Batalla de Las Navas de Tolosa (Santa Elena)

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A cinco kilómetros de Santa Elena el pueblo más septentrional de la provincia de Jaén, junto al paso de "Despeñaperros", existe un paraje lleno de restos de armas antiguas. Es el campo de batalla de las Navas de Tolosa.

La Batalla de Las Navas de Tolosa en 1212[1] supuso la entrada de los cristianos al corazón de Al-Andalus conquistando poco después todo el valle del Guadalquivir. La victoria de los cristianos contribuirá al derrumbe del imperio almohade y la rebelión de los andaluces para liberarse de ellos.

El 16 de julio de 1212, en los llanos de las Navas de Tolosa (en el término municipal de Santa Elena), un numeroso ejército europeo, feudal y cruzado, que encabezaba el Rey de Castilla Alfonso VIII, junto con Pedro de Aragón y Sancho VIII de Navarra, se enfrentó a un contingente islámico, andalusí y norteafricano liderado por el califa almohade Muhammad- al Nasir. La Batalla de Las Navas de Tolosa es considerada como un acontecimiento militar determinante en la expansión conquistadora de los reinos cristianos peninsulares y, sobre todo, el retroceso definitivo de Al- Andalus que entregaba a los cristianos los accesos a la Andalucía Bética y al Valle del Guadalquivir.

Batalla de las Navas de Tolosa

El choque de ejércitos cristianos y musulmanes implicaba el enfrentamiento de sociedades cristianas y antagónicas, de modelos diferentes de organización social. Por ello cada uno de los dos bandos pusieron en la batalla gran parte de sus recursos económicos, políticos y sobre todo mentales, con argumentos religiosos de conceptos como la reconquista cruzada de los reinos cristianos y el papado frente a la yihad de los norteafricanos y los andalusíes.

Para los territorios meridionales hispánicos que pocos años después se llamarían Andalucía, la batalla fue decisiva y el resultado final favorable a la coalición cruzada. Los musulmanes plantearon la batalla como una repetición de la victoria de Alarcos (1195), pero ni el número de tropas ni el control que tenían del terreno les fueron propicios. La estrategia miliar cristina resultaría definitiva en las cargas frontales de los cristianos frente a las huídas fingidas y las maniobras envolventes de los musulmanes.

AlfonsoVIII

En fuentes cronistas cristianas, la narración histórica aparece repleta de símbolos que justifican el triunfo cruzado con celo patriótico y religioso, incluso aparecen explicaciones referidas a milagros o providencias. Por otro lado, los cronistas musulmanes no reconocen la superioridad técnica y militar de los cristianos y atribuyen la derrota a la desidia, infortunio, avaricia e inmoralidad de sus líderes políticos y sobre todo insisten en la violencia de los cristianos.

Tan solo unos días después de Las Navas, Alfonso VIII entraba en Baños de la Encina y Vilches. Cumplidos los objetivos, el rey de Castilla abandonó Sierra Morena.


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