Por los campos de Larva

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«La primera vez que yo oí hablar de Larva tendría catorce o quince años y estudiaba tercero o cuarto curso en el Seminario.
Quizá quede alguno entre vosotros que recuerde a D. Manuel Parra, que fue párroco aquí hace muchos años. Era por entonces profesor del Seminario y al mismo tiempo cura encargado de la Parroquia de Larva. Pasaba el curso en Jaén y venía a Larva en algunos días de Navidad, Semana Santa y algunos domingos de verano, es decir, en vacaciones, y no de manera permanente, porque él pasaba esos días en casa de sus padres en Úbeda y venía algunos días a Larva.

Y un día próximo a la Semana Santa esaba habalando de que se vendría a pasarla a su parroquia de Larva y se le ocurrió decirme: ¿Quieres venirte conmigo a Larva de ayudante en los oficios y procesiones?

Luego, cuando llegó la hora y se lo recordé, dijo: eso era broma.

Hasta entonces yo no había oído hablar de Larva. Y entonces ya supe de un pueblo lejano, perdido en la cuenca del Guadiana Menor, para llegar al cual D. Manuel tenía que ir desde Úbeda a la Estación de Jódar para tomar el tren hasta la Estación férrea de Larva y de allí andando o en burro hasta Larva. Porque entonces no había ni un coche, ni un camión, ni siquiera una moto en el pueblo.Y por supuesto de servicios de autobuses ni pensarlo.

Ya de una manera más en serio oí hablar de Larva cuando el Sr. Obispo D. Rafael García de Castro, al empezar a hacer los nombramietnos en junio de 1951 me dijo: "Vas a ir a la Parroquia de Larva. Las autoridades del pueblo han venido varias veces a pedirme que envíe allí un párroco (llevaban sin párrroco residente desde 1936), y te voy a nombrar a ti. Vas a ir a residir a Jódar como coadjuntor para desde allí ir a Larva los domingos y cualquier día que sea necesario".

Vine, pues, a Jódar a primeros de Julio, cuando todavía faltaban unos días para cumplir mis 23 años.

Por aquellos días en la pensión La Española, donde me hospedaba, vinieron a visitarme las autoridades de Larva: el alcalde.Isaac Olmedo,el secretario Eufrasio López, algunos concejales, y el maestro de la escula de niños, D. Juan Uribe, que había vivido algunos años en Mancha Real y estaba casado con una paisana mía.

Quedamos en que haría mi entrada en Larva el día de Santiago.No toma de posesión, porque no estaba nombrado párroco, sino encargado, mi nombramietno era de coadjuntor de la Parroquia de Jódar,y mi entrada seríasolo para ir a celebrar la misa de aquel día y los domingos siguientes, ya de una manera regular, y hacer los bautizos, bodas, entierros o cualesquier otros servicios, practicamente como párroco, pero con la residenci en Jódar y seguía figurando como párroco D.Vicente Sanz.

Así que los Domingos se celebraba en Jódar la misa de alba a las seis de la mañana .Iba después en un pequeño autobús que hacía el servicio a la Estación de Jódar y allí celebraba otra misa en una capilla particular de un señor que tenía una fábrica de harinas.Por entonces la estación de Jódar era un pequeño poblado y acudía a la misa mucha gente de aquellos cortijos.

Después tomaba el tren correo alrededor de las nueve para la Estación de Larva.

El día de Santiago vinieron a recibirme al a Estación del f.c. tres representantes del pueblo: el concejal D. Nicolás Ortega,el practicante D. Francisco Lugo, y el maestro, D. Juan Uribe, que hizo las presentaciones.Tomamos cada uno nuestro burro-taxi hasta el pueblo y antes de llegar a la primera curva a la entrada, en esa pequeña recta donde está ahora el saludo "Bienvenido a Larva", estaban las autoridades, gran parte del pueblo y los niños y niñas de las dos únicas eculeas que entonces había, con banderitas de colores a ambos lados de la carretera.

Yo me llevé una gran sorpresa,porque no esperaba nada de aquello.Todavía no tenía nombramiento de párroco y por tanto no era una toma de posesión, solamente un servicio regular de ir a decir misa los Domingos.

Ya todos a pié subimos a la Iglesia, donde esperaba el sacristán Ramón el zapatero, que saludó y me preguntó . ¿cual es su graciad de Vd.?Yo, todavía algo aturdido por el inesperado recibimiento, al pronto no entendí sentido de la pregunta, pero después caí en la cuenta de que lo quería era preguntarme por mi nombre.

Después preguntó: ¿hacemos fiesta? Quería decir si la misa iba a ser cantada.Yo al darme cuenta (todavía seguía algo sorprendido) le dije: Pues vamos a cantarla.

Y él mismo, después de preparar todo o de la misa, se puso a tocar el armonio y a cantar una misa (entonces se cantaba en latín), desconocida para mi.Al final le pregunté : ¿Qué misa es la que ha cantado Vd.? La misa en séptimo tono, respondió.

Tenía sobre el armonio un montón de partituras de misas, letanías, motetes, cantos varios religiosos, casi todos muy antiguos.Y entre ellas, una era la misa en séptimo tono, no recuerdo de que autor, una copia hecha a mano, misa que él tocaba y cantaba a la vez , con un acompañamiento personal qaue adaptaba a cualquier melodía que tocaba.

Seguí viniendo todos los Domingos a la misa dominical.Viene a la Feria a celebrar la Fiesta y la procesión de S.Pedro, que por entonces se celebraba en septiembre.

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Referencia

Jiménez Cobo, Martín. "Por los campos de Larva"

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