Catedral de la Asunción de la Virgen (Jaén)
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Como la mayoría de las catedrales andaluzas, la primitiva catedral de Jaén se crea utilizando como tal la anterior mezquita musulmana.
En el año 1492, y bajo el obispado de don Luis de Osorio, se comienza a construir una iglesia nueva por el maestro Pedro López, con la intervención de Enrique Egas; continuándose las obras hasta el año 1510, aunque hubo de derribarse en 1525 parte de la fábrica por amenazar ruina.
Después de un tiempo de inactividad, el Cabildo decide en 1548 el concurso de los maestros J.Quijano, Pedro Machuca y A. de Vandelvira para reanudar las obras del nuevo templo. De entre ellos se elige a Andrés de Vandelvira, quien comienza los trabajos por la cabecera, conservando algunos de los basamentos y lienzos de muros levantados por P. López, decorados con una robusta franja de follaje de tipo gótico.
De planta rectangular, el templo se configura como una espléndida iglesia de salón de tres naves, con capillas-hornacinas laterales y cabecera plana. Como en el caso de las catedrales de Granada, Guadix y Baeza, sus pilares se recrecieron con columnas corintias de fustes estriados con bastones a distintas alturas, típico en las obras de Vandelvira, pero superando la grandiosidad del espacio diáfano de este templo a los antes citados, y con un clasicismo de mayor perfección que en aquellas.
En el lado de la epístola levantó Vandelvira su majestuosa Sacristía, realizando aquí una de sus más originales composiciones. De planta rectangular, frentean sus lados grupos de columnas pareadas estriadas y con bastones, de pedestal único que, unidas a pilastras, se distancian en longitudes diferentes para soportar arcos de radios distintos y alternados, formando un ritmo genial y único. Sobre esos arcos dispone un entablamento general, y sobre él repite el ritmo de los arcos desiguales y alternados del cuerpo inferior. El salón se cubre con una bóveda de cañón decorada con medallones, acabándose en el año 1577, dos años después de la muerte del maestro.
La Sacristía, junto con la Sala Capitular de esta catedral, concebida con un gran purismo en sus órdenes jónicos apilastrados e igualmente cubierta con bóveda de cañón y acabada en 1556, forman dos de las obras maestras indiscutibles de la mejor arquitectura renacentista de Andalucía.
Posteriormente, otros dos Maestros Mayores de la catedral -Aranda y López de Rojas- desarrollan aquí una interesante actividad artística, representando a la tradición manierista y los comienzos del barroco, respectivamente.
Juan de Aranda y Salazar, llamado en el año 1634 por el obispo Baltasar de Moscoso para continuar las obras realizadas por Vandelvira, levanta la Capilla Mayor" y las del lado del evangelio, siendo sus obras más personales la gran cúpula y la portada septentrional del crucero.
Eufrasio López de Rojas, Maestro Mayor de esta catedral desde 1659, diseña su suntuosa fachada principal, que se concluye en 1688. Esta fachada cuenta con el condicionante del edificio inicial planteado por Vandelvira, y plantea la búsqueda de efectos espaciales en ella a través de una acertada conjunción entre la arquitectura y la escultura, tanto de estatuas como de relieves; que confiere, con su gran tamaño, estructura y cuidada decoración escultórica sentido barroco italiano a un esquema clasicista; y que supone por su elegancia y formalismo una de las obras más importantes de toda la arquitectura española del Siglo XVII.
La culminación de la catedral queda a cargo de José Gallego quien, a partir de 1726 se ocupa del cerramiento de parte de sus bóvedas, la construcción del coro y las trazas del trascoro, no realizado exactamente según su diseño, y que aloja una gran pintura de Mariano Salvador Maella que representa la Sagrada Familia.
Bien de Interés Cultural, la catedral de Jaén está declarada Monumento según aparece publicado en la Gaceta de Madrid en el año 1931.
Construcción
La antigua mezquita aljama, se convirtió en iglesia mayor cuando Fernando III el Santo, en el año 1246, reconquistó la ciudad de Jaén y mandó consagrarla al obispo de Córdoba Gutierre Ruiz de Olea (1245-1249), tal y como lo narró el rey Alfonso X de Castilla:
«Más empero que el Rey entró i con gran prevención fue luego para la Mezquita Mayor et fizoy luego altar e onra de Sancta María» — Alfonso X
Posteriormente, en 1249 se trasladó la sede episcopal de Baeza a la Diócesis de Jaén. Los vestigios de la construcción musulmana desaparecieron tras sufrir graves desperfectos por el incendio causado durante la incursión árabe en el año 1368, por lo que se tiene que derribar para construir una nueva catedral bajo el mandato del obispo Nicolás de Biedma. Esta primera catedral se proyectó inicialmente en estilo gótico. Contaba con cinco naves cerradas por una cubierta de madera y un claustro contiguo en el que se hallaba la torre del reloj. Debido a su deficiente construcción, tuvo que ser demolida y dos años más tarde se emprendió la construcción de una segunda catedral gótica.
La catedral gótica
Se reconstruyó la catedral a partir de 1494, bajo el mandato del obispo Luis Osorio de Acuña, debido a la inconsistencia de sus muros y a la amenaza de ruina. Para ello se contrató al cantero Pedro López, fiel seguidor del gótico isabelino, para dirigir las obras. Sin embargo, fue a partir del año 1500 cuando el obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce impulsa definitivamente las obras. La construcción se enmarcaba dentro del estilo gótico tardío, de la época de los Reyes Católicos. Según los planos de está catedral realizados por Juan de Aranda y Salazar antes de demoler la Capilla Mayor en 1634, la construcción presentaba planta basilical de cinco naves, la central más amplia que las laterales, con doce capillas alojadas en los contrafuertes, según el modelo del gótico levantino. Estas capillas se situaban: en el lado sur las de San Antón, Santa Catalina de Alejandría, Quinta Angustia, San Nicolás, San Ildefonso, Jesús Nazareno y San Juan Bautista. En el costado norte las de San Bartolomé, Juan Núñez de Vargas, la del Santísimo Sacramento, la del camarero Gonzalo de Castroverde y la de San Benito. En estas capillas se encontraban enterrados algunos nobles, como, Ruy Díaz de Torres, Señor de Villardompardo, que yacía en la de Santa Catalina, o Carlos de Navarra, Conde de Cortes, que ayudó al rey Fernando en la reconquista de la ciudad. Por su parte, la Capilla Mayor, que presentaba planta cuadrada, se situaba en la cabecera.
El deán Martínez de Mazas, determinó que esta catedral presentaba unas dimensiones de 185 pies (51,5 metros)de longitud por 116 (32,3 m) de ancho. La altura era de 27pies (7,5 m), en la nave central, y 18 (5 m) en las laterales. Por su parte el coro presentaba 53 pies (14,2 m) de largo y 27 (7,5 m) de ancho.
La principal fuente de iluminación era el cimborrio, de forma octogonal, ya que el lado sur era oscuro por abrirse a la muralla de la ciudad. El cimborrio fue construido por el maestro Diego Martínez, y estaba adornado por yeserías al estilo de los cimborrios toledanos, similar al que todavía existe en la Iglesia de San Andrés. El coro se desarrollaba a partir del propio cimborrio y en el se adosaban diversos altares. La construcción presentaba una techumbre de madera y contaba con un amplio patio similar al Patio de los Naranjos de la catedral de Córdoba.
La catedral renacentista
Aunque la obra renacentista duró 164 años (desde 1540 hasta 1724) y fueron muchos los arquitectos que dirigieron su construcción, presenta una excepcional armonía en sus diferentes estilos. Por encargo del cardenal obispo Esteban Gabriel Merino, se hizo cargo del proyecto inicial en 1534 y del comienzo de las obras en 1540 Pedro de Vandelvira, al que a su muerte, acaecida en 1562, sucedió su hijo Andrés de Vandelvira, [1] que dirigió personalmente las obras de la sacristía y antesacristía, sala capitular, cripta o panteón, portada sur y tres capillas laterales, ya que la construcción de la catedral renacentista se empezó por la cabecera, lo que ocasionó que hubiera que derribar las murallas y la torre del Alcotón, tras autorización real en 1555.
La sacristía está considerada como una de las arquitecturas más originales dentro del renacimiento español, cuya composición de columnas y arcos resuelve perfectamente todos los problemas de luz y espacio. A pesar de haber tenido a su lado al escultor Esteban Jamete para la realización de la parte escultórica de sus obras por la provincia, se atribuye en la Catedral de Jaén a Andrés de Vandelvira la realización del Ecce Homo, que se encuentra en el testero de la parte derecha del crucero.
A partir de la muerte de Andrés de Vandelvira en 1575, se hizo cargo su ayudante Alonso Barba,[2] que dirigió las obras hasta 1594 siendo fiel seguidor del proyecto de Vandelvira, tal como el propio Vandelvira indica en su testamento el 16 de abril de 1575.
«...hago saber al Ilmo señor obispo de Jaén y a los muy Il Sr Deán y Cabildo de la Santa Iglesia que la persona de que yo tengo más satisfacción que podrá hacer la dha obra y proseguirla y acabarla como de suso se contiene es alº barba el cual a veinte años y más que en mi compañía a entendido y entiende en la dicha obra y con el tengo mucho comunicado los secretos de la dha obra y le dexo el modelo della y concurriendo en su persona como concurren la dhas calidades mexor en él qe en otro estará la dha maestría decláralo por descargo de mi conciencia...» — (Tomado de Vandelvira. Fernando Chueca. La referencia original es de la Revista de “Don Lope de Sosa”.)
El edificio se estructura con una planta de salón, de modo que la sala capitular se alinea perpendicularmente al eje de la sacristía, alineándose con el testero plano que existía previamente en la cabecera. De este modo, la parte construida en el siglo XVI determina la forma de todo el conjunto, siendo este el carácter diferenciador del templo.
A partir del año 1635, las obras experimentaron un importante impulso gracias al obispo Baltasar de Moscoso y Sandoval, que propuso, según su biógrafo fray Antonio de Jesús María: «fabricar a Dios un insigne templo», para ello se rodeo de prestigiosos arquitectos y se sirvió de sus influencias en el Vaticano y en la Corte. Nombró maestro mayor a Juan de Aranda y Salazar, cuyo contrato especificaba que debía:«Hacer la planta y montea de dicha obra, que se entiende las tres naves, capilla mayor, crucero y capillas hasta la fachada de la plaça y torre que se ha de hacer en ella.» — Extracto del contrato de Juan de Aranda.
A la muerte de Juan de Aranda en 1654, quedo finalizada la construcción del presbiterio, la capilla mayor, la nave norte, la portada septentrional y la cúpula de la nave del crucero, todo ello siguiendo fielmente el proyecto renacentista del siglo XVI, a excepción de la cúpula y la decoración de las bóvedas, de marcado carácter manierista al servicio de la idea barroca.
Todo el interior de la catedral, a pesar de los diversos arquitectos que pasaron por su construcción, se realizó siguiendo las trazas que dejaron los Vandelvira. El catedrático de Historia del Arte, Pedro Antonio Galera Andreu, en su obra acerca de este templo, afirma que «pocas catedrales españolas ofrecen una mayor unidad estilística que la de Jaén».[3]
Finalmente, en 1660, se consagró el templo, a la vez que se iniciaban las obras de la fachada principal. Estás obras fueron impulsadas por el obispo Fernando Andrade Castro, que contrató a Eufrasio López de Rojas, discípulo de Juan de Aranda, y que gracias a está obra se convirtió en uno de los innovadores más destacados del barroco español. En el diseño del proyecto colaboró Bartolomé Zumbigo, que le dio la influencia italiana a la obra. tras morir López de Rojas en 1684 se hizo cargo de la construcción Blas Antonio Delgado, terminando en 1684, por su parte, las torres se terminaron a principios del siglo XVIII bajo la dirección de Miguel de Quesada.
Las obras de cerramiento de las bóvedas y capillas de la nave norte se prolongaron durante el siglo XVIII, respetando el proyecto original de Vandelvira, pero a partir de 1726 se convierte en maestro mayor José Gallego y Oviedo del Portal, que incluyó el estilo neoclásico en su construcción, lo que provocó un conflicto de estilos. Este debate técnico y estético tuvo especial relevancia en la construcción del coro, dado que las dimensiones son desproporcionadas debido al gran número de sillas que había instalar a causa de los privilegios acumulados por el cabildo municipal, lo que llevó el coro hasta los pilares más cercanos a la puerta. Por otra parte se criticó la profusa decoración que contrastaba con el estilo sobrio de la arquitectura renacentista, lo que provocó que se cambiara el proyecto churrigueresco por el actual dominado por mármoles policromos.
La construcción de la catedral se concluyó con la construcción de la Iglesia del Sagrario, iniciada en 1764, la realización de la lonja a finales del siglo XVIII por Manuel Rodríguez, y el tabernáculo de Pedro Arnal situado en el Altar Mayor y realizado a finales del siglo XVIII.
Exterior
La planta de la catedral tiene forma de cruz latina, en la parte superior de los brazos se encuentra la Sacristía Mayor y la iglesia del Sagrario. La superficie rectangular es de 70 metros en su fachada y parte posterior y 100 metros en las fachadas laterales. Recorre una logia de doce metros de ancha desde la puerta del Sagrario hasta la fachada principal, con una separación de las calles que la bordean por una valla de piedra de más de un metro de altura y sobre ella una verja de hierro forjado de cuatro metros de altura, separada por pilares coronados por piñas. Desde la fachada principal se entra a esta logia por tres puertas de hierro.
Fachada principal
La fachada principal, diseñada por Eufrasio López de Rojas en 1667 y finalizada en 1688 por su discípulo Blas Antonio Delgado, es una de las obras más destacadas del barroco español. Mide 32 m de altura por 33 de anchura, sin incluir las torres, que enmarcan la composición en forma de retablo. Destaca especialmente la puesta en escena de un gran muestrario iconográfico, casi todo él magníficamente esculpido por Pedro Roldán, en el que se encuentran desde significados universales hasta particulares devociones locales, sobre todo, el Santo Rostro.
La parte inferior esta marcada por las grandes columnas, emparejadas las del centro y aisladas las exteriores, que configuran las calles en las que se ubican esculturas exentas, San Pedro y San Pablo, y relieves, la Asunción de la Virgen, Santa Catalina de Alejandría y San Miguel; así como un alineamiento de los balcones, a modo de ventanales con arco de medio punto, desde los que se exponía el Santo Rostro para bendecir tierras y gentes. Sobre el arco del balcón central se presenta el relieve de la Santa Faz, sobre el balcón interior izquierdo el escudo de la catedral y sobre el interior derecho el escudo del obispo Fernando Andrade Castro; los dos balcones exteriores presentan molduras.
En la balaustrada de la fachada principal se encuentran las nueve grandes esculturas siguientes (de izquierda a derecha): San Agustín, San Gregorio Magno, San Mateo, San Juan, San Fernando, San Lucas, San Marcos, San Ambrosio y San Jerónimo, todos de Pedro Roldán.
Torres
Las dos torres gemelas enmarcan la fachada y dan identidad renacentista a la construcción, en contraposición a la horizontalidad de la fachada. Fueron acabadas a principios del siglo XVIII. Se elevan en principio de una planta cuadrangular y sin adornos hasta llegar al primer cuerpo. Se organizan en cinco niveles que aumentan en complejidad arquitectónica y decorativa.
El primero, a nivel del suelo, no presenta ningún tipo de adorno, al igual que el segundo, que sólo cuenta con un pequeño balcón cerrado con una sencilla baranda de hierro. El tercero, coincidiendo con la altura a la que se encuentran las nueve figuras de la fachada, está adornado con elementos ornamentales superpuestos.
El siguiente nivel está coronado por una balaustrada que rodea su perímetro. En cada una de sus cuatro fachadas tiene tres huecos con arcos de medio punto que, en el caso de la torre norte o de las Campanas, permiten ver las nueve campanas que hay en su interior.[4]La torre sur no alberga ninguna campana. En la parte inferior de este nivel, de la torre norte, hay un reloj, que fue donado secretamente, tal y como consta en un documento privado de 4 de mayo de 1860, por Luis Civera Pérez (Teruel, 1804 - Jaén, 1891), ilustre eclesiástico, canónigo arcipreste de la Catedral de Jaén y doctor en Sagrada Teología, que pagó la suma de 5.973 reales con 80 céntimos abonados en varios plazos. El reloj de Civera sustituyó a otro que había quedado inservible.[5]
El quinto y último cuerpo presenta una planta octogonal, adornándose cada lado con huecos de luz con arcos de medio punto. Está rematado por una cúpula semiesférica coronada por una cruz sobre esfera, ambas en hierro forjado.
Puertas
En la fachada principal se encuentran tres puertas de entrada:
- Puerta del Perdón o central. Está custodiada por dos hornacinas, en las que se encuentran la imagen de San Pedro y San Pablo, y enmarcada por cuatro columnas que representan los principios de la fe. Con relieve en su parte superior de la Asunción de la Virgen realizada por Julián Roldán y por la parte interior hay el relieve del Niño Jesús entre los doctores de Pedro Roldán.
- Puerta de los fieles. Sobre la puerta, un relieve de San Miguel de Julián Roldán. En su parte interior con el relieve de las Bodas de Caná de Lucas González.
- Puerta del clero. Lucas González es el autor de la imagen de Santa Catalina en la sobrepuerta. En su interior se encuentra la Huida a Egipto de Pedro Roldán.
Además hay otras dos puertas:
- Portada del sur. Realizada por Andrés de Vandelvira en la década de 1560, sobre el friso de la puerta se encuentra un altorrelieve de la Asunción, a quien está dedicada, la puerta tiene como remate un frontón triangular, el conjunto es clásico y sus elementos se disponen de forma equilibrada y sobria. En la parte interior que da al templo, se representa con relieves el Nacimiento y la Adoración de los Magos, éstos realizados por Luis de Aguilar en el año 1564. En la hornacina, está la figura de un Ecce homo de gran calidad. En el suelo de esta entrada está enterrado el Deán de la catedral, Iñigo Fernández de Córdoba, muerto en 1624, que así lo quiso para «ser pisado por todo el que la cruzare». Se inauguró en el año 1642 con gran solemnidad, ya que por entonces estaba muy arraiga la devoción a la Inmaculada.
- Portada del norte. Realizada por Juan de Aranda y Salazar en 1642, dedicada a la Inmaculada Concepción, cuya escultura se ubica en la hornacina central sobre la puerta y con las imágenes de Salomón y David a ambos lados. La hornacina de la virgen incorpora estípites, que alcanzarían su máximo desarrollo en México. También hay los escudos de la Catedral y del obispo Baltasar de Moscoso (1619-1646). La puerta se encuentra flanqueada por columnas de su misma altura. En su interior hay los relieves de la Circuncisión de Jesús y la Presentación de Jesús en el Templo.
Lonja
La Catedral está rodeada por una lonja constituida por pilastras coronadas de pináculos y flameros que soportan las rejas de hierro. El diseño fue realizado por Manuel Martín Rodríguez, sobrino y discípulo de Ventura Rodríguez. Las rejas fueron forjadas entre 1800 y 1806 en la herrería de Juan José Galíndez, en el Valle del Llodio, Vizcaya, siguiendo fielmente el diseño del arquitecto.
Interior
En el interior se pueden observar diferentes estilos, renacentista, barroco, churrigueresco y neoclásico. Presenta planta de salón y consta de tres naves divididas por esbeltos y elegantes pilares cruciformes corintios, bastante separados, coronados por esbeltos y amplios arcos de medio punto que sostienen bóvedas vaídas. Entre los contrafuertes interiores se sitúan las diecisiete capillas, agrupadas dobles en cada tramo por la amplitud de los arcos. Por encima de las capillas se dispone un sistema de balcones, que refuerza el aire civil de la construcción. En el último nivel se completa el conjunto con ventanas serlianas verticales de arco y dintel en las que se hayan las vidrieras. El resultando es una construcción equilibrada y clásica por la coordinación de sus proporciones, lo que le confiere una gran armonía.
Cúpula
La esbelta cúpula del crucero es obra del arquitecto Juan de Aranda y Salazar, formada por una circunferencia adornada de 12,5 metros de diámetro en el tambor y 50 metros de altura, su interior se encuentra dividido por diversos radios que delimitan espacios trapezoidales y las ventanas.
Cada una de las pechinas, sobre las que se apoya la cúpula, están decoradas con una tarja de hoja barroca de influencia manierista en las que se encuentran los relieves de San Miguel, San Eufrasio, Santiago y Santa Catalina.
De la parte superior de la circunferencia se eleva la bóveda con ocho ventanas, remata con una circunferencia de dos metros y medio de diámetro de la cual surge la linterna que tiene cinco metros de altura con ocho ventanales y rematada por una semiesfera con una cruz de hierro por el exterior.
Altar mayor
El presbiterio está situado en el espacio entre el crucero y la Capilla Mayor, se encuentra elevado por cinco escalones del resto del templo y enmarcado por los cuatro pilares centrales. Está cerrado por los cuatro lados con una sencilla reja policromada y abatible realizada por Clemente Ruiz, herrero de Málaga, en el año 1658. En cada uno de sus cuatro ángulos se encuentra colocado un ángel sosteniendo una lámpara de plata. Además destacan unos monumentales candelabros de setenta luces realizados en 1904.
La mesa del altar actual sustituyó al del año 1660 y fue mandado hacer y costeado por el obispo Agustín Rubín de Ceballos (1789-1793). Está situado en el tercio posterior del presbiterio, es de mármol rojo formando un cuadrado de cinco metros de lado, fue realizado por Pedro Portillo en 1657. Sobre éste, a unos 70 cm del borde, se levanta otra plancha de mármol de 25 cm de grueso, con remates de bronce. En su centro está el sagrario enmarcado con adornos de racimos y flores. El templete, de 3,5 m, es del arquitecto Juan Pedro Arnal y fue elaborado en Madrid, consta de ocho columnas de serpentina de estilo corintio. En el remate de la cúpula hay una cruz de cristal de jaspe enmarcada en bronce. Rodean a este templete las figuras de seis ángeles de mármol blanco, realizados: los del lado de la Epístola por Alfonso Giraldo Bergaz y los del lado del Evangelio por Juan Adán.[6]
«Éste es un tabernáculo, que, así en la materia, como en su forma, será de los más magníficos del Reyno: tiene cinco varas de altura. Se ha de colocar en el presbiterio sobre una mesa descubierta por la frente, y por el lado opuesto, para que pueda verse del cuerpo de la Iglesia el sitio del retablo mayor, donde se guarda el Santo Rostro.» — Viaje de España (1771-1794). Antonio Ponz.
La actual mesa del altar junto con la silla episcopal son obra reciente del escultor de Andújar Manuel López.
Capilla Mayor
La Capilla Mayor o del Santo Rostro (n.º 9 en el plano) fue construida por primera vez bajo el mandato del obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, enterrado en esta capilla, en el siglo XVI, después tuvo que ser demolida y las nuevas obras fueron hechas por el arquitecto Juan de Aranda en el siglo XVII. El retablo mayor, es neoclásico, consta de tres cuerpos en el que se combinan los estilos dórico, jónico y corintio y cubre toda la cabecera de la capilla. Fue realizado por los hermanos Sebastián y Francisco Solís.[7]
En el primer cuerpo, en su parte central, se guarda el relicario de orfebrería cordobesa que conserva el Santo Rostro,[8] cubierto con una tabla pintada por Sebastián Martínez que representa a dos ángeles sosteniendo el lienzo con el Santo Rostro. Detrás de la tabla hay una puerta que se abre con dos llaves que da acceso a la caja fuerte custodiada por tres llaves. Dentro de la caja fuerte hay una urna de plata y oro que también necesita de dos llaves para abrir y ver la reliquia del Santo Rostro. De aquí viene el refrán que existe en Jaén, que se emplea para resaltar el valor de un objeto: "Hay que guardarlo como el Santo Rostro, bajo siete llaves". Encima de esta cámara hay una hornacina en la que se encuentra la Virgen de la Antigua, patrona del cabildo, talla gótica que según la tradición fue donada a la ciudad por Fernando III el Santo tras la conquista de la ciudad, las coronas de la imagen fueron realizadas por el orfebre cordobés Simón de Tapia en el siglo XVII. Se encuentran también en este piso del retablo las imágenes de San Pedro, San Pablo, San Bernardo y San Antonio Abad, todas de grandes dimensiones. En sus calles laterales se encuentran los lienzos representando, el primero, Encuentro de Jesús con la cruz y María camino del Calvario, y el otro, Jesús despojado de sus vestiduras.
En el segundo cuerpo de orden jónico, en su parte central, se encuentra un altorrelieve de la Virgen de la Asunción, obra de Sebastián de Solís. En las otras dos calles están colocados dos lienzos de Sebastián Martínez Domedel, copias efectuadas en 1661 en El Escorial, por encargo del cabildo, del Descendimiento de Jesús, de Daniele da Volterra, con alguna variante, y el Señor atado en la Columna, de Juan Fernández de Navarrete el Mudo.[9] Las entrecalles se adornan con medallones con bustos de Cristo y la Dolorosa.
El tercer cuerpo, es de estilo corintio, y está formado por cuatro columnas de serpentina. En él hay un grupo del Calvario, también del escultor Sebastián de Solís. Corona el retablo un Crucificado, con la Magdalena a sus pies, en sus laterales las imágenes de la Virgen y San Juan. En los extremos de éste último cuerpo hay alegorías escultóricas de las virtudes teologales; a la izquierda la Fe y la Esperanza; y a la derecha la Caridad y la Religión. En el ático del retablo encontramos una imagen del Padre Eterno con la esfera en la mano, coronada por una cruz.
Destaca la bóveda de cañón, rica en elementos decorativos. En el centro del arco de medio punto sobresale el escudo de los Reyes Católicos, que recuerda una carta de finales del siglo XV, dirigida al cabildo, en la que invitaban a rezar una salve en el altar mayor de la Catedral. En ambos laterales de la capilla se encuentran los magníficos cuadros de La Visitación, atribuido a Tiziano y de La Anunciación, atribuido a Benvenuto Cellini.
Reliquia del Santo Rostro
Según una tradición de Jaén se dice que en su catedral se guarda el lienzo de la Verónica donde hay impreso el Santo Rostro de Jesús. Como leyenda popular cuenta que San Eufrasio, (uno de los siete santos varones que vinieron a evangelizar España) es el que consiguió del Papa el regalo del Santo Rostro para Jaén. La documentación que acreditaba la autenticidad de la reliquia desapareció en una incursión musulmana del año 1368.[10]
El Santo Rostro fue llevado, a partir del año 1246, por Fernando III el Santo en sus cruzadas por Andalucía y no fue vuelto a la ciudad porque el rey se murió en 1252. Fue en 1376 cuando el obispo de Jaén, Nicolás de Biedma, la pudo llevar desde Sevilla que era donde se encontraba. Una referencia de este hecho es la inscripción que hay en un retrato del obispo que se encuentra el Palacio Episcopal de Jaén.
«Don Nicolás de Biedma de Galicia, Arcediano de Écija, fue electo obispo de Jaén por Urbano V y por Gregorio XI. Año 1376. Visitador de varios obispados en las ocupaciones y otros se llevó con acierto. Se dice que restituyó a esta Iglesia de Jaén la Santa Verónica que se había llevado a Sevilla. Fue promovido por Su Santidad el obispado de Cuenca. Año 1378.»
Desde esta fecha hay numerosos documentos en los libros de actas capitulares de la Catedral referentes al Santo Rostro.
Capillas menores
Situadas en las naves laterales hay catorce capillas, teniendo que añadir dos más en el centro al lado de la capilla mayor.
Capilla del Cristo de la Buena Muerte (n.º 1 en el plano). Contiene la talla del Cristo de la Buena Muerte, realizada en 1927 por el escultor Jacinto Higueras, siendo una de sus obras más notables. A la izquierda del crucificado hay una pintura del siglo XVII, Santa María Magdalena, la santa aparece ante una gruta con un libro en las manos y una calavera a los pies. A la derecha, se encuentra el busto de Santa Teresa de Jesús, también del siglo XVII, destaca la intensidad de la luz sobre el rostro de la santa. Finalmente, existe una pintura ovalada, del mismo siglo, en el que aparece el busto de San Pedro.
Capilla de San Sebastián (n.º 2 en el plano). El testero central está ocupado por seis lienzos, entre ellos destaca, por su notoriedad, El Martirio de San Sebastián, obra del artista Sebastián Martínez por encargo del cabildo en diciembre de 1662. Las otras pinturas son, San Rafael, del siglo XVII; San Francisco, de los siglos XVII-XVIII; San Julián, obispo de Cuenca; y un medallón de la Virgen con el Niño.
Capilla de San Jerónimo (n.º 3 en el plano). Presenta un lienzo de San Jerónimo de Estridón, obra de José Antolínez del siglo XVII, ocupa la mayor parte de un retablo neoclásico. El retablo es de una sola calle, enmarcado por dos columnas jónicas que sostienen el entablamento y el ático, donde se encuentra un tondo sostenido por dos ángeles en el que se encuentra una pintura sobre del santo.
Capilla de la Virgen de los Dolores y Santo Sepulcro (n.º 4 en el plano). Es una de las capillas más destacadas del templo catedralicio, debido a que los tres testeros están recubiertos por pinturas de Francisco Pancorbo adaptadas a la arquitectura y que sirven de fondo a los demás elementos ornamentales, sobre todo al retablo central. En una urna se encuentra la imagen de Jesús dentro del sepulcro.
Capilla de la Virgen de las Angustias (n.º 5 en el plano). Originalmente, la capilla fue dedicada a San Pedro Pascual por el obispo mercedario fray Jerónimo Rodríguez de Valderas (1668-1671), que se encuentra enterrado aquí. Este obispo pensaba dotarla de grandes obras, lo que no le fue posible ya que en su época se terminaron las dos torres de la catedral y murió antes de poder invertir en la capilla.
Capilla de Santa Teresa (n.º 6 en el plano). Esta capilla se considera uno de los conjuntos barrocos más importantes del templo, debido al retablo central, las pinturas del muro y a las piezas de los testeros laterales. El retablo central es barroco, del siglo XVIII, según la línea de Pedro Duque Cornejo. Está decorado con estípites y relieves de la vida de la Santa, a lo que hay que añadir las figuras de ángeles que flanquean el cuerpo central y el ático. La imagen de Santa Teresa de Jesús, con un libro y mirando al cielo, se sitúa en la hornacina central, escoltada por dos pequeños nichos en los que se encuentran las tallas de San José y San Roque. Por encima de la cornisa hay una talla policromada de la Inmaculada, sobre una peana, y en el ático, un relieve del busto del Salvador en un medallón corona todo el conjunto. El banco del retablo aparece esculpido con diversos relieves, policromados y estofados en oro, de escenas sobre la vida de la Santa: La visión de la santa sobre la Pasión de Cristo, a la izquierda; la transverberación que experimento la santa, a la derecha; en el centro, la cabeza de un ángel.
Capilla de San Benito (n.º 7 en el plano). Contiene un retablo barroco dominado por la imagen tallada de San Benito. Fue mandada construir por el obispo Fray Benito Marín (1750-1769), que se encuentra sepultado en está capilla, bajo una bella lápida realizada en mármol rojo, con incrustaciones de bronce y mármoles de otros colores que dibujan cadenas u flores, aparece también el escudo episcopal y diversas alegorías de la muerte. Por su parte, la bóveda de la capilla está decorada con casetones que contiene pinturas de ángeles, en la clave se encuentra el Triángulo de la Trinidad. El retablo del testero central fue realizado en el siglo XVIII por Pedro Duque Cornejo, siendo esta una de sus últimas obras. Presenta un un solo cuerpo y ático, dominado todo por el nicho central en el que se ubica la imagen del santo, que se encuentra en actitud teatral, elevándose sobre un cielo lleno de cabezas de ángeles, sujetando dos de ellos la inscripción Gratia benedictus est nomine.
Capilla de Santiago Apóstol (n.º 8 en el plano). Situada en la parte izquierda de la capilla mayor. El retablo es del siglo XVIII, realizado por Manuel López, es de tres pisos y presenta tres calles. En la calle central aparece un cuadro del Apóstol Santiago montando a caballo con espada y escudo. A ambos lados existen dos puertas, la de la izquierda comunica con la Capilla Mayor y la de la derecha con la Sala Capitular.
Capilla de San Fernando (n.º 10 en el plano). Situada a la derecha de la capilla mayor. El retablo es de Manuel López en línea académica, realizado en madera imitando al mármol, consta de dos pisos y tres calles separadas por columnas de orden compuesto que sostienen una cornisa sobre la cual hay una hornacina para una pintura. El conjunto se corona con el anagrama de Yahvé con halo, así como dos esculturas de madera a ambos lados que representan las virtudes de la diligencia y la constancia. Entre las grandes columnas, en las calles laterales existen medallones con las imágenes de los evangelistas. El cuadro central de San Fernando, vestido de rey, se atribuye a Juan de Valdés Leal.[16] Fue encargado por el cabildo en 1671 con motivo de la canonización del monarca que conquistó la ciudad de Jaén en 1246. El santo se representa coronado y vestido de rey, sosteniendo en la mano izquierda el orbe y en la derecha la espada, rodeado de numerosos ángeles. A sus píes se encuentran las armas del rey moro vencido, y al fondo, la ciudad y su alcázar. En la hornacina superior hay otro cuadro que representa la consagración de la mezquita mayor de Jaén como catedral dedicada a la Asunción de la Virgen. Mientras María asciende a los cielos un obispo y varios clérigos consagran el altar mayor en presencia de soldados y del Rey Fernando, arrodillado en un cojín con la corona y el cetro en el suelo contempla la glorificación de la Madre de Dios.
Capilla de San Eufrasio (n.º 11 en el plano). Retablo de estilo neoclásico de Gregorio Manuel López de 1790 y el conjunto escultórico realizado por Juan Adán y con colaboración de Miguel Verdiguier. El retablo es de un sólo cuerpo con tres calles, separadas por columnas de orden corintio, un frontón y un ático. En el centro, entre las columnas y el frontón, se encuentra el relieve del apoteosis de San Eufrasio, donde se muestra al Santo rodeado de ángeles. En las calles laterales se disponen dos grandes esculturas de mármol, San Julian de Cuenca, a la derecha, y San Agustín, obispo de Palencia, a la izquierda. En el ático está San Antolín, patrón de Palencia, y junto al frontón las alegorías de la Eucaristía y de la Fe. En la mesa del altar se encuentra una urna con el cuerpo de San Pío mártir, donado en 1793 por el Papa Pío VII al obispo Agustín Rubín de Ceballos (1780-1793) que también se encuentra sepultado en esta capilla bajo una lápida de mármol.
Capilla de La Inmaculada y San Amador (n.º 12 en el plano). En esta capilla destaca el retablo del testero central. En ella se encuentra sepultado el obispo Manuel María León González y Sánchez (1877-1896). El retablo es de estilo neoclásico, configurado en tres cuerpos horizontales divididos a su vez por tres calles verticales, siendo de mayor anchura la central. Todo el conjunto está compuesto entorno al óleo central de la Inmaculada, pintura barroca del siglo XVII de la escuela madrileña. Las calles están separadas por columnas, cuyos pedestales están decorados con símbolos de la Inmaculada. Las calles laterales, enmarcadas en grandes columnas corintias, están ocupadas por dos pequeños cuadros de con las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, ambos en estilo barroco del siglo XVII. El banco del retablo está compuesto por tres bajorrelieves, de izquierda a derecha, David y los panes, Visión de Jerusalén y Judit con la cabeza de Holofernes. El ático se encuentra rematado por un frontón curvado sobre el que descansan dos ángeles que sostienen una cartela: NON PROTE, SED PROOMNIBUS HÆCLEX CON TITUTAEST, está cartela enmarca la otra gran pintura del retablo, que representa a Esther ante el rey Asuero. Este cuadro está escoltado por cuatro imágenes, situadas sobre las columnas que separan las calles, que representan a cuatro reyes.
Capilla del Niño Jesús (n.º 13 en el plano). Imagen del Niño Jesús en el centro y sobre él un cuadro de la Circuncisión del Niño Jesús obra de Zacarías González de Velázquez. Se encuentra en esta capilla la sepultura del obispo Salvador Castellote y Pinazo (1901-1906). Destaca la talla barroca del Niño Jesús, situada en una urna en la parte inferior del retablo, es una talla anterior al retablo, del finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, el Niño mide un metro y se encuentra en posición erguida, con ojos de cristal y rasgos finos, porta en la mano izquierda una larga cruz, mientras que la derecha presenta actitud de bendecir. Viste una túnica tallada hasta los pies, en rojo y estofada en oro.
Capilla de San Miguel (n.º 14 en el plano). Capilla de estilo barroco, dedicada a San Miguel. Aquí se encuentra sepultado el obispo Miguel Peinado Peinado (1971-1988). El retablo es barroco, del año 1761, llena prácticamente todo el testero central y está suntuosamente decorado. Carece de estructura arquitectónica, siguiendo la forma ovalada del lienzo de San Miguel, entorno al cual se disponen angelitos en diferentes planos que orientan la mirada al tema central, algunos portan estandartes con los anagramas QSD y JHS, y otros leyendas como:Fecit potentiam in brachio sui. El arcángel aparece vestido con coraza, manto rojo y con escudo de la Inmaculada, mientras lucha contra Lucifer que aparece en un fuerte escorzo. Otros ángeles también luchan contra demonios. Es obra de Francisco Pancorbo en el siglo XVIII. En el banco se encuentra una pintura de la Virgen del Alcázar, patrona de Baeza, fechada en 1751.
Capilla de San Pedro Pascual (n.º 15 en el plano). En el testero central, se presenta un retablo neoclásico obra de Manuel López, entre dos grandes columnas se encuentra una pintura de José Carazo que representa al obispo San Pedro Pascual, sosteniendo algunas flores en su regazo, frente al rey musulmán, con quien estuvo enfrentado hasta su martirio. El ático es ocupado por frontón con un gran disco sostenido por algunos ángeles. Sobre la mesa del altar hay una talla de la Virgen de la Cabeza, patrona de la diócesis.
Capilla de la Virgen de la Correa (n.º 16 en el plano). Retablo neoclásico de madera imitando al mármol, realizado entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX por Manuel López, siguiendo los cánones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En el centro, situado en un nicho rectangular cerrado y enmarcado por dos columnas policromadas de orden compuesto, se encuentra el «Cristo del Refugio», un crucificado policromado con restos dorados en el paño de pureza y de gran serenidad en su rostro, a sus pies un calvario tallado con la figura de Santa María Magdalena. El conjunto es del siglo XVI. La imagen titular es la «Virgen de la Correa y Consolación», una talla de candelero situada sobre la mesa del altar, realizada en el siglo XVIII de la escuela granadina.
Capilla de San José (n.º 17 en el plano). Retablo de tres calles con la figura de San José, del siglo XVIII de la escuela andaluza, en el centro, un Cristo crucificado en la parte superior. Culmina en el ático con un frontón con tímpano que presenta la figura de Dios Padre y diversas alegorías. El banco del retablo contiene, unas tallas en relieve policromadas representando, empezando por la izquierda, a San Ambrosio y San Agustín, separadas por el relieve de San Lucas, a continuación, se encuentra San Marcos y San Mateo, seguidos de San Gregorio Magno. Finalmente, está San Juan y San Jerónimo. En los intercolumnios están los cuadros de San Juan Bautista, San Mateo, San Francisco y Santa Catalina, todos del siglo XVI. En el segundo piso, acompañando al Crucificado se encuentran los óleos de San Cristóbal, a la izquierda, y San Nicolás de Bari, a la derecha.
Coro
El coro es uno de los más grandes de España ya que consta de 148 sitiales. [11] Fue terminado en el siglo XVIII, y estuvo rodeado de fuertes críticas debido a su enorme tamaño, puesto que se extiende desde el crucero hasta los pies entre los dos tramos de pilares centrales, de hecho se sabe que los arquitectos del templo habían previsto que no ocupará más de tramo y medio de pilares. La obra del coro se comenzó en el año 1730 bajo la dirección de José Gallego y Oviedo, terminándose en 1736. Está separado por una reja, del crucero. Bajo el coro están enterrados numerosos obispos, cuyas tumbas están señaladas por laudas de mármol con sus nombres.
La sillería, en madera de nogal, fue empezada bajo el mandato del obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce y ejecutada por los tallistas Juan López de Velasco, Jerónimo Quijano y Gutierre Gierero durante el siglo XVI; se amplió el número de sillas en el año 1736, siendo sus autores Julio Fernández y Miguel Arias, con un estilo tan igual que resulta muy difícil distinguir dicha continuación de obra.[12]
El coro alto consta de 69 sitiales, incluida la silla episcopal central, tallada con el escudo del obispo Alonso Suárez de la Fuente. Las tablas que adornan estos asientos representan escenas de la vida de Cristo, contada en una secuencia cronológica, y de la Salvación. Sobre la sillería alta se encuentran a modo de dosel otras tablas que presentan escenas del Antiguo Testamento, repartidas en 62 tablas y rematando todo por una crestería de talla delicada que en su parte central, coincidiendo con la silla episcopal, se encuentra el escudo del obispo Andrés Cabrejas Molina, bajo cuyo pontificado quedó finalizada la obra.[13]El diseño arquitectónico de la sillería permite desarrollar paralelamente las secuencias del Antiguo y el Nuevo testamento, de modo que se plasma la idea de San Agustín de que el Nuevo Testamento está prefigurado en el Antiguo Testamento, de manera que la vida de Cristo es el cumplimiento de las promesas selladas por Dios con el pueblo de Israel. La sillería baja tiene 53 sitiales reservados para beneficiados y capellanes. Los respaldos están esculpidos con escenas dedicadas a la vida y milagros de los Santos, de modo que continúa la historia de la Salvación. [14]
Los bancos de los caballeros, bancos corridos situados a ambos lados de la verja, constan de 26 sitiales reservados para el cabildo municipal (concejales), existen siete tablas en la parte superior al igual que en la sillería alta. Las del lado de la epístola presentan escenas de los evangelios apócrifos dedicadas a la infancia de María, mientras que los del lado del evangelio, presentan escenas de la predicación de los apóstoles, la Asunción y el triunfo de Cristo.[15]
El exterior del coro está diseñado en tres secciones horizontales. La inferior está sucedida de dos tramos resaltados y hundidos. La intermedia presenta una decoración de almohadillado y volutas de capitel. Por último, la superior se constituye por una balaustrada rematada con grandes florones y máscaras. En ambos costados se abren sendas puertas de acceso al interior. La bóveda es abundante en imágenes y alegorías, tiene relieves de los cuatro Evangelistas en sus pechinas, que a su vez sostienen un doble anillo a partir del cual se encuentran ocho figuras de ángeles-músicos, separados por un doble radio que rematan en el casquete, donde hay un gran altorrelieve de la Asunción de la Virgen.
Órganos
Dentro del coro destaca el monumental órgano principal,[16] que sustituye a uno anterior, de 1660, creado por fray Jayme de Begoños y reparado por Sebastián Alejo García en 1705. La caja barroca es obra de los tallistas José García y de Manuel López, realizada en 1780, presentaba dos fachadas, y el órgano fue realizado por Fernando Antonio en 1790. Constaba de 3600 caños y contenía tres órganos en una misma caja, con tres teclados de cincuenta y una teclas cada uno. Durante la guerra civil española los tubos del órgano fueron colocados en el [[Castillo de Santa Catalina (Jaén) |Castillo de Santa Catalina]] y en la propia catedral para simular defensas antiaéreas, por lo que se tuvo que hacer uno nuevo, a cargo de la Casa Amezcua de Hernani, fue inaugurado el 1 de diciembre de 1941 y mejorado posteriormente. La caja actual es la misma desde 1780.
También existe un órgano antiguo realizado por fray Juan de la Cruz de San José en 1769. Incluía flautado, flautado unísono, mixtura de octavas, mistura de quincenas, mixtura de docenas, dulzainas y trompetas bastardas, cornetas y baxones.[17]
Entre sus maestros de capilla, cabe destacar al polifonista Francisco Guerrero, considerado el principal compositor español de música clásica de la segunda mitad del siglo XVI que fue nombrado cuando tenía 17 años de edad y estuvo solo durante los años 1545 a 1548, a causa de que se negaba a dar lecciones de música a los niños cantores de la catedral. En el museo catedralicio se encuentran del orden de un centenar de libros corales, así como numerosas partituras originales de los diferentes maestros de capilla que ha tenido la catedral.
Trascoro
El trascoro, finalizado en 1791, es una obra realizada según el proyecto diseñado por José Gallego y Oviedo de Portal en el año 1733. Está dedicado a la Sagrada Familia. El conjunto se presenta como un gran dosel construido con diversos mármoles que se suceden planos cóncavos y convexos, así como grandes pilastras: blanco de Carrara, rojo de Cabra y negro de Jabalcuz. De éste último se forma en el centro del retablo un gran arco donde está colocada una pintura del valenciano Mariano Salvador Maella, representando la Sagrada Familia fechada en 1793,[18] en el que San José sostiene al Niño que extiende los brazos hacia su madre que está sentada para recogerlo, junto a ella aparece un pequeño ángel preparando la cuna. Al otro lado, en la parte inferior aparece el niño Juan Bautista con el cordero señalando al Niño con una mano y en la otra sostiene una cruz con una banderola que dice «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Sobre el cuadro se encuentra la inscripción: Et erat subditus illi («Y era obediente a sus padres» Lc 2,51).[19]
En los laterales de izquierda a derecha están las esculturas, de gran tamaño de San Lorenzo, con la parrilla en la que fue martirizado, y Santo Toribio de Liébana, obispo de Astorga, ambos con sendos doseles; y en el mismo orden en menor tamaño cuatro pequeñas estatuas de mármol blanco, situadas delante de las pilastras, que representan a Santa Catalina de Alejandría, la Inmaculada, San José y Santa Lucía. En la parte inferior se extiende un sotabanco de mármol negro con vetas calizas y molduras de pedestal gótico, interrumpido en su mitad para el altar.
Sala Capitular y Sacristía Mayor
Ambas estancias fueron proyectadas y dirigidas por Andrés de Vandelvira, y se encuentran sobre el antiguo «panteón de los canónigos», actualmente museo de la catedral. El conjunto es una de las obras más importantes del renacimiento español.
Sala capitular
La sala capitular, también llamada capilla de San Pedro de Osma, es la estancia en la que mensualmente se reúnen los canónigos para tratar los asuntos de la catedral. Un grabado que existe en la puerta de acceso reza fue construida en 1556 por Andrés de Vandelvira. Es de planta rectangular de medidas muy proporcionadas, de 14 por 7 metros, y está adornada por pilastras jónicas, veinticuatro nichos y tres grandes ventanales orientados al oeste.
Se sitúa en el ángulo sureste de la cabecera de la catedral, la zona por la que comenzó la construcción de la obra renacentista de Vandelvira. Se accede a ella por una puerta situada a la izquierda del altar de la capilla de Santiago, pasando antes por una pequeña antesala cuadrada y rodeada de armarios, también se accede a la misma por un pasadizo desde la sacristía. El acceso a la sala capitular se hace por un gran arco que subraya la monumentalidad del lugar, caracterizado por su composición clásica y su imponente bóveda de cañón decorada con formas geométricas. Los muros aparecen decorados por unas sucesión armónica de pilastras jónicas ligeramente resaltadas de la pared y arcos de medio punto, en los que se abren bellos nichos, que dan estructura a la composición. La bóveda está ornamentada con una sucesión de cuadros. La configuración de este espacio lo encuadra dentro del estilo renacentista en su versión de pureza clásica.
En los dos lados de la puerta se encuentran dos grandes armarios que guardan el archivo de actas capitulares. En ambos lados de la estancia hay un banco corrido que ocupa los laterales. Para terminar se encuentran los escudos de la catedral a un lado y el del obispo Sancho Dávila Toledo al otro.
Al frente hay un retablo del siglo XVI de Pedro Machuca, discípulo de Miguel Ángel, siendo la única decoración de la estancia. Está formado por tablas simétricamente distribuidas entorno al motivo central de San Pedro de Osma. Se compone por tres calles de tres cuadros cada uno, separados por marcos tallados con racimos de parra en cuyos cruces hay medallones de efigies de santos, en los largueros divisorios también hay pinturas de santos. En las tablas se representan, en el primer cuerpo los cuatro Padres de la Iglesia, sentados en sillas moriscas leyendo o dialogando entre ellos; en el segundo, en su parte central, San Pedro de Osma y a sus lados San Pedro y San Pablo y en el tercer cuerpo, se halla la Virgen de la Piedad o Virgen del Manto con el Niño, a sus pies aparecen el obispo Pedro Pacheco Ladrón de Guevara y otros miembros del cabildo en actitud orante, y a sus lados los evangelistas San Juan y San Lucas. En la coronación del retablo, en forma de óvalo, hay una tabla con el Santo Rostro.[20]
Sacristía
Se entra desde el crucero del lado del Evangelio.
En la ante-sacristía se encuentra el escudo del obispo Diego Tavera (1555-1560), bajo cuyo mandato se realizaron estas obras.
Las medidas de la sala son de 25 por 14 metros, con ochenta columnas corintias, de las cuales 36 son exentas y 44 semi-adosadas, todas agrupadas en cuatro, sobre 18 pedestales. Tiene una doble arquería con cubierta de bóveda de cañón decorada. En el muro derecho tiene cinco ventanas entre los intercolumnios, que le proporcionan luz natural. En el lado izquierdo, hay pinturas que son copias de cuadros de Raffaello Sanzio. Los ornamentos que se emplean en las liturgias, están guardados en unas enormes cajoneras que hay alrededor de toda la sacristía, entre las bases de las columnas. Apoyado en la cabecera central hay un retablo-relicario de Alonso de Mena.
Se encuentran una serie de pinturas murales representando la Virgen con Niño y escudos de obispos del año 1608, además de unos lienzos de Santa María Magdalena y los evangelistas enmarcados con pintura mural figurando jaspes. Estas pinturas fueron restauradas en 1992. [21]
Museo catedralicio
El museo se encuentra situado bajo el piso de la sala capitular y la sacristía. Aprovechando su distribución tripartita se habilitaron tres salas de exposición para los tesoros artísticos de la Catedral y de otras iglesias de la diócesis.
Las pinturas están datadas entre finales del siglo XV y del siglo XIX, aunque el período con mayor número de obras es el barroco.
- Piedad. Pedro Machuca. Siglo XVI.
- La Sagrada Familia de la Cinta de Pedro Machuca. Siglo XVI.
- La Anunciación. Escuela flamenca. Siglo XVI.
- Flagelación. Alonso de Baena. Siglo XVII.
- Adoración de los Reyes. Escuela italiana. Siglo XVII.
- Discípulos de Emaús. Siglo XVIII.
En escultura hay más obras renacentistas que no barrocas.
- San Lorenzo. Siglo XVI
- Nacimiento. Relieve policromado. Siglo XVI.
También destacan las llamadas "obras menores", obras realizadas en alabastro, coral, bronce, forja y orfebrería, entre las que cabe destacar un retablo pequeño de madera y alabastro renacentista con el tema de la Crucifixión, un Descendimiento de alabastro inspirado en diseños flamencos manieristas, el Relicario de Santa Cecilia, de madera de ébano con incrustaciones de bronce, de influencia italiana.
La Custodia
La Custodia del Corpus Christi actual es una réplica de la efectuada por Juan Ruiz "El Vandalino", el cual firmó el contrato para realizarla el año 1533 y para ello se trasladó a vivir a la ciudad de Jaén, donde el cabildo catedralicio le había puesto casa y obrador junto al convento de la Merced.
La obra, realizada en plata, era de planta hexagonal, de seis cuerpos que iban disminuyendo progresivamente. En el primer coso, estaba colocado el viril sostenido por ángeles con un diámetro de unos doce centímetros, rodeado por columnas con imágenes de los apóstoles; el segundo coso había tallados ángeles junto con Abraham e Isaac, al tercero, estaba la imagen de la Virgen, en el cuarto la de San Juan y el quinto y sexto, en disminución hasta terminar con la coronación del Resucitado. Hacía dos metros de altura y su peso era de 109 kilos. Fue destruida durante la Guerra Civil española en 1936.
Alexandre de Laborde, hizo una reseña de la Custodia en su obra Itinerario descriptivo de las provincias de España, de 1809.[22]
►
Bulas papales
Salvatoris Domini
El Papa Clemente VII promulgó en el 20 de diciembre de 1529, a petición del cardenal obispo Esteban Gabriel Merino, una bula por medio de la cual se concedía, por instrucción del obispo:
«Indulgencia y absolución a la cofradía de veinte mil hombres y veinte mil mujeres honestas que contribuyeran con la limosna de un real de plata y además a todos los fieles que visitaran la catedral y confesaran en el Viernes Santo o el día de la Asunción. Además de contribuir a su reedeficación, favor que se concedía porque la catedral de Jaén padece gran detrimento en su fábrica y edificio y aún en muchas partes amenaza ruina.» — Extracto de la bula Salvatoris Domini promulgada por Clemente VII
Desiderantes
Esta bula expedida por el Papa Julio III el día 14 de julio de 1553 y solicitada por el entonces obispo Pedro Pacheco Ladrón de Guevara, confirmaba y concedía nuevas gracias a la bula del papa Clemente VII. El original se conserva en el archivo de la Catedral.[23]
Iglesia del Sagrario
Ver: Iglesia del Sagrario (Jaén)
Es una edificación adosada a la fachada norte de la Catedral. Realizada debido al desnivel y a los daños ocasionados por el terremoto de Lisboa en 1755. El proyecto de esta obra fue diseñado por el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez en el año 1764, aunque la ejecutó su sobrino Manuel Martín Rodríguez. Se inauguró en el año 1801 y se consagró el 22 de marzo de ese año.[24]
Candidatura a Patrimonio de la Humanidad
El Ayuntamiento de Jaén y la Junta de Andalucía trabajan para anexionar la Catedral al expediente de Patrimonio de la Humanidad de Úbeda y Baeza. Ambas ciudades se adhirieron al proyecto de ampliación del expediente el 27 de enero de 2011. Para la realización de estos trabajos se ha contratado a un equipo multidisciplinar que elabora un estudio de la catedral jiennense.
A principios de de enero de 2010 el Cabildo catedralicio decidió comenzar a cobrar en un futuro a los visitantes la entrada a la Catedral durante las horas no destinadas al culto, para poder así sufragar los costes de conservación y reparación de la Catedral, necesarios para su aprobación por la UNESCO. Entre las reparaciones más urgentes se encuentra la de la techumbre y la cúpula central, que debido al temporal de lluvias del invierno de 2009-2010 presentan goteras y otros desperfectos.
Modelo para otras catedrales
Un estudio,[25] ha descubierto que la catedral de Jaén sirvió de modelo para la construcción de otras catedrales en América [26]y en España. [27]Ejemplo de esto son las catedrales de Málaga, Mérida, Guadalajara, Guajaca, Puebla, Morelia, Ciudad de México, Lima, Bogotá, Sucre, Cuzco y la de Antigua Guatemala.
Galería de imágenes
Referencias
- ↑ Galera Andreu, Pedro Antonio,1994 El contrato de Andrés de Vandelvira en la Catedral de Jaén. Tiempo y espacio en al arte: homenaje al profesor Antonio Bonet Correa. Volumen= 1 ISBN 84-7491-491-4 pp.401-414
- ↑ Ruiz Calvente, Miguel 2010 El contrato de Alonso Barba con el cabildo de la Catedral de Jaén. pp. 211-234 Boletín del Instituto de Estudios Giennenses issn= 0561-3590
- ↑ Galera Andreu, Pedro Antonio,Catedrales de España. La Catedral de Jaén (1994)ISBN 84-241-4683-2volumen 5, pp. 177-248
- ↑ Llop i Bayo, Francesc, Inventario de las campanas de la Catedral de Jaén. (2011) Inventario de las campanas de las Catedrales de España. Ministerio de Cultura. Las campanas se concentran en una torre, la torre oeste o de las campanas, mientras que la otra permanece vacía
- ↑ Poveda, Juan Esteban,La Catedral de Jaén da la campanada.31 de diciembre de 2010 (...) las campanadas no partirán de un reloj cualquiera. Según el cronista oficial de Jaén y columnista de IDEAL, Vicente Oya Rodríguez, el reloj de la torre fue donado en secreto por Luis Civera Pérez (...)
- ↑ Melendreras Gimeno, José Luis (1987) El tabernáculo del altar mayor de la Catedral de Jaén Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, número= 131 issn 0561-3590 pp. 9-16
- ↑ Aragón Moriana, Arturo (2002) Aportaciones para el estudio del retablo de la Capilla Mayor de la S.I. Catedral de Jaén. Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, número: 182 issn: 0561-3590 pp.43-78
- ↑ El Santo Rostro de Jaén, Asociación Iuventa
- ↑ Lázaro Damas, María Soledad, Consideraciones en torno a Sebastián Martínez Domedel y su obra, Boletín de Estudios Giennenses, n.º 153 (1994), pp.299-314
- ↑ La destrucción del archivo de la catedral en aquel año es una fecha cierta, ya que el documento más antiguo que se conserva es una bula del papa Urbano V de julio de 1378. Guillermo Alamo. Iglesia Catedral de Jaén. Historia e Imagen. 1968.
- ↑ Iconografía Mariana en la sillería del coro catedralicio de Jaén. El banco de los caballeros. Lázaro Damas, María Soledad (1993) Cuadernos de arte e iconografía issn= 0214-2821 Tomo VI número 11 pp. 515-520
- ↑ Gómez Moreno. Arte Español. La Sillería del Coro de la Catedral de Jaén. 1941. Madrid
- ↑ [http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai1155.htm Iconografía Mariana en la sillería del coro catedralicio de Jaén
- ↑ Tabla del coro con la representación de la Crucifixión.
- ↑ http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai1155.htm Iconografía Mariana en la sillería del coro catedralicio de Jaén. El banco de los caballeros. Lázaro Damas, María Soledad (1993) Cuadernos de arte e iconografía, issn= 0214-2821 Tomo VI, número= 11 pp. 515-520
- ↑ Medina Crespo, Alfonso (1997) Órgano de la Catedral de Jaén,número 167mpp. 309-344 Boletín del Instituto de Estudios Giennenses. Instituto de Estudios Giennenses issn= 0561-3590 http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1200551]
- ↑ Álamo Berzosa, G. (1968). p. 155
- ↑ Morales y Marín, José Luis. Mariano Salvador Maella en el reinado de Carlos IV. Apuntes biográficos. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, núm. 69. pag.94 en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
- ↑ Caro Cruz, José (1981) Machuca y La Sagrada Familia con San Juanito, del Museo de la S. I. Catedral, Boletín del Instituto de Estudios Giennensesm, número 10pp. 109-116 issn= 0561-3590[ http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2065118]
- ↑ Martínez Ruiz, Alfonso (1999 ), El retablo de San Pedro de Osma: aspectos estructurales y constructivos, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses número 171, pp. 295-304 issn= 0561-3590 codigo=1211248
- ↑ Las pinturas murales de la sacristía de la Catedral de Jaén y su restauración.
- ↑ Jaén, por Alexandre-Louis-Joseph de Laborde (1773-1842)
- ↑ Juan Higueras Maldonado. Bulario del Archivo-Catedral de Jaén (s. XIV-XX). Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, ISSN 0561-3590, núm. 128, 1986 , pp. 9-78 .
- ↑ La Decoración del sagrario de la Catedral de Jaén dialnet.unirioja.es
- ↑ Investigan qué catedrales están inspiradas en la de Jaén (2008)Diario Ideal
- ↑ La influencia de la Catedral en América es confirmada a través de documentos(2009) Diario Ideal
- ↑ La influencia de la Catedral no sólo se limita a Iberoamérica Viva Jaén
Bibliografía
- Álamo Berzosa, Guillermo (1968). Iglesia Catedral de Jaén, Historia e imagen. Jaén, Obispado de Jaén. OCLC 16931353
- Historia de la Arquitectura Española. Editorial Planeta. Año 1.986. Tomo 3: Luis Cervera Vera: Arquitectura Renacentista. Tomo 4: José Manuel Cruz Valdovinos, Enrique Valdivieso Gonzáles, Wifredo Rincón García, Fernando Chueca Goitia.
- El Renacimiento en Andalucía. Jornadas Europeas sobre Patrimonio. Año 2.006. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
- Galera Andreu, Pedro A. (1993), La Catedral de Jaén, León, Editorial Everest. ISBN 84-241-4884-3.
- Navascués Palacio, Pedro (1997), Catedrales de España, Madrid, Espasa Calpe. ISBN 84-239-7645-9.
- Ulierte Vázquez, María Luz de, Capillas y retablos en la catedral de Jaén (2007) Elucidario: Seminario bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá ISSN 1885-9658 capítulo= 3 pp. 189-208 [1]
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