Historia de Canena
El origen del municipio puede remontarse a la prehistoria, pues en sus proximidades se han encontrado hachas de piedra pulimentadas, si bien es en época romana donde debieron aparecer las primeras poblaciones estables en la zona del Balneario, como lo demuestran la localización de mosaicos y la existencia de una obra hidráulica de la misma época. El enclave actual tiene su origen en la época árabe, según Narciso Peinado, Aguirre Sadaba y otros, fue la tribu de los Banu Kinana los que la poblaron tras la conquista de España por los musulmanes. Sería en 1220-1227 cuando fuera definitivamente conquistada por Fernando III el Santo al entrar junto con la conquista de Úbeda y Baeza.
A principios del siglo XVI la mitad de la villa de Canena pertenecía a la Encomienda de Bedmar, Orden de Santiago y la otra mitad a la Encomienda de Torres, Orden de Calatrava.
En 1539 el emperador Carlos V las enajenó y formó un solo Concejo. Carlos V vendió junta toda la villa a don Francisco de los Cobos, el cual, en 1544 y desde Valladolid, otorgó las ordenanzas municipales que serán las que regirán todo el funcionamiento de la villa y que habían sido presentadas por el Concejo de ésta. Al poco tiempo, éste también inicia un proceso de transformación del antiguo Castillo de Canena en palacio cuya dirección de obras recayó en la figura de Andrés de Vandelvira. Estas ordenanzas manan del fuero de Baeza.
Canena a partir de entonces se ha encontrado vinculada con el marquesado de Camarasa hasta bien entrado el siglo XIX. Según la Web no Oficial [www.villadecanena.es], por entonces se trataba de un municipio de unas 200 casas agrupadas en calles irregulares y pendientes que equivalía a unos 840 habitantes, población que seguirá incrementándose a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XIX, hasta llegar a duplicar las cifras anteriores a principios del siglo XX cuando alcanza los 1.753 habitantes. Vemos la evolución del número de habitantes en el municipio a lo largo de toda la primera mitad del siglo XX: 2.053 habitantes de derecho en 1910, 2.111 en 1920, 2.363 en 1930, 2.546 en 1940 o los 2.613 de 1950. A partir de ésta última fecha, sin embargo, los datos de población comenzarán a dibujar un nuevo panorama marcado, esta vez, por un suave descenso demográfico debido a la emigración, que situó su población en 1991 en los 2.063 habitantes.
Ésta evolución de la demografía va a estar estrechamente relacionada con los avatares que se produjeron en una actividad productiva de marcado signo agrícola. En efecto, la imagen del municipio a mediados del siglo XIX venía marcada por la impronta de un terreno fértil y muy productivo por el esmero del laboreo de los cultivos y por la presencia de una estructura de la propiedad repartida, auspiciada y reforzada por los efectos que en el municipio trajeron consigo los decretos de desamortización eclesiástica y civil y que no sólo benefició a los grandes propietarios locales sino que también hizo para muchos pequeños campesinos de la localidad. Los cultivos principales fueron el cereal y el olivar, aunque también se daba el viñedo, la huerta, etc., y así también fue entrado ya el siglo XX.
Por otro lado, y ahora desde el punto de vista político, hemos de destacar dos fechas en la historia más reciente de Canena. La primera la constituye el año 1919. En este año, y fruto de lo que significó la oleada huelguística de carácter revolucionario del denominado Trienio Bolchevique en las tierras de Jaén, Canena va a asistir a la fundación de tres organizaciones políticas y sindicales de clase: una agrupación de filiación ugetista, la agrupación local del PSOE y la creación también de otra agrupación en este caso de afiliación a la CNT. Panorama asociativo entre los caneneros de fines de la década de 1910 y aprendizaje político y sindical que va a explicar, evidentemente, la victoria electoral de la conjunción republicano-socialista en las elecciones constituyentes de 1931 o la del Frente Popular en las generales de 1936. Victorias electorales en la década de los años treinta y en el marco de la II República que no hicieron sino consolidar en la localidad las opciones políticas de izquierdas. No en vano, en 1937, y ya en el contexto que marcaba la Guerra Civil, en Canena se va a fundar una agrupación local del PCE. Podemos ver un panorama político marcado por la preponderancia de las opciones de izquierdas y diversidad asociativa que, como puede suponerse, se quebró bruscamente en 1939 con el final del conflicto civil y el triunfo del ejército franquista.
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