La trifulca de la tabernilla
- Esto son tres borrachines, de los que el fin de semana acostumbran a practicar el deporte de: levantamiento de vidrios, que uno de ellos - Juangüevos- su familia, en concreto su abuela había tenido un flirteo con un abuelo que junto a otros amiguetes más por la tarde acostumbraba a tomarse su vasillo de vino con la ligá. Uno de ellos iba buscando ambientar la tarde con los vacies que se tenían preparados.
Juangüevos
Para despedir bien el día
vamos a tirarnos unas mentiras
yo he visto a diez zorros correr
delante de dos gallinas
Tejasrotas
Si tu has visto a los zorros correr,
yo he visto hoy a mi gata
lavarse con agua muy fría
en la pila de mi mama
Soplacandiles
Si tu has visto a la gata lavarse
su gato estará mú contento
pues yo he visto a un mudo cantar
en la puerta del Ayuntamiento
Juangüevos
Si tu has visto a un mudo cantar...
que sería a eso de la una
mi agüela se ha cogío ella solica
cincuenta sacos de acituna.
Soplacandiles
Si tu agüela coge esa acituna
yo vi ayer en el estanco
escribir cuarenta tarjetas
un medio tuerto y tóo manco.
- El viejete en cuestión, o sea el enemistado, tenía la propiedad de no soportar las tonterías de la gente joven, y no pudiéndose callar ya, se dirigió al que inició la traca de vacies, o sea el ya conocido Juangüevos, y le responde esta manera:
El agüelo Albardilla
¡Un manco escribir tantas cartas
es lo mismo que un mudo cantar
y tu gata lavándose las bajeras...
es como tener un tío en Graná.
- Desde luego esto era lo que estaba esperando el susodicho Juangüevos para desquitarse con el viejillo:
Juangüevos
Pero... ¡ si tú no lo has visto¡
pillas y te callas so esjraciao,
que nosotros hablamos en serio de tóo
y tú, de eso no entiendes...¡ atontao ¡
El agüelo Albardilla
Si hombre la agüela en la acituna
y los zorros...¡amariconaos ¡
o tú tienes una pea de vino,
o un cigarro de esos, tah fumao.
- El tabernero estaba escuchando desde un principio aquella charla, y estaba echando ´¡fúu¡ como los gatos del rebote que tenía, por lo llamó al respetable la atención para que dejaran aquella peleilla dialéctica que tenían ambos, con tanto sinsentido.
Tabernero Pajaretes
Que sus calléis ya, ni güevos,
y no entréis los tres hasta enero
porque a mi no me gusta la acituna
anda ¡¡, que iba a ser tabernero
- Pero qué va, Juangüevos no se amilanaba tan así sino que continúo espurreando otra poca más de gasolina a las brasas aquellas.
Juangüevos
Es que no se lo cree y lo sabe,
que mi perro come higos maúros
y cada vez que lo llama mi agüela
le caga en el suelo mi duros.
El agüelo Albardilla
Asín tiene el perro ese lustre
de comer las sobras del guisao,
anda que no se conoce a tu agüela
de no pagar lo que se lleva fiao.
- Pero claro para dejar en buen lugar a la familia sigue...
Juangüevos
Pues en mi casa cuando es su día
en la alacena tenemos jamones,
y tóo los nietos con galgucerías
y por la noche a munchas raciones.
El agüelo Albardilla
Tu agüela...¡ pero si es una graja ¡
que tiene el pescuezo pelao,
que se los coma tóos entericos
que la sal en la mollera mah echao
- ¡ Madre mía lo que faltaba ¡, que se acordó del porqué acabó el flirteo aquel y que dio lugar a tan estúpida enemistad mantenida de forma absurda a lo largo de tanto tiempo, pero para no llegar a mayores se mordió la lengua, pero no obstante no fue tan delicacado como cabría de esperar el viejillo.
El agüelo Albardilla
Y...eso que tu no sabes
pero que bien enterá está la gente
¡al carnero no le saldrían los cuernos¡
si la borrega le fuera decente...
El agüelo Albardilla
Solo sabes decir chominás...
y son cosas de cuatro atontaos,
esa vieja cuando viene de peinarse,
paece un borrico mal esquilao.
- El tabernero Pajaretes estaba limpiando las cazoletas de la cafetera, estaba lo que se dice quemao, que para desahogarse de aquella tensión, dió un soberano golpe con una de ellas en la barra con el efecto de que un parroquiano que estaba de espectador casi se queda en el sitio del susto que se llevó. Y le llama de forma seria la atención a Pajaretes.
Parroquiano Golondrino
Mira tú, si me se cae por esto
la dentadura por el susto al suelo...
a ver como me la encajo luego...
con este pulso cuando algo bebo
Tabernero Pajaretes
¡Póntela bien puesta Manolillo¡
o te la guardas, que como me hastes...
te meto los deos en la boca
y te le meto en la taza del vater.
Principales editores del artículo
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- Faunaiberica (Discusión |contribuciones) [2]
- DeSantoTome (Discusión |contribuciones) [1]