleva el ánimo y ensancha el espíritu y nos pone en trance para entregarnos a nuestra celebración. Nuestra fiesta de moros y cristianos, donde hay tanto movimiento de recoger a embajadores, hermano mayor, alcalde y párroco, avanzadillas, procesión. Sin música, no se podría entender. Desde muy pequeño deseaba con una gran ilusión que llegara la banda de música. Todos los chiquillos y jóvenes nos reuníamos en el pilar de Jesús a esperar tal acontecimiento y a recorrer las calles del pueblo detrás de los músicos, lo que hacíamos con gran alegría y alborozo. Por aquellos tiempos, y estoy hablando a mediados de los sesenta, todavía venía la banda de música de Torres, que dejó un gran recuerdo entre las personas mayores.
Y posteriormente se han sucedido varias que han puesto año tras año esas notas de alegría de ilusión y de entusiasmo que caracterizan a nuestra
fiesta. Así a continuación durante varios años vino la banda de nuestro vecino pueblo de Campillo de Arenas, que tuvo la virtud de introducir la pasión por “la morenita” en las filas de moros y cristianos, a continuación la banda de Bélmez de la Moraleda, con su singular maestro Gijón Cortés, más tarde la banda de música de Huelma, y después la banda de música de Pegalajar y que también ha tenido la virtud de introducir un elemento, ahora indispensable en nuestra fiesta popular como es la celebración de “paquito chocolatero”, a la que me he referido anteriormente. Ahora, tenemos la inmensa suerte de que seamos nosotros mismos hombres y mujeres, niños y niñas de Cárchel y Carchelejo los que protagonizamos esa dimensión tan necesaria de nuestra fiesta como es la musical. De la mano de un maestro, Antonio Esquinas, que siente la música cómo nadie, de ahí que tenga una triple faceta de músico, maestro y compositor, que nos está sabiendo transmitir ese amor por la música y que con su paciencia, en poco tiempo está obteniendo resultados importantes. Me gusta definirlo como “monumento a la paciencia”, porque imaginaos si pegaremos tamborazos y pitorrás en los ensayos, pero jamás se le ha visto un mal gesto, ni enfado. Creo que de su mano y nuestro esfuerzo estamos formando una gran banda de música y como podréis ver durante la fiesta disponemos de un recambio importante. Por todo ello, yo quería hoy en este día de pregón y como miembro de esta banda, que la música estuviera aquí presente. Cuando lo propuse al maestro aceptó de inmediato, lo que le agradezco aquí y también al alcalde y concejal responsable de la banda porque cuando se lo propuse a ellos rápidamente aceptaron.
Por eso músicos y músicas nos acompañan en este pregón, lo cual agradezco a todos mis compañeros y compañeras de la banda, y además especialmente a los que nos acompañan de Pegalajar y Campillo de Arenas, que nos están ayudando mucho y que como he dicho anteriormente son
miembros de bandas que anteriormente en nuestra fiesta han dejado su impronta. Me he permitido pedirle al maestro, que aparte del concierto que magníficamente ha preparado y con el que nos van a acompañar posteriormente que introduzca tres elementos musicales muy importantes de nuestra fiesta: la Llamada, que es la música de las avanzadillas de moros y cristianos. La “Morenita” que siendo un elemento importante de otra fiesta como es la Virgen de la Cabeza, sin embargo es indispensable en nuestro rito de moros y cristianos, y por supuesto “Paquito el Chocolatero”, elemento indispensable en nuestra fiesta popular. Todos estos elementos componen nuestra fiesta. De la que una vez más digo que nos debemos de sentir orgullosos, de una fiesta que nos reúne en torno a María, La Virgen del Rosario, a la que tantas veces recurrimos a lo largo de nuestra vida, en los momentos difíciles. A la que siempre las familias de Carchelejo tenemos algo que agradecer. Son días de diversión, de disfrute, de gozo, de júbilo. Sin embargo, yo aquí quiero detenerme, sin ánimo de aguarles la fiesta, desde luego. Pero creo que como miembros de una Hermandad, como vecinos y vecinas que nos reunimos en torno a nuestra Patrona, qué duda cabe que podemos hacer un alto en el camino y reflexionar aunque sólo sea un instante, en que nosotros lo vamos a pasar muy bien estos días, pero que hay gente que sufre, gente que lo pasa mal. No es necesario irse muy lejos para comprobarlo. La vida, el ser humano está lleno de alegrías y de tristezas, de grandezas y de miserias. Todos los humanos tenemos nuestras grandezas y nuestras miserias. Cuando entonamos la Salve, nos referimos a la vida como este valle de lágrimas. En la letanía de entre las frases que se le dedican a la Virgen, hay una que me llama más la atención, “Consolatrix aflictorum”, consoladora de los afligidos. Qué importante debe de ser esto para nosotros, María ampara, intercede, abogada nuestra decimos en la Salve, por todos los hombres y mujeres en su dimensión humana, por los afligidos, por los que sufren.
Cuando pienso en esto mi mente me lleva directamente a una de las esencias del Evangelio y del cristianismo como son las Bienaventuranzas, y que a mí es la parte que más me ha llamado la atención. Estableciendo el paralelismo con la Virgen, podríamos decir que todos tienen cabida en el manto de María, los pobres de espíritu, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los perseguidos. Quizá estas palabras suenan un poco antiguas en nuestra acomodada sociedad occidental, pero que yo creo que si salimos un poco de nuestro ámbito y si nos detenemos un momento y pensamos en la situación actual del mundo, veremos que tienen mucha vigencia. Cuando vemos que hay una desigualdad enorme entre el mundo occidental hastiado de bienes materiales, donde no nos falta de nada y lo que denominamos el tercer mundo, donde la mayor parte de la población no tiene garantizados bienes tan esenciales, como el alimento, la salud o la educación. Como dice el sociólogo José María Mardones “como no ha sucedido jamás en la historia unos escasos cientos acumulan casi la mitad de las riquezas del globo y no deja de crecer en la economía más poderosa el número de los pobres, los sin techo o los perjudicados crecientemente”. Pensemos en el hambre y en las calamidades como el sida en el corazón de África, y la situación tan difícil que está atravesando la mayor parte de la población de ese continente. El resultado como comprobamos día a día es la tragedia de las pateras.
Por todo ello considero que es necesario que pensemos también, siquiera un instante, en estos días en esas situaciones, en los distintos conflictos que azotan al mundo. En el terrorismo, que tanto sufrimiento ha provocado en la sociedad española e internacional, en los conflictos étnicos, en los
genocidios. De rabiosa actualidad, no por la novedad, pues lleva ya enquistado durante varias décadas, sino por el recrudecimiento actual, todos los días aparece en los medios, el conflicto palestino-israelí, que lo único que está haciendo es derramar sangre inocente. Difícilmente nosotros vamos a tener la fórmula para solventar las situaciones dramáticas que afectan a la humanidad, pero además de pedírselo a nuestra Consoladora de los afligidos, a la Reina de la paz, no podemos mantenernos impasibles ante estas situaciones. Nuestra actitud tiene que ser comprensiva con estos problemas. Debemos ayudar con nuestras opiniones, con nuestra colaboración en proyectos del tercer mundo, con ONG, todos con los medios que podamos, y siendo conscientes de que la sociedad occidental y sus gobiernos tienen que convencerse de que hay que ayudar urgentemente a estos territorios a salir de su atraso, y a alcanzar la paz. El evangelio nos lo recuerda. San Mateo 5,9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Precisamente nuestra fiesta tiene el componente simbólico e histórico de lucha entre moros y cristianos, de lucha entre dos culturas que se ha producido a lo largo de la historia. Que buen escenario para reflexionar y para que manteniendo ese aspecto cultural que le da colorido y sentido a nuestra fiesta, pensemos en que puede mejorar nuestra actitud, que tiene que ser tendente a superar ese choque entre culturas. El contacto entre culturas lejos de perjudicarnos nos enriquece, como se ha demostrado a lo largo de la historia de España, no es negativo que vivamos en una sociedad cada vez más intercultural, máxime si los que vienen los necesitamos, de la misma forma que ellos nos necesitan a nosotros. A parte de las dificultades y tristezas de la vida, tenemos que ser agradecidos con María, por ser abogada nuestra, fundamentalmente le damos las gracias por darnos la oportunidad de vivir la vida, que con sus alegrías y penas es maravillosa. Yo en concreto le doy las gracias por haberme permitido vivir en esta familia a la que pertenezco, por la inmensa suerte de tener estos padres, que con su esfuerzo y sacrificio han sabido orientarme en esta vida, y que no cesan un instante de preocuparse por los suyos. Por mi mujer, que siempre está ahí con su apoyo en todos los momentos de mi vida, por mis hijos, hermana, sobrinos, y familia política, de la que siempre he recibido el calor necesario. Voy concluyendo: ¡Suenen los roncos tambores! ¡Y los clarines hagan señas!
¡Y los instrumentos marciales! ¡Todos publiquen, (permitidme esta pequeña licencia), LA PAZ. ¡Que suene la Morenita! ¡Que haya pólvora en cantidad, eso sí con cuidado y en los lugares adecuados! ¡Que ande la pleita! A todos los aquí presentes, os agradezco enormemente vuestra presencia, que la fiesta, que con este acto comenzamos os colme de paz y felicidad, que disfrutéis en compañía de vuestras familias y de vuestros seres queridos, que ensanchéis vuestro espíritu sin descuidar vuestro cuerpo y que la Virgen del Rosario os ilumine y os proteja. ¡Viva la Virgen del Rosario! ¡Viva Carchelejo!
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PRESENTACIÓN DEL PREGONERO
a cargo de
ANTONIO GONZÁLEZ RUIZ
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Buenas noches a todos y a todas, como está establecido el pregonero del año anterior presenta al del año presente, es decir, para mí sería pues un acto más, un acto ordinario que tendría que cumplir ante ustedes en esta noche previa a nuestra fiesta. Pero debo decirles que para mí no es un acto más, como no podría ser de otra forma, si el fondo que nos preside es Nuestra Patrona, pero es que además hoy, por la persona que nos acompaña para ilustrarnos con su experiencia y sabiduría, Manuel Ruiz Gallardo, tampoco es una presentación cualquiera, pues se trata de una persona que desde que la conocí allá por el año 1974 cuando ambos cursábamos lo que entonces se denominaba COU, hoy como sabéis, 2º de Bachillerato, en el IES “Virgen del Carmen de Jaén” han sido muchas las experiencias, las vivencias y los recuerdos que hasta el día de hoy, treinta y tres años después hemos compartido como compañeros muy al principio y por supuesto como amigos todo el tiempo restante.
¿Quién es Manuel Ruiz Gallardo?, Manolo para todos los que le conocemos. Yo diría ante todo que es un buen hombre, honesto, trabajador, familiar, amigo de sus amigos. Una persona de trato afable, sencillo y amable que ha dedicado casi toda su vida al estudio, a la docencia, a la investigación histórica y por supuesto a su familia, que precisamente y felizmente entre otros familiares en este acto le acompañan su mujer, mi amiga Lina González Espinosa, sus hijos Enrique José y Francisco Manuel, sus padres a los que tuve la suerte de conocer en aquellos años iniciales, cuando se estaba fraguando nuestra amistad y de los que guardo un recuerdo entrañable, Enrique
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y Josefa y su hermano Elías que hoy nos acompaña junto con su familia. Finaliza en Granada su Licenciatura en Filosofía y Letras- División de Geografía e Historia en el año 1980, y después de ganar las oposiciones de maestro en el año 1982, inicia su dedicación a la docencia en Enseñanza Primaria desde el año 1983 hasta 1994. Impartiendo su labor docente en varios centros de la Sierra de Segura en Jaén y en Almería hasta que en el año 1987 recala en Puerto Real, donde definitivamente se instala con su familia. Después de ganar las oposiciones de Profesor de Enseñanza Secundaria en el año 1993 inicia una nueva etapa en la docencia dedicándose a la Enseñanza Secundaria desde 1994 donde permanece hasta el día de hoy, impartiendo en dos institutos de Puerto Real y Sanlúcar de Barrameda. Como consecuencia de su entrega y dedicación ha desempeñado varios cargos en los equipos directivos de sus centros, tales como Jefe de Estudios y Secretario. Paralelamente a su labor docente no menos importante es su dedicación a la investigación histórica, por la que siempre ha sentido una verdadera pasión, esto lo avala la gran cantidad de publicaciones que tiene. En ellas ejerce una gran influencia el hecho de que buena parte de su vida haya transcurrido en Puerto Real, de hecho la mayor parte de sus publicaciones están referidas a esta población de la provincia de Cádiz y por su puesto la influencia que en él siempre ha ejercido nuestro pueblo.
La temática de su investigación amplia y variada y referida a todas las épocas históricas, se centra fundamentalmente en la historia contemporánea que es su especialidad, donde trata temas económicos demográficos y educativos fundamentalmente.
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Autor prolífico, no en vano ha publicado ya siete libros y nueve publicaciones más repartidas entre comunicaciones y artículos y lo que queda por llegar. Creo que en este aspecto es justo resaltar su obra más destacada, que sin duda alguna es su Tesis Doctoral que la defiende el día 3 de noviembre de 2003 y cuyo título es “El Pósito Agrícola de Puerto Real durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833)”, con la que obtiene el Grado de Doctor en Historia, con la calificación de Sobresaliente “cum laude” por unanimidad. Yo que he tenido la suerte de que me dedicara uno de sus ejemplares y de leerla, puedo decir que es una obra muy seria, densa y construida con un indudable rigor histórico, donde pone de manifiesto la importancia que a lo largo del siglo XVIII y XIX tuvieron en la economía fundamentalmente agraria de nuestro país estas instituciones económicas que fueron los pósitos. Pero después de hablar de los aspectos familiar y profesional de su currículum vitae, podemos preguntarnos ¿por qué está Manolo aquí hoy con nosotros?
La respuesta él mismo nos la hace fácil. Por su forma de ser sencilla y amable ha sido una persona que se integró con suma facilidad en nuestro pueblo, en su familia, en su grupo de amigos, en sus costumbres, tradiciones, fiestas, deportes. Esta integración fácil la convirtió en una participación plena en la vida de nuestro pueblo cuando ha podido estar aquí con nosotros. Su estancia en Carchelejo la ha aprovechado al máximo y se recuerda fácilmente su participación y en muchos casos organización de gran cantidad de actividades que se han venido desarrollando en nuestro pueblo durante el verano, fundamentalmente con motivo de nuestras fiestas
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patronales. Actividades deportivas, tirada de la cuerda, donde con su grupo cosechó importantes éxitos, exposiciones de pintura, juegos de orientación. Es justo resaltar un evento que pesó sobre sus espaldas, de un gran calado y en el que desarrolló un importante esfuerzo y en el que se obtuvo un importante éxito de participación como fue la conmemoración del “Tercer Centenario de la Independencia de nuestro pueblo del vecino pueblo de Cambil” y con el que nos ayudó a comprender mejor nuestros orígenes. Siendo muy importantes todas estas facetas, sin duda alguna en el evento en el que nos hayamos esta noche, lo fundamental es que el amor, que este hombre nacido en Jaén, sintió, ha sentido y siente por Carchelejo y sus gentes ha ido paralelo con un profundo amor por la Virgen del Rosario, Nuestra Señora y su fiesta en todas sus manifestaciones, no en vano es miembro de nuestra Hermandad desde hace ya varios años junto con sus dos hijos. Y como no podía ser menos, también se ha volcado con nuestra Hermandad, este mismo año ha colaborado en el diseño de los pendones que durante las avanzadillas y embajada van a lucir los bandos moro y cristiano. También en este aspecto tiene una obra cumbre, el diseño y dirección de la construcción de nuestro castillo. Qué bonita y majestuosa queda la plaza con ese hermoso castillo y con la Virgen del Rosario. Por todo lo dicho creo que es justo y necesario oír a esta persona que tanto tiene que aportarnos durante esta noche.
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Escuchad con atención porque merece la pena, que seáis muy felices durante estas fiestas y ¡Viva la Virgen del Rosario! PREGÓN A LA VIRGEN DEL ROSARIO
PATRONA DE CARCHELEJO
a cargo de MANUEL RUIZ GALLARDO
12 de AGOSTO de 2007
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Sr. Alcalde, Sr. Cura Párroco, Presidente de la Hermandad de la Virgen del Rosario, Hermano Mayor, dignas autoridades, señoras y señores.
Cuando el Presidente de la Hermandad de Ntra. Sra. la Virgen del Rosario –mi buen y querido amigo Antonio Bueno- me llamó a casa, en agosto pasado, para comunicarme la invitación que la Junta Directiva de esta Hermandad me hacía para que fuese el Pregonero de la Fiestas de este año 2007, y aunque la propuesta me causase la lógica conmoción, no dudé un instante en aceptar. Llevado por la euforia de verme arrogado con un protagonismo de tanta relevancia en el desarrollo y significado de la festividad, henchido de vano orgullo por ver que pensaban en mí para tal desempeño, acepté sin dilación la propuesta que con tan inmejorable mensajero se me hacía. Sin embargo, desde el mismo momento en que finalizamos la conversación telefónica comenzaron a asaltarme dudas que no eran tales, que eran auténticas realidades, preguntas cuya respuesta –en todos los casos- me confirmaban que a pesar del ímpetu inicial, lo más acorde, y lo más sensato era llamar a Antonio y declinar la invitación de la que tan agradecido me sentía, pero que el propio sentido común me decía que no debía aceptar. ¿Quién era yo, quién soy yo, para ejercer de Pregonero? ¿Qué iba yo a contar de vuestra Patrona? ¿Qué os iba a decir de vuestra fiesta alguien que no es de Carchelejo?
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¿Qué podría sentir alguien que no lo ha vivido desde pequeño, que no se le ha inculcado desde la más tierna infancia el amor, el respeto y la devoción por la Virgen del Rosario, como con el corazón en la mano declararon quienes me precedieron en este cometido y podrían hacer otros muchos hermanos que se encuentran entre nosotros, y que serían magníficos y dignísimos pregoneros? No obstante, y a pesar de todas estas dudas, no levanté el teléfono. No llamé a Antonio para renunciar al nombramiento. Y no lo hice por dos motivos, el primero prosaico, común y humano, porque soy muy humano, pero en el sentido de que estoy lleno de defectos y entre ellos está el del orgullo, el que se siente y quieres mantener cuando alguien se fija y piensa en ti para afrontar un proyecto, como es el caso presente. Ese orgullo me llevó a aguantar y en un gesto de autocomplacencia a sentirme Pregonero desde el primer día. El segundo motivo es mucho más profundo, y en este sí intervino de manera más íntima, serena y meditada el sentido propio de ser Pregonero de la Virgen del Rosario, y además serlo en Carchelejo. El motivo era el que utilizando la protección, la inspiración y el cobijo de la Señora tenía una oportunidad única para expresar, no los sentimientos del niño que con su abuelo o con su padre vive y siente la fiesta, porque no los tuve, sino los que desarrolla alguien que, como es mi caso, viene de fuera se comienza a integrar en un pueblo, en una sociedad, procura participar de su vida, sus costumbres, sus vivencias, y su idiosincrasia, para terminar -como el jarro de agua que se vierte en el estanque- inmerso en el grupo en perfecta y armoniosa simbiosis con él.
Tenía, a la vez, la oportunidad de poner voz a cuantos llegados desde otros lugares, pueblos y ciudades, se han incorporado a este grupo, a este vínculo común que es Carchelejo. Y en esa llegada, en la incorporación, en el acercamiento a su vida, sus costumbres y
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fiestas tuvo mucho que ver -inicialmente lo tuvo todo- la Virgen del Rosario. Esta es la razón por la que seguí adelante en la propuesta, el motivo por el que hoy estoy aquí ante vosotros, amigos, que a buen seguro sabréis disculpar los nervios, el titubeo, la emoción de este momento, y los efectos que mi enorme –excesiva- emotividad pueda ocasionar. Los que me conocéis bien, que sois la mayoría sabéis que, cuando me domina la emoción, soy de lágrima fácil, que el pecho me oprime, la garganta se contrae y se interrumpe el discurso, tomar aire se convierte en un instante interminable y recuperar el aliento en un trabajo ímprobo. Esto ocurre cuando siento lo que digo y lo único que puedo intentar es disimularlo, no dejar de sentirlo. Espero que esta noche con vosotros, con mis familiares y amigos, sea capaz de controlar las emociones, y que éstas se mantengan dentro, tenga la templanza para afrontar esta situación y el acto pueda desarrollarse con la elocuencia y serenidad que el auditorio se merece, aunque la emoción sea mayor que en ninguna otra ocasión.
Fue en 1977 cuando España, salida de un periodo histórico convulso, trataba de orientar su futuro, dirigir su camino en una nueva etapa social y política con las primeras elecciones legislativas de la democracia, cuando traído por la invitación de mi amigo, y entonces compañero de estudios, Antonio González –Antonio “el de Nieves”- llegaba a Carchelejo para conocer, y aquí comienza la relación, las
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fiestas de «Moros y Cristianos en Honor de Ntra. Sra. la Virgen del Rosario». Con Antonio llegué a Carchelejo, por supuesto me recibió en su casa y me dio su familia –Sixto, Nieves y Antoñita-, que me acogió como de la familia; a sus amigos, que se convirtieron en mis amigos; y a su pueblo, que me aceptó como del pueblo. Después volví en otros momentos para otras celebraciones, volví y me enamoré............ y me quedé. Hice mía la familia de Paco “el de la Fuente” y Manuela, al tiempo que ellos me entregaban todo su cariño y dedicación. No me trataron como al yerno, sino como al hijo. Así desde el primer día hasta el que, cada uno a su manera, me dejó. Y aunque la vida, el tiempo y las circunstancias hacen que todo sea cambiante, que se haga real la expresión que dice que aquí estamos de paso, en la memoria individual y colectiva siempre permanecen las personas, especialmente –como ellos- las personas buenas. Decía que a Carchelejo llegué en el 77, sin embargo, también he de decir que para cuando llegué ya “conocía” la fiesta, y “conocía” a la Virgen, y la procesión y las Embajadas. Antonio me lo había contado. Y Antonio Santos, y Antonio Bueno, y Sebastián Bueno, y Nicolás Guzmán, y Félix Jiménez –el Hermano Mayor-, me lo habían contado y recitado las Embajadas, y no escenificaron las avanzadillas porque el salón del piso de la calle Espartería no daba para demasiados alardes.
No he sentido la fiesta desde la infancia, no conocí a Santiago Collado ni a Andrés el “Embajaor”, no vi el Castillo de tablones y boje.
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Sin embargo, en mi faceta de historiador, acostumbrado a reconstruir los acontecimientos a partir de retazos de papel y de los testimonios de otros, he revivido esos momentos a través de vuestra historia, he sentido vuestras emociones a partir del entusiasmo con que me lo habéis narrado, se me ha puesto el vello de punta a la vez que a vosotros se os erizaba de emoción. Y con ese bagaje a cuestas con vuestras emociones hechas mías procuré integrarme desde el primer momento en vuestra fiesta, en la de María, en vuestras sensaciones. Por ello sentí la algarabía de las avanzadillas, contribuí al rumor creciente que se genera en el choque entre ejércitos y empujé a la fila cristiana para desalojar a la mora. Cada año, a pesar de que pueda parecer reiterativa–a quién sin intención, ni atención, la presencie-, me he emocionado durante la Embajada, he esperado con impaciencia el traspié del moro y deseado, con todos y como todos, la victoria final. Yo he conocido a Francisco Montiel y a Manolo Joyanes, les he visto dirigir las avanzadillas -y evolucionarlas cada año manteniendo el frenético entusiasmo y la emoción por un desenlace que no por conocido deja de ser menos inesperado- y recitar las Embajadas –envolviéndonos en sus versos hasta hacernos partícipes del combate dialéctico que culmina con el triunfo de María-. Ese texto de las Embajadas, tan bien estudiado por Antonio Bueno y Jorge González, que es un libro de Historia deslomado, con las hojas sueltas y revueltas donde se entremezclan la batalla de Lepanto, la toma de Granada, el rey Fernando VII, las guerras de religión, el apóstol Santiago ayudando a las huestes cristianas en la batalla de Clavijo o el intento de asalto por parte del pirata berberisco Zallé Arráez de la localidad de Villajoyosa, en la costa levantina.
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He visto el Castillo de «los Carpinteros», de Claudio González y, del siempre recordado, Manolo Valenzuela. Una auténtica obra de ingeniería donde cada tornillo tenía su lugar, y sólo uno, y cada tuerca un solo pasador. Una arquitectura que se levantaba con mimo y cuidado para rematarse con ramas de boje al pie de las torres en cuya recogida participé en numerosas ocasiones. He contribuido con vuestras, ahora ya nuestras, tradiciones y las he sentido como todos lo hacemos. He acompañado a los cristianos en la recogida. Cristianos de severo uniforme, descolocado en el tiempo, de sombrero florido como el pelo de los cruzados en su entrada en Jerusalén. Con vosotros me he emocionado en los movimientos ondulatorios de los ejércitos trabados en combate manteniendo el orden cerrado, reminiscencias de los alardes de las milicias concejiles, sosteniendo un ritmo constante, sereno pero vibrante, sin la mezcolanza en el combate de Campillo de Arenas, ni el caos y la algarabía de Bélmez de la Moraleda. Aquí las cosas se hacen con orden, con tranquilidad, bien hechas, ¡con lustre! ¡Como debe ser! Hace un par de años, en este mismo lugar y acto, el Pregonero de 2005 José González –mi cuñado Pepe- hacía alusión a la fotografía ante la Virgen tras la Embajada, y decía que se sentía muy orgulloso de habérsela hecho y, aunque a algunos pudiera parecer cosa de catetos, reivindicaba su derecho con un “¡déjame ser cateto!”. Pues bien yo también me he hecho –y con mucho orgullo- la foto del cateto. Primero con mi novia, después con ella como esposa y más tarde con nuestros hijos.
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Y también ante su trono, y en su honor, disparamos salvas con la escopeta que un amigo, Antonio Romero, me prestaba para la ocasión. Mis hijos, hermanos de la Virgen desde su nacimiento, se han vestido de moros y han corrido tras los ejércitos participando de cada asalto como si en él les fuera la vida. Y en definitiva, todos nos hemos imbuido de la Fiesta, de su sentido, de la dedicatoria a la Virgen del Rosario y de la fe y sentimiento de este Pueblo. Todo esto sólo ha sido posible gracias a que a mí, a este humilde Pregonero, me dejasteis integrarme en Carchelejo. Una persona cuando llega a un lugar –y de eso pueden dar buena cuenta los inmigrantes- no se integra en cuando lo desea, no decide integrarse y lo hace. La integración no se produce por voluntad propia –que debe existir, que es imprescindible-. La integración se produce cuando la comunidad te acepta y te admite, te considera uno de los suyos y te hace participar de su vida, y eso es lo que a mí me ha ocurrido, vosotros me habéis aceptado, me habéis dado un lugar en vuestra comunidad y me hacéis sentir uno más de vosotros. Gracias por haberme acogido. Pero Gracias, sobre todo a ella, a la Virgen del Rosario, porque ella es la que nos acoge, las que nos atrae y congrega en torno suyo.
¡Qué guapa luces hoy, Madre! Lo estás siempre porque en tu Pueblo te cuidan con singular cariño y te sientes feliz entre tus hijos. Recién arreglada, restaurada Tú icono de pobres materiales, madera y escayola, ennoblecidos por ser a ti a quien representan. Tu imagen
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visible, revestida de nuevos mantos que resaltan tu belleza, se convierte en puente de unión entre Tú y tus hijos. Espejo donde mirarse en tu serena belleza. Pero si siempre estás guapa, ahora lo estás más. Ahora en la celebración de tu festividad lo estás más, sabes que llega la hora de recorrer tus calles, nuestras calles, de salir a bendecir los campos, de dar consuelo a cuantos te siguen sin dejar de mirarte con la emoción contenida en el rostro. ¡Qué guapa luces! Como lo estabas, guapa, y radiante de felicidad en octubre de 1996 cuando, en el marco del «III Centenario de la Independencia Jurídica de Carchelejo, Cárchel y Cazalla», y gracias al esfuerzo del Ayuntamiento, Hermandad y la Gerencia del Centenario, junto con el empeño y dedicación de Antonio Santos en la I Concentración de Moros y Cristianos, saliste por segunda vez de tu parroquia para encontrarte con tus fieles. Con cuanta satisfacción paseaste Reina de tres ejércitos, con cuanta emoción asististe –como todos asistimos- al encuentro de seis ejércitos que luchaban por ti, en guerra incruenta de deseos y emociones. ¿Te acuerdas verdad?; cómo no recordarlo; cómo olvidar que volviésemos a recuperar –aunque sólo fuese por una vez- la fiesta en tu honor en octubre. Cuántos mantienen en la retina aquellos días, en los que recuperaron vivencias y sentimientos de su juventud, de un tiempo anterior a que la necesidad hiciese conjugar el calendario religioso con el laboral.
Por ti Virgen del Rosario, y en tu honor se celebra la Fiesta, y en torno tuyo genera una tradición tan bonita, tan entrañable como la que celebramos. Una tradición que nos llama anualmente y nos atrae por
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lejano que sea el destino para estar contigo en los días de tu celebración. Para acompañarte en el recorrido, para velarte hasta la madrugada. Tu fiesta, tu llamada es y seguirá siendo una tradición, entrañable, hermosa, conocida y reconocida por todas partes, incluso con declaraciones oficiales justas y merecidas. Todo esto es realmente maravilloso, para tu mayor gloria y esplendor. Sin embargo, no permitas nunca que para nosotros pueda llegar a ser una costumbre, que siempre nos acerquemos a ti como ahora lo hacemos, que no se convierta en rutina lo que hoy es una necesidad de aproximación a la Madre. Que vengamos a ti como hasta ahora con renovado entusiasmo cada vez, que nunca verte sea una costumbre, que siga siendo una historia de amor, el amor de tus hijos por su Madre. Un amor sincero y firme que al mismo tiempo, a la vez, nos acerca a tu Hijo, porque tú eres la «cristóphoros», que te llamaron los griegos, «la portadora de Cristo». Tú siempre nos muestras a Jesús aquí, en tus brazos, como un niño alegre y confiado en el regazo protector de su madre, al que es imposible no dedicar una sonrisa, no sentir su ternura. Luego -en otro momento- le esperarás, roto el corazón, yerto y frío al pie de la Cruz. Como Madre nos enseñas a amar, a través de tu Hijo, como dice Juan en su Primera Epístola «En esto hemos conocido el amor: En que él ha dado su vida por nosotros», por ello aliéntanos para que seamos capaces de poner ese amor en práctica pero como también nos advierte el Evangelista «no amemos de palabra y de lengua, sino con obras y de verdad».
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Como Reina del Cielo y Madre de amor infinito quiero, como Pregonero, y en nombre de tu Pueblo, hacerte llegar nuestras peticiones para con tu intercesión procurar un mundo más humano, justo y habitable, donde todos podamos ser y sentirnos como hermanos:
Tú que eres MADRE ADMIRABLE, protege a tus hijos que se encuentran repartidos por distintos lugares del mundo, Líbano, Kosovo, Afganistán, entregados a la tarea de llevar ayuda a los necesitados, aportando recursos a los faltos, promoviendo la paz frente a la violencia, interponiéndose entre litigantes, intermediando en la búsqueda de la convivencia con riesgo de la propia vida en pos del bien ajeno. - Dichoso el que ayuda a los demás y busca la Paz, porque hasta en el más mínimo gesto se verá recompensado. Tú que eres MADRE DEL SALVADOR, protege a quienes arriesgan su vida en pateras y cayucos con la esperanza de alcanzar el sueño de conseguir trabajo en el “mundo rico” con el que sostener a sus familias sumidas, las más de las veces, en la pobreza a la que el Primer Mundo les condena. - Dichoso el que lucha por mejorar el futuro de sus hijos porque en el propio esfuerzo encuentra ya la recompensa.
Tú que eres MADRE SANTA, alienta y protege la familia. Mantén el amor entre los esposos, de estos con los hijos y de los hijos
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con los padres. Que por siempre prevalezca ese amor, que se transmita y sirva de vínculo con quienes nos rodean. - Dichoso el que ama y comparte su amor, porque también será amado. Tú que eres HONOR DE LOS PUEBLOS, ilumina a tus hijos para que prevalezca la concordia sobre al enfrentamiento, el diálogo sobre la violencia, la palabra sobre las armas; que se imponga la voz sobre las bombas, el acuerdo sobre el desencuentro, y podamos compartir una sociedad común, justa, y tolerante. - Dichoso el que usa la palabra como herramienta para la paz y la concordia, porque su voz será escuchada. Tú que eres CONSOLADORA DE LOS AFLIGIDOS, proporciona cada día el ánimo suficiente a todos aquellos que se dedican a trabajar por los necesitados, ayudando a desfavorecidos, desheredados de la sociedad y la fortuna, refugiados, emigrantes, enfermos, ancianos, a los que desde Organismos Oficiales, ONG’s, Entidades Religiosas y demás llevan consuelo al que había perdido la esperanza; una sonrisa a quien se olvidó de sonreír; el alimento a quien pasaba hambre; o una palabra de ánimo a quienes sólo escuchaban el silencio de la indiferencia. - Dichosos los que entregan su tiempo y esfuerzo a los demás, porque ellos son la luz al final de cada túnel.
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Tú que eres MADRE DEL BUEN CONSEJO, alienta en los jóvenes el deseo de cambio, la ilusión por mejorar las cosas y la rebeldía suficiente para intentarlo. Aleja de ellos el conformismo y la rutina y mantén el anhelo de construir un mundo mejor, más alegre y dinámico, menos material y rígido que el que con la edad se constituye. - Dichoso el que mantiene una ilusión porque siempre encontrará un rayo de sol, aún en el día más nublado. Tú que eres ROSA ESCOGIDA, da fuerza e ilusión a cuantos trabajan por la preservación de la Naturaleza, la conservación de los montes y mares, la limpieza del aire y la pureza de las aguas. Que se imponga su mensaje pintoresco y colorista al gris de la contaminación, los vertidos y el hormigón. Que prevalezca el interés común de la Humanidad, al particular de las grandes empresas. Que no seamos la generación que acabó con los colores de la Creación, y seamos capaces de transmitir a las generaciones futuras el olor de las flores, el canto de los pájaros, o una playa en la que los niños puedan hacer castillos de arena. - Dichoso el que preserva y acrecienta la riqueza, porque sus descendientes nunca estarán faltos. Tú que eres PATRONA DE CARCHELEJO, cuida y protege a tus hijos, orienta su camino y favorece sus empresas. Que sea siempre el Pueblo acogedor que es, la tienda de Abraham donde todo el que llegue encuentre siempre el pan y la sal.
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No pretendo alargar más esta intervención. Ya concluyo con el deseo sincero de que seáis muy felices en las Fiestas que iniciamos. Disfrutad de la Fiesta, divertíos. Hacedlo porque María se sentirá feliz como lo estaba en Caná al ver a su Hijo con sus amigos y discípulos disfrutar de un momento de felicidad. Participad de cada uno de sus momentos, sed prudentes en el consumo y excesivos en la felicidad. Nunca pongáis límites a ella, derrochadla con vuestros familiares, con vuestros amigos. La felicidad es el mejor regalo que se puede dar y recibir, no la escatiméis y aprovechad para estar “en estas fiestas tan divertidos”, que dice el Rey Moro, en honor de quien es Reina Celestial, toda de gloria y más pura que el cristal. Desde el agradecimiento por poderme sentir uno de vosotros y carchelejero de adopción, y el fervor compartido por Nuestra Patrona....... ¡Viva la Virgen del Rosario! ¡Viva Carchelejo! Muchas Gracias
Principales editores del artículo
- Fátima (Discusión |contribuciones) [7]
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